Con estas tres palabras terminaba el video que me regaló Sue44. Con estas palabras, sus palabras, he despedido a todos los concursantes de GH14 al salir de sus habitaciones, esta mañana en Madrid. Es una costumbre que ya conocéis: paso por sus hoteles, les saludo, les agradezco su participación en el concurso, les deseo suerte y les pido que se dejen la piel, que se impliquen, que aprovechen la oportunidad de haber sido elegidos entre tantos miles que lo desean. Todos me aseguran que así lo harán. Solo el paso del tiempo nos lo dirá; yo siempre confío.
Mientras recorría las calles de la ciudad con mi compañera Esther y Álvaro, el conductor que seguía a la perfección el plan de producción dibujado por María Ramos, he tenido tiempo de recordar algunas cosas: he recordado a mis compañeros que, en éstos tiempos duros de pérdidas de puestos de trabajo, nos abandonaron; a ellos es quienes más he tenido presente quizá porque han sido muchos años de repetir las liturgias que componen este programa que amo tanto. A todos los llevo conmigo.
También he recordado las caras de los que ya fueron nuestros, de todos vosotros y de nosotros: los concursantes del año pasado. Aquellos que, al abrir la puerta de sus habitaciones, me escucharon con atención y cariño; los que tenían todo por delante, los que soñaban con entrar en esa casa a la que tan pocos logran llegar. Recordaba lo que había ido bien y lo que no logré solucionar. Me gustaría que algún día pudiera deciros que todos los nudos se han deshecho, que ya no quedan nubarrones, que nos hemos entendido. Espero lograrlo.
Este año no habrá grada VIP pero, en un plató espectacular, precioso, habrá sitio para que mis ex-concursantes puedan visitarnos y puedan opinar. Ya lo sabéis pero lo repito: para mí son imprescindibles porque nadie como ellos puede entender las cosas que pasan entre esas paredes transparentes.
He luchado contra el geobloqueo, una palabra nueva para mí, lo confieso, y a éstas horas todavía no sé si los que vivís fuera de España podréis tener lo que nos estáis pidiendo insistentemente. No me olvido de vosotros.
Hoy por la tarde, cuando escribo este post, hay dudas de si entrará o no uno de los aspirantes. Las normas de GH son estrictas y sería una pena que alguien las hubiera roto. Nada está decidido, nada está cerrado todavía pero son horas de tensión, de incertidumbres.
A partir de mañana un grupo de chicas y chicos empezarán una convivencia que ojalá nos fascine como siempre lo ha hecho. Ojalá como me ha escrito mi sobrina Ana desde muy lejos: “ te mando mucha energía para empezar el nuevo viaje al que todos nos queremos sumar para aliviar tantos dramas, tanto dolor; para reírnos, para llorar, para enamorarnos, para aprender. Eso es lo que queremos de este GH14: buen rollo todo el tiempo” Buen rollo todo el tiempo no sería verdad, no sería la vida; a lo demás me sumo a muerte. Deseo una convivencia de verdad, una participación entusiasta; deseo que como nos ha pasado tantas veces, nos roben el corazón en Guadalix y los próximos meses sean un cúmulo de aventuras y sentimientos que nos arrollen. Eso deseo y estoy segura de que a muchos, muchísimos de vosotros, os pasa igual que a mí.
Este año, quizá más que nunca, los que hacemos GH sentimos una responsabilidad mayor para lograr que nuestro programa ayude a aliviar momentos de gran desasosiego. No somos más que un concurso, un programa de entretenimiento que logra despertar sentimientos y pasiones. Si logramos ayudaros, si todas las horas que a partir de mañana llenarán ratos de televisión, de blogs, de comentarios, os sirven, seremos mucho más felices. Vamos a poner todo nuestro empeño y, cuando digo “vamos” es porque más que nunca siento que todos los que de una forma u otra hablamos de GH, estamos unidos y caminamos por la misma traza. Podemos sentir y pensar diferente, podéis pelearos, enfadaros, es igual: todos somos Gran Hermano; así lo siento este año más que nunca.
Por eso he elegido la foto de los leones que se acercan sedientos a esa charca en África: tenemos sed de GH, contamos las horas para que Álvaro Díaz, el director de las Galas, me diga por el pinganillo “estamos dentro”. A partir de ahí se desvelará el secreto en el que han estado trabajando contrarreloj todos mis compañeros de Zeppelin y Telecinco; a partir de ahí beberemos y nos saciaremos en un programa que, contra viento y marea, hemos hecho nuestro porque nos gusta, nos emociona, nos cabrea y nos deja decidir.
Estemos tranquilos todos porque como dice Sue44 y han escuchado todos los concursantes o casi todos hace unas horas: “TODO IRÁ BIEN”