La traición a Hugo empieza a ser vengada con la salida de Maico

telecinco.es 01/12/2017 09:05

Hugo salvaba la primera salida de la noche tras saber que un 80,8 % de los votos habían decidido la expulsión de Lorena. Volvía a la casa y los primeros en aproximarse para felicitarlo eran Rubén y Maico. Sin embargo, Hugo no se traicionó a sí mismo ni decepcionó a la audiencia tampoco en ese momento. Se giró al verlos y saludó primero al resto de compañeros que estaban al otro lado. Gabaldón, Yangyang, Pilar y Carlos merecían su atención primero. Luego daba la mano de forma fría a Rubén, que apartaba la mirada mientras se la estrechaba fugazmente, más o menos lo mismo pasó con Maico. Miriam, desde una discreta distancia, le daba la enhorabuena.

Era el primer aviso de la noche. Los porcentajes confirmaron las sospechas sobre lo sucedido el martes. El espejismo provocado por la salvación adelantada de uno de los cuatro nominados había sido corregido con los datos de esta noche de gala que empezó con Yangyang salvándose al haber obtenido menos del 10 % de los votos. Rubén siguió abrazando estos datos durante toda la noche y una larga madrugada, particularmente amarga para él. Todavía había tenido casi un 20 % de votos Hugo. Era casi lo único que podía resarcirle de una noche aciaga en la que no llegó a dar muestras de que le hubiera llegado el mensaje. Ni siquiera le valió la ayuda de Carlos y su visión bastante clarividente de los hechos.

Todos nominados, con sus números de teléfono para comenzar el camino hasta la final. Hugo cogía el diamante que contenía la cinta con el número de teléfono acabado en 5. Ese fue el mismo número que hizo ganadora a Alyson Eckmann en el último VIP, también el que llevó a la gloria a la actual campeona, una Bea que habrá de entregar el maletín dentro de poco. El 5 es un buen número para ganar Gran Hermano. Los teléfonos abiertos en una votación que por los porcentajes ciegos conocidos parece que arroja un favorito claro y un no menos claro primer expulsado el jueves que viene. Según dijo anoche Jorge Javier, habrá de nuevo más de una salida de la casa durante la próxima gala. La audiencia solo parece tener claro al primero de ellos.

El más votado cosechó anoche un buen zurrón de votos, correspondiente al 44,5 % del total. Así mismo, el menos votado se quedó en un escueto 3,4 %. Esto significa que el favorito lo es bastante, teniendo en cuenta que se dividen los votos entre 7 concursantes. También que hay un concursante al que la audiencia no tiene apenas aprecio. El resto se mueven en una horquilla que va entre el 7,4 % y el 13,5 %. Escasísima diferencia de votos para esos 5 concursantes cuyas barras están en medio de dos polos claramente definidos. Debemos tener en cuenta que son votos de solo unos minutos. Esto no ha hecho más que empezar y quedan por delante muchos días de votaciones.

Hablo de unos porcentajes que conocimos después de haberse producido la segunda salida de la noche. Maico fue el menos votado para ganar el concurso, de parecida forma a cuando fue el menos votado para abandonarlo. Entre aquellas votaciones y esta hay diferencias evidentes. Además de la obvia de que no se vota igual para expulsar que para salvar, en el caso de Maico algo importante ha sucedido desde la última vez que estuvo nominado y fue salvado. El destino quiso que no saliera a la palestra en la última semana de nominaciones, por lo que evitó conocer el veredicto del público ante el giro que este concursante junto a Rubén y, de forma algo más pasiva, Miriam, habían decidido dar a su concurso. Quisieron ponerse en contra de Hugo, castigarlo con su aislamiento y lograr su desprestigio con una sarta de mentiras. Es la historia de una traición en toda regla.

Tuvo que ser anoche cuando se supiera si la audiencia aprobaba la traición de tres concursantes cegados por la ambición de poder tocar el maletín con la yema de sus dedos, confundidos creyendo que Maico era fuerte y querido por la audiencia. Su actitud revelaba el enorme miedo que le tenían a Hugo, bajo cuya sombra hicieron su concurso. Se aprovecharon de la protección que les brindaba aquel a quien terminaron traicionando de mala manera. Como dijo ayer con gran acierto Jorge Javier Vázquez, se puede hablar de un mal trato evidente de estos tres concursantes a un Hugo generoso, que siempre fue de cara y no hubiera dejado nunca de lado a Rubén. Como dijo él mismo anoche, le trató casi como a un hermano pequeño. No merecía lo que terminó recibiendo de este concursante.

