Todos contra Valeria

Anoche Valeria debió sentir más que nunca el rechazo de sus compañeros. Rechazo e incomprensión es lo que ha venido recibiendo desde el comienzo del concurso, solo que a estas alturas las espadas están en lo alto y cualquier actitud poco amigable muy exacerbada. No faltó ni siquiera la traición de Olga, que había estrechado su mano en un pacto de no nominación mutua y finalmente escribió su nombre en el pergamino de las nominaciones. “Vale”, escribió Olga, con lo que igualmente podía estar avisando de que ahora venía lo de no cumplir lo prometido o se trataba del nombre de la actriz acortado. Pocas cosas detesto más que ver a alguien emplear un apelativo que comporta familiaridad sobre una persona a la que no soporta.
Está claro que Olga no traga a Valeria, del mismo modo que casi nadie termina de soportarla. Siendo así, sería preferible que no la llamase Vale, mucho menos si es para nominarla después de haber prometido que nunca lo haría. Olga es experta en liadas. Es capaz de enredar la madeja hasta dejar confuso al gato más experimentado. En este caso ha elegido bien su víctima porque la italiana se deja liar con especial facilidad al no controlar con perfección el idioma. Anoche Valeria contaba a la audiencia el compromiso de Olga sobre no nominarla en ningún caso esta semana. Lo expresaba así: “Me ha dicho que no me va a nominar nunca”. Esa cierta ambigüedad que determina el nunca le sirve a Olga para intentar dejar en evidencia pillando a su enemiga en una mentira. Tanto que obliga a Gianmarco a explicar cansado algo evidente.
En el vídeo de la madrugada ante el fuego ofrece Olga una lección sobre cómo enredar a otra persona hasta lograr que la conversación tome una apariencia caótica y confusa. Al final es casi imposible no pensar que alguna mentira está oscureciendo de tal manera el relato. Pero no es responsable una mentira, sino Olga. La sucesión de preguntas a Valeria sin apenas dejar que esta se explique unida a una intencionalidad clara desde el comienzo de la conversación le permite conseguir el resultado deseado. Da la impresión de que Valeria miente y cambia su versión. Más grave aún, hace que los presentes crean haber escuchado cosas que no se han dicho.

Con frialdad y aparente facilidad, Olga consigue liársela a Valeria y convencer a Alejandro de que su compañera ha menospreciado su trabajo de toda la madrugada en el fuego. Por suerte, Alejandro presta atención en la escucha del vídeo y se da perfecta cuenta de que Valeria nunca ha dicho aquello que Olga afirma. Produce cierta desazón porque es como una práctica de interrogatorio policial en la que solo hay poli malo. Y eso está pasando a primera hora de la mañana, con todos despegando el ojo para empezar una nueva jornada. Pero Olga está ya levantada en armas y entregada a liársela a la pobre Valeria. “Yo no miento nunca”, dice Olga, lo cual es necesariamente una mentira.
Valeria es insoportable e irritable muchas veces. Gusta de hacer lo que quiere y no dar importancia a lo que los demás le dicen. No es la mejor actitud en un concurso donde es necesario convivir con un grupo de personas y entre todas es importante que hagan ciertas tareas para el bien común. Ese complicado engranaje se resiente cuando hay un eslabón que falla. Y Valeria falla muchas veces. Ahora bien, la presión que algunos de sus compañeros ejercen sobre ella logra el milagro de que me posicione de su lado, olvide todo lo malo que muestra casi cada día y siga deseando que les haga rabiar con su presencia tan solo. ¿No es suficiente poder para un concursante sacar de quicio a otros solo por estar?
Igual que Alejandro se dejó medio engañar antes de tener ocasión de escuchar el vídeo, veo a Melyssa muy influenciada por Olga a la hora de valorar a Valeria. Se equivoca cuando ve mal que concentre las quejas en esa compañera porque en realidad es Jorge Javier quien le pide e insiste que diga el nombre de un compañero o compañera que sea especialmente duro en el trato. Se resiste a dar un nombre, pero es obligada. Poca culpa tendrá por ello. Melyssa ha pasado a ser muy beligerante con Valeria y eso es preocupante en la medida que revela las influencias a las que me refiero. No sé si este posicionamiento puede perjudicar a Melyssa, pero ayudarla estoy seguro de que no.
En el juego de recompensa de esta semana la clave estaba en elegir jugar en el equipo de la derecha. Todos los ganadores fueron de ese lado, con lo que casi sobraron enfrentamientos. Antes de empezar sabíamos que el hacha caería inexorablemente a la izquierda. Lo mejor de la prueba fue comprobar que Omar no solo es partidario de competir antes que de compartir, resulta también ser un egoísta integral. Lara se queda sin poder jugar por el capricho de la fortuna. Al no haber competido el programa le ofrece compartir la mitad de la recompensa de uno de los protagonistas. Con qué celeridad se mueven los concursantes cuando piensan que tomar una decisión rápida es mejor para ellos. Al final, la presentadora pregunta a Lara y esta, atendiendo a las recompensas, prefirió la media pizza de Omar. A Omar le pareció fatal compartir su pizza con una compañera que ni siquiera había pasado la prueba. Como si hubiera sido por su elección. No parece lógico que al castigo de no jugar se le una el de no disfrutar ninguna recompensa.

