Ayer me llegó este mensaje desde el móvil de Jaime de Marichalar. Lo publicito porque él mismo me lo pedía.
“Contra el frente popular (en minúscula) que proponen algunos, pon una Bandera Nacional (en mayúscula) en tu balcón, hasta la coronación del Rey Felipe. Pasarlo”
Han pasado muchos años para haber aprendido de nuestra historia, pero este mensaje me demuestra que, desgraciadamente, no han sido suficientes.
Ayer Rafa Nadal volvió a emocionarnos. Arrastrando dolores y calambres en la espalda, en todo su cuerpo, que ni él mismo sabrá cómo supera, jugó un extraordinario partido de tenis y se llevó por novena vez esa copa que tiene sus dientes marcados en ella.
A veces me gustaría decirle al oído, sin que nadie más que su tío Toni me oyera, que en Madrid, en la carretera de Burgos, a la altura de la urbanización Valdelagua, una doctora experta en el tratamiento del tejido conectivo, la Doctora Sacristán, le resolvería esos dolores que tantos, a lo largo y ancho del mundo, han tratado, inútilmente de momento, de curarle. Ella lo ha hecho con otros deportistas con lesiones desesperantes y lo acaba de hacer con una chica parapléjica, como consecuencia de un accidente, que no podía moverse sin una silla de ruedas. Me han dicho que la han visto caminar con muletas y pedalear en una bici estática. Me gustaría que Rafa la conociera, confiara en ella, probara esas manos mágicas.
Hoy celebro su triunfo y su lucha con esta fotografía que me llega desde París. Estas chicas tuvieron la suerte de disfrutarlo en esa pista central de uno de los Torneos más importantes del mundo: Roland Garros. Ellas representan para mí la alegría y felicidad que Rafa Nadal nos regala siempre. Esa bandera española podría haberla llevado yo que no soy amiga de llevar banderas, esa sí.
Esa bandera española, que mis amigas se llevaron a París para animar a Rafa, sí siento que me representa. La otra, la que los amigos de Jaime quieren que pongamos en nuestros balcones, no; y no solo no lo hace, sino que me llega a agredir. Soy amiga de Jaime, le tengo mucho cariño, pero esta vez no puedo hacer lo que me pide.
La bandera española estuvo cerca del corazón de millones de españoles cuando nuestros futbolistas ganaron el Mundial. Aquellos días parecía que nos íbamos a poner por fin de acuerdo y esa misma bandera iba a representarnos a todos. Casi se consiguió y así lo recuerda esa otro foto de ese día grande que también publico hoy.
Iker Casillas, Letizia Ortiz y Rafa Nadal. Los tres envueltos en esa tela en la que cabíamos todos.
Estamos viviendo días de importantes novedades históricas, manifestaciones, opiniones, cambios y esperanzas. Vivimos días que vuelven a hacer presente nuestra historia, esa que deberíamos haber aprendido bien.
Los Príncipes de Asturias están dando los primeros pasos de un camino que estrenan. No sabemos lo que piensan, no sabemos cómo les gustaría empezar su reinado, pero podemos sospechar algunas cosas.
Felipe de Borbón quiere ser un Rey que su país acepte democráticamente, serlo porque le quieren. Estos días, personas de distintas partes de España están pidiendo en la calle y en los medios de comunicación que se les deje votar en un referéndum: Monarquía o República. Parecen completamente sensatos los argumentos que dan para defender su derecho a decidir la forma de Estado.
Otros sienten que la Constitución del 78 ofrece suficientes garantías para que todo el proceso de abdicación de don Juan Carlos, y la llegada de su hijo a la jefatura de Estado, reúna los imprescindibles requisitos democráticos. Es en momentos como estos cuando uno bendice la hora de tener una Constitución votada por la mayoría absoluta de la población como herramienta de funcionamiento de las instituciones.
El matrimonio que llega ha dado en todas las ocasiones oportunas muestras de ser personas preparadas para el trabajo que necesitamos que hagan. Están especialmente sensibilizados a evitar desigualdades sociales y huyen, lo han hecho siempre, de privilegios que no sean estrictamente imprescindibles.
Letizia Ortiz, la Princesa de Asturias que, si todo sucede como está previsto será nuestra Reina en breve, es una compañera de profesión que demuestra cada día que ha entendido cual es su papel, ha aprendido a realizar un trabajo completamente nuevo para ella y se ha hecho respetar porque no ha cometido errores. Es casi imposible que con esas condiciones no vayamos a disfrutar de su bien hacer y, por encima de todo, de su entrega e ilusión por ser útiles a los españoles. Solo así pisarán tierra firme. Espero que no den nunca nada por hecho.
El tercero de la foto es Iker Casillas. A él, y a través de él a todos los que han viajado a Brasil a darnos alegrías, le incluyo en este post de banderas por lo que ya he dicho antes: lograron unir lo que nadie antes ni después ha conseguido. El deporte sí lo hace y ojalá nos volvamos a pintarrajear la cara como Rafa y nos envolvamos como si de un manto mágico se tratara en nuestra bandera, la bandera de todos, donde cabemos todos, donde se vive mucho más a gusto si no nos separan otra vez. Hemos aprendido y queremos una bandera aséptica con la que podamos envolver el corazón cuando lleguen las emociones y, vive Dios, van a llegar.