La casa Avène, fabricantes de cremas, citan a un grupo numeroso de periodistas una vez al año para pedirnos socorro.
Hasta hace relativamente poco tiempo el sol, tomar el sol, mejor dicho: no era algo peligroso para la mayoría de todos los españoles. Estar moreno era un signo de estar sano; de estar incluso guapo, de ser más atractivo. A algunos nos costaba mucho más que a otros ponernos morenos y utilizábamos todo tipo de mejunjes para lograr ese color dorado. El moreno bonito costaba lo suyo pero, como decía cada verano al volver de las vacaciones mi compañero de entonces en la radio: Hilario López Millán, “tanto trabajo para que en dos duchas calientes, te quedes sin él”.
Tomar el sol nunca había sido tenido en cuenta por las mujeres y los hombres hasta hace 80 años; más bien todo lo contrario, pero una vez probado, no había marcha atrás: gustabas y te gustabas más, moreno.
Los dermatólogos como los neumólogos, tardaron años en advertirnos de los males que producían los cigarrillos y las panzadas de sol y cuando lo hicieron éramos esclavos de las dos cosas. Por suerte para mí no sufrí por liberarme de ninguna de las dos pero acabo de pagar la consecuencia de una de ellas.
Esta mañana mi amigo Javier Herrero, médico de cirugía plástica, reparadora y estética, me ha rajado la cara y ha extraído un pequeño quiste que era mejor que no lo llevara conmigo. Hace un tiempo, el dermatólogo Joan Dalmau y él, analizaron el tejido de una mancha en mi cara y me recomendaron extirpar sin mayores problemas.
El jueves pasado compartí con los seguidores de Gran Hermano, al final del programa, este hecho. Muchas personas me habéis hecho llegar mensajes de apoyo y de ánimo que agradezco infinitamente pero, os aseguro, que no hay de qué preocuparse. Lo dije sabiendo cuales serían las consecuencias y lo hice con todo conciencia. Os cuento.
Este año no podré asistir a esa jornada en la que los dermatólogos de toda España, ahora sí y desde hace ya unos años, nos avisan de la gravedad de tomar el sol sin protección. Me pareció que el mayor favor que podía hacer a la lucha contra el melanoma, ese cáncer de piel que se lleva a tanta gente por delante cada año, era compartir mi realidad, mi mancha. Lo mío no es un melanoma, por suerte, pero, si no lo hubieran intervenido, podría haber llegado a ser peligroso.
Os pongo unas fotos de un trocito de mi cara y las manos de mi querido cirujano, trabajando en ella pero también os pongo y os recomiendo que lo leáis y hagáis mucho caso, las fotos de la campaña de laboratorios Avène, un año más.
Es tan sencillo como esto: si te pones al sol, hazlo con la máxima protección. No dejes que tu piel enrojezca. Si observas alguna mancha que antes no tenías, ve a que te la analicen. Cogido a tiempo no es peligroso. Si llegas tarde, puedes pasarlo muy mal.
España es un país de sol, turismo, playa y cremas solares. La mayoría de nosotros adoramos la playa, el moreno del sol, ese calorcito, el agua del mar...pero no podemos permitirnos estupideces: el sol es muy sano pero puede ser asesino: domínalo, no dejes que te coma el terreno y la piel.
Los niños son especialmente sensibles, no es ninguna exageración; en cualquier farmacia os lo dirán y os ayudarán a hacerlo bien, a no jugar con fuego.
El Jueves espero estar más visible que hoy aunque, si maquillarme fuera a hacer daño a la herida, tened por seguro que trabajaría a pelo, sin taparla ni cubrirla porque en éstos momentos, lo más importante es que se cierre bien.
Desde hace muchos años salgo a la calle cada día con protección 50 en mi cara pero algo debió fallar para que el sol dañara un trocito de ella y hoy esas manos mágicas del Doctor Herrero, hayan puesto el contador a cero.
Quedáis avisados. Ahora ya lo sabemos: el sol y los cigarrillos nos hacen daño, nos pueden traer enfermedades evitables.