"Dantxari" , cocina vasco-navarra sin mariconadas
Lo de "mariconadas" no lo digo yo, se lo he escuchado decir al locuaz chef y dueño de "Viridiana", Abraham Garcia. Inducido por su sapiencia, me decidí a explorar este santuario y exponente de la mejor cocina del norte. Si seguís este blog, os daréis cuenta que voy explorando alternativas viables para el bolsillo, algo nada desdeñable para estos tiempos de crisis, y de calidad contrastada. "Dantxari" (c/ Ventura Rodriguez, 8 28008 Madrid 91-5423524) es un claro ejemplo de lo que siempre voy buscado. Esta "supertasca vasca", como la han apodado los que saben de esto, está muy alejada del absurdo y anacrónico tópico de montar una sidrería en pleno centro de Madrid (las sidrerías están donde deben de estar, en Asturias y en Guipúzcoa), y dista mucho del elitista concepto de restaurante vasco tan al uso en la capital. "Dantxari" acaba de cumplir once años. Un tiempo en el que Jesús Medina y Eduardo Navarrina (atentísimos a la hora de sugerir y servir a los clientes) y Angel Alonso en los fogones (formado con Martín Berasategui), han sabido hacerse con una clientela que entiende de que va esto. No los veréis en los medios, como a tantos otros, pero conocerlos, probar su honesto concepto de cocina, y ya me contaréis algún día.
Mi pasión por las croquetas me llevó a probar las que elabora esta casa. Solamente las hacen de bacalao y probablemente sean de las mejores que se hacen en la capital. Deliciosas….y la ración no llega a los diez euros.
Otro entrante especialidad de la casa, son unos sorprendentes rollitos de langostino y verdura en juliana en salsa de soja, hechos con una crujiente y nada aceitosa pasta brie.
Contagiado por el lugar, que asemeja a la perfección a un caserío vasco, me dejé llevar por suntuosidad de un bacalao al pil pil, que me ha dejado el mejor de los recuerdos. Tantos años viajando por Portugal y hasta por el Pais Vasco, para saber que el mejor bacalao lo iba a tener a pocos metros de mi propia casa.
Y cuando creía que todo estaba ya dicho y hecho, me sorprendieron con un postre casero digno de mención. Se trató de una tarta de manzana de un finísimo hojaldre acompañado de un maravilloso helado de pan integral con frutos secos y Pedro Ximenez. ¡Que barbaridad!
Subyugado por el Pedro Ximenez, ese vino tan sugerente y tan genuinamente español, me decante por uno envejecido de veinte años que fue la perfecta rúbrica junto a un café "Blue Mountain" de Jamaica y mi inseparable habano. Un descubrimiento. De verdad, sensacional…