El visitante VIP Tom Brusse no solamente ve más chispa entre Adrián y Cora, sino que ese feeling del maño con Coritapuraluz le hace pensar que tendrán algo cuando salgan. Marta, como acostumbra, le quita importancia, aunque luego se pega esas panzadas a llorar en el cubo que indican su nivel de frustración. El miedo a que las cosas vayan a peor en lugar de ir a mejor atenaza a esta concursante y le lleva a evitar meter presión a Adrián dejando de hablar de aquellas cosas que les afectan. He visto a Marta hablar más de si a Álvaro le gustaba realmente Carmen o sobre la relación entre esta y Rafa que de su propia relación de pareja y aquello que no parece funcionar bien.
A Marta le molesta que Adrián no hable con ella y no le cuente las cosas que le molestan. En realidad, le frustra que no cuente con ella. Debe ser decepcionante tener que ir detrás para terminar recibiendo siempre una respuesta parecida, algo así como “no me pasa nada”, cuando todos sabemos que sí pasa. Marta insiste en dejar claro que se lleva fenomenal con Cora, lo cual no era necesario aclarar. Dice que no le afectan las bromas de Tom, pero también que a veces ha notado ese acercamiento entre Adrián y Cora. Digo más, es algo que le quita el sueño.
No seré yo quien utilice un argumento ad populum del tipo “si casi todos en esa casa ven falta de pasión y entrega en Adrián no pueden estar equivocados”. Lo pensaría igualmente sin el refrendo de esos concursantes y así lo expresaría. Ayer mismo, Sara comentaba que siempre le ve apartando los gestos de cariño de Marta y ella piensa que eso no sería capaz de soportarlo. Carlos parecía estar de acuerdo cuando opinaba que Marta aguanta lo que sea y que ella sola está tirando de ese carro. Rafa ve a la pareja como un matrimonio de 60 años, insistiendo en su retrato del día anterior, según el cual Adrián sería como el típico abuelo con ganas de jubilarse, que está harto de todo y solo quiere taparse con una mantita.
Hablo de opiniones que coinciden con la de Tom, quien ve a Adrián más veces abrazado a Cora y teniendo más intimidad con ella que con Marta. No solo ve más feeling entre estos dos, sino también entre Marta y Colchero. Le faltó decir que Adrián ha dado más muestras de amor hacia Colchero que hacia nadie más en la casa, lo cual hizo que tanto dentro como fuera de esa casa existieran ciertas expectativas sobre una posible carpeta homosexual. Ni siquiera fueron capaces de hacer real esa fantasía que a tantos hubiera gustado, aunque sería injusto reprochar que no sigan el guion que la audiencia escribe. Los principales guionistas aquí son los concursantes, y hay muy pocos que no vean riesgo real de que la pareja entre Adrián y Marta se termine desmoronando antes de la final. No digamos nada sobre las ínfimas posibilidades de que vaya a tener continuidad fuera. Si Marta llega a ver a Adrián liándose con Colchero se tira desde arriba de una pila de colchones como en la que durmió anoche, aunque lo cierto es que no se ha acostado hasta casi las siete de la mañana.
Marta desprecia aquellas cosas que no entiende y descarta que sean ciertas si para ella son inexplicables. Ese ejercicio continuo de meter la cabeza bajo la tierra como un avestruz no le va a ayudar. Sería bueno para ella hacer justo todo lo contrario, mantenerse alerta sobre lo que sus compañeros observan e interpretan, analizando con detenimiento esas pistas de quienes les están viendo desde fuera, pero no tanto. Cualquier cosa, por mucho que le parezca increíble, puede ayudar a que mejore su relación con Adrián. También le