Fueron volviendo a la casa desde la sala de pruebas uno a uno. Como un goteo angustioso para todos ellos iban sabiendo que estaban salvados de ser el menos votado, sin poder disfrutar más allá de unos minutos de llevar esa cinta en la cabeza con el teléfono que puede hacer a uno ganador serigrafiado al frente. Primero fue Pilar, a la que siguieron Gabaldón, Yangyang, Miriam y Carlos. Como esperábamos todos, se quedaron solos Hugo, Rubén y Maico. El orden nada tiene que ver con sus votos. Estaba claro que debían quedarse ellos para el final. Llegaba el momento de la verdad. Se me antoja que este momento vivido anoche es el más importante de esta edición. Por lo que significaba y la intensidad con la que se vivió, tanto en esa sala de pruebas como entre la audiencia fiel que anoche vibró con la expulsión de Maico.

La gala ya había empezado con un plató vibrante de emoción. Se palpaba que iba a ser una noche importante. Pocos programas, por no decir ninguno, logran este ambiente en un plató. Es adrenalina pura esa tensión a la espera de explotar de satisfacción por lo que habría de pasar. Hugo contribuyó a hacer grande ese momento con sus palabras. “Guiándome por los últimos días seguramente será la última vez que esté con ellos”, decía. Rubén y Maico ponían cara de póker. Hugo miraba al frente instantes antes de conocer la decisión de la audiencia, nervioso a la vez que sereno, confiado y con la conciencia tranquila. Al mismo tiempo, Rubén y Maico miraban hacia el suelo. No era solo la imagen de la derrota, también revelaba un cargo de conciencia que pesaba lo bastante sobre sus hombros para ni siquiera poder mirar al frente.

En línea a lo que hemos venido observando las últimas dos semanas, Rubén no salía de su realidad paralela y afirmaba que dormía cada noche con la conciencia muy tranquila. No es capaz de decir una verdad ni por equivocación. Hugo celebró con brevedad la noticia de que debía volver a la casa. La cosa estaba entre los dos que han pretendido su ruina tras haber estado apoyándolos y defendiéndolos a capa y espada durante dos meses. Incluso cuando sus dudas sobre Maico eran suficientes como para compartirlas con el propio interesado. Aún así siguió defendiéndolo cuando podía necesitarlo. Tras descargar su tensión del momento con un grito se dirigió a la puerta que le llevaría de vuelta a la casa con el resto de concursantes prefinalistas que lo merecen, dejando allí a los que merecían ser los primeros en salir.

No conocimos el porcentaje con el que salió Maico, pero considero correcto suponer que estuvo por debajo de ese 3 y pico que vimos después como el menor entre los 7 definitivos prefinalistas que vivirán al menos una semana más en esa casa. Un resultado ruinoso que no hizo reflexionar a un Rubén incapaz de aceptar su propia realidad. Como dije antes, ni con la ayuda de Carlos pudo abrir los ojos y hacer una lectura correcta de lo que pasó anoche. Si hasta ayer le estaba cegando la ambición ahora lo hace la rabia de que las cosas no estén saliendo como pensaba. Una rabia que le hace desear que sea Hugo el próximo en salir. Que siga albergando ese deseo no solo habla de su falta de gratitud y ausencia de valores, sino también de su torpeza infinita.

Si a partir de ahora Rubén fuera capaz de reconocer sus errores todavía estaría a tiempo de desprenderse en cierto modo de la mala imagen que transmite ahora mismo. La acucia una ignominia que se ha ganado a pulso con tan equivocada actitud. Todos los exconcursantes, sin excepción, manifestaban anoche su rechazo. Me gustó especialmente Yolanda cuando dijo que no debemos cargar las culpas, por así decirlo, en Maico porque Rubén es mayorcito para tomar sus propias decisiones. Se retroalimentaban en el intercambio de veneno hacia Hugo, pero me atrevo a decir que siempre fue Rubén el más activo y le atribuyo ese necesario primer paso para decidir dejar en la estaca al que fuera su amigo. No olvidemos que Hugo brindó por igual su apoyo a los dos, pero solo a Rubén consideraba amigo.

Parece casi imposible que Rubén no se diera cuenta de algo tan sencillo como que la audiencia nunca valida ese tipo de comportamientos. La deslealtad se castiga y por muchas mentiras que se cuenten la realidad se abre camino, al menos en estos casos en que es todo tan evidente. El relato anoche fue tan perfecto como en semanas precedentes. De nuevo debo felicitar al equipo del programa, que lleva semanas demostrando que son los mejores. Igual que otras veces no he reconocido en los vídeos la realidad vista en el directo, como si estuviera asistiendo a la proyección del tráiler de una película diferente a la que corresponde, en esta edición me está ocurriendo todo lo contrario. La narración de los hechos está siendo ejemplar, lo cual ayuda a su comprensión, especialmente por parte de quienes solo ven las galas.