La postura de Omar es como de un niño chico que patalea protestando sin ser consciente de lo absurdo de su queja. Lara llegó a plantear la renuncia a su parte del premio para que Omar no se sintiese mal ante el infortunio de compartir la mitad. Si esto llega a pasar sería oportuno que el programa proporcionase una pizza completa a Lara. Tal vez así podría Omar llegar a entender por qué es mucho mejor colaborar que competir. Aunque en tal caso pasaría ante sus ojos como un murmullo. Hay sutilezas para las que no están preparadas algunas personas.
Agustín Bravo cayó ante Lara (lógico), Valeria (vale) e, incluso, Sylvia (una faena). Quiero decir que me parece más humillación que le venciera Sylvia a Lara, aunque ya lo dije ayer: “Si alguien prefiere que salgan Lara, Sylvia o Valeria antes que Agustín es porque no le importa aburrirse”. Esto solo valdría para explicar su destierro. Agustín y su admirable cabellera (habla la envidia, efectivamente) ha dado una lección de saber estar a sus 60 bien llevados años. Pero ha sido de esos concursantes cerrados en sí mismos, temeroso de expresar abiertamente su opinión ante las cosas que le rodean. Prefería hablarlo en petit comité, intentando no molestar.
Ya en playa destierro se enteró Agustín de que el televotó fue cerrado anoche, pero no lo sabrán hasta el próximo lunes. Ni su cara expresó felicidad al enterarse ni mucho menos las de Lola y Palito. Si hubiera pasado con Alexia o Marta estarían agradecidas, aunque cuando uno se hace a unas condiciones de vida cuesta readaptarse y da mucha pereza, más sabiendo que es para pocos días. Pero sospecho que tener de huésped a Agustín no les ha hecho ni puñetera gracia.
Observatorio de nominaciones
Así transcurrieron las nominaciones anoche:
Omar > Valeria
Melyssa > Valeria
Valeria > Alejandro
Olga > Valeria
Alejandro > Valeria
Carlos > Valeria
Gianmarco > Alejandro

El nuevo líder, Tom, nominó a Gianmarco. Por tanto, nominada del público Valeria, del líder Gianmarco y se unen las dos lacayas que quedan: Sylvia y Valeria. La peculiaridad del caso es que las lacayas abandonan el corralito gracias a la votación de la audiencia a favor de esta opción. En resumen, nominados: Gianmarco, Lara, Sylvia y Valeria.
Como se ve, fue Valeria quien concentró la ira nominatoria anoche. Ya lo adelanté ayer, y es que según van pasando las semanas son más conscientes de lo útil que resulta tener una víctima propiciatoria. Se aseguran así todos los demás que evitan salir a la palestra. Aposté por tres opciones: Omar, Tom o Valeria. Tom quedó automáticamente excluido al ganar la apnea y convertirse en líder. Y está claro que aún no es el momento de Omar.
Para Tom ha sido providencial salvarse anoche porque se habría llevado parte de los votos que fueron a parar a Valeria. Es posible que ahora mismo haya logrado lo que podría ser un objetivo: ser el chico que da lástima hablando como un enamorado de su exnovia Sandra mientras ella deja claro una vez tras otra que no tiene pareja.

Moleskine del gato
Olga, sobre la hija de su marido: “Soy Dios para ella”. Todavía no entiendo que pueda terminar una frase que empieza por “soy Dios” sin que hordas de espectadores soliviantados invadan Mediaset pidiendo la nominación exprés de esta concursante. Sobran los motivos, que la acusen de hacer mal el espeto siendo malagueña si hace falta.
Todas las miradas puestas en Tom a la hora de comunicar su nominación directa de líder. La semana pasada nominó a Olga. Es la esperanza de muchos. Y va, y nomina a Gianmarco. Tom no es fiar, o algo.