De la Riva, una de las mejores casas de comida de España
Presumen de ser una casa de comidas y lo llevan a rajatabla, porque no dan cenas. Y es que en “De la Riva”, los almuerzos son un ritual que sabes cuando empieza, pero nunca cuando puede finalizar. Los clientes, asiduos durante décadas, no tienen horas de salida. Lo mismo se enzarzan en interminables partidas de cartas, que leen o repasan sus papeles. El día que estuve, pude escuchar arias de opera en mi propia mesa, mientras al lado las cartas y los cubalibres echaban humo y en frente podía ver a un eminente abogado, sólo en su mesa, leer libros y preparar, seguro, la defensa de algún cliente. Mi almuerzo se prolongó hasta las nueve de la noche y podría haber continuado si yo mismo no me pongo freno.
De la Riva, lleva funcionando desde 1.932, aunque en su nueva ubicación (c/Cochabamba, 13 28016 91-458 89 54) desde mediados de los años 80. Pepe Morán, su actual gerente, heredó las buenas maneras de su maestro y fundador de este extraordinario restaurante, Pepe Gil que junto a su cuñado Daniel de la Riva, sentó las bases de esta auténtica catedral del buen hacer y el mejor saber gastronómico. Pepe Morán y su fabuloso equipo funcionan como un reloj. Aquí podéis ver al singular Pepe, y al resto, el jefe de cocina Angel Molina que proviene del antiguo De la Riva; Miguel Velasco, cocinero; Arturo, ayudante de cocina; Lucio, Pedro, José Montilla, Jesús Gutierrez, Raul, Sebastián y Villegas (perdón si se me olvida alguno). Todos ellos son una maquina perfectamente engrasada, tras décadas trabajando juntos. Todos comparten la misma filosofía, la del mejor servicio. Los clientes son amigos y como tales, se les trata
Cada día despachan un botellón de 27 litros “Miros” de la Ribera del Duero, un vino francamente recomendable de Bodegas Peñafiel. Con tan buen caldo, Pepe te recomienda el producto que por la mañana ha comprado personalmente en el mercado. El día de marras, nos obsequió con unas deliciosas alcachofas con jamón del bueno, unas sabrosísimas coquinas a la sartén, cigalas y unos salmonetes que tenían, aún, el sabor del mar en sus branquias.
Abundan también los guisos. Todos los días elaboran uno. Desde lentejas estofadas con chorizo, alubias, cocidos, hasta unas patatas con costillas de cerdo, que fue las que probé con muchísimo gusto. ¡Espectaculares!
Lo mejor estaba por llegar. Ese día uno de los segundos platos que recomendaban era un pecho de ternera hecho al horno, que son de los que uno recordará durante mucho tiempo. Para la ocasión elegimos un Tinto Valbuena 5º 2003 de Vega Sicilia, que le venía al pelo
Y después….una tertulia interminable, a la que se van sumando personas, amigos de la casa. El almuerzo se convierte en eso, en puro deleite, en palabras, en amistad. Así se escribe lo mejor de la vida de uno…..