Puedo equivocarme en esto también. Maico y Rubén se llevan la palma de concursantes que más me han hecho errar. Como diría el recordado José María García: errar sin hache. Aunque dado lo zotes que han demostrado ser igual hasta se les puede herrar también con hache. Digo que me puedo equivocar, pero no creo que Rubén y Miriam vayan a rectificar. Descarto que lo vayan a hacer aun después de ver el fracaso obtenido, con Maico en la calle por el nulo apoyo de la audiencia, y un enfervorecido público en plató aplaudiendo a rabiar las palabras de Hugo cuando expresaba un cierto desprecio por estos traidorzuelos de medio pelo. Creo que esto no tiene marcha atrás.

La noche comenzó con la visita de Belén Esteban. Cuando los medios titulaban que “Belén Esteban enciende la casa” era textual. No solo por el encendido navideño, sino porque casi le prende fuego provocando que entrasen en combustión espontánea Miriam, Rubén y Maico. La primera porque se dio por aludida ante el comentario que le hizo Belén a Pilar sobre su figura. No hace falta tener 90-60-90 para ser feliz, vino a decir. Miriam decía después que lo de los 90 de abajo no lo debía decir por ella. Se ve que conservaba el buen humor, a pesar de la rabia que tenía. Tanto es así que le pareció poco profesional que Belén Esteban hiciera ese tipo de comentarios. A mí, por el contrario, me parece que Belén siempre se gana el sueldo. Tiene un sentido del espectáculo que ya quisieran muchos. Ante un monstruo televisivo de tal calibre se queda pequeñita Miriam.

El otro comentario incendiario fue para Hugo. “Mejor solo que mal acompañado”, le dijo. Maico se definía después a sí mismo como una mala compañía, atendiendo a lo dicho por Belén. “Yo también”, añadió Rubén. No iba a ser él menos. El momento fue perfecto para que de una maldita vez cumpliera su palabra de armarla. En lugar de eso creo que se fue a cambiar el pañal. Anoche le vi beber más agua de lo normal. Temí que fuera a mearse en la cama. Al niño Rubén se le va la fuerza por la boca. Amenaza siempre con liarla, pero luego se queda todo en agua de borrajas. Solo le reprocho a Belén su último comentario. “Sigue cantando”, le dijo a Yangyang. A las cuatro de la madrugada estaba berreando la lista de los 40 principales chinos, ella sola en el dormitorio. ¿Por qué nos haces esto, Belén?

Lorena estuvo en su entrevista mucho mejor que en las dos semanas que permaneció en la casa. Su evolución sirve para explicar muchas cosas. Se acercó primero a Carlos, Pilar y compañía, con ciertas reticencias hacia Hugo y los suyos, llegando incluso a nominar a aquel. Dos días antes de su expulsión pedía perdón a Hugo y anoche expresaba su deseo de que se convierta en el ganador de esta edición. Remató su buena faena terminando de hundir en su miseria a Rubén, a quien dedicó palabras nada bonitas. Al final hizo un buen trabajo.

En cuanto a Maico, su actitud durante la entrevista fue tan pasota como cabía esperar, aunque diría que tal vez un poco más. No esperaba que aceptara con tal desgana que se ha podido equivocar, sin defenderse apenas. Está bien que los concursantes hagan autocrítica cuando salen, pero en este caso parecía más bien una manera de salir del paso. Me dio la impresión de que le daba la razón a Jorge Javier como se les da a los tontos. No te digo trigo por no llamarte Rodrigo, que diría el gran Chiquito. O algo así. “Eres un farsante”, le dijo Jorge Javier. Cualquiera con un poco de decencia habría intentado defenderse. Prefiero pensar que vio imposible la tarea. Y lo era, ya lo creo que lo era.

Moleskine del gato

Cuando un programa de casi 4 horas se te pasa en un suspiro es que ha sido bueno. Allá tú si has preferido perdértelo. En tu derecho estás, claro que sí. Pero ya te digo que te estás perdiendo todo lo bueno. Otra cosa por lo cual sé que ha sido una gala extraordinaria es cuando me cuesta mucho poner el punto final. Seguiría y seguiría.

Solo otro apunte. Según están las cosas, no me cabría en la cabeza que ese 44,5 % ganador no fuera de Hugo. Digo más, todavía me parece poco. Yo aspiraría a hacerle ganador como merece. ¿Qué tal un récord histórico? No me cabe duda de que pasaría así a estar en buenas manos.

Y ya no estoy.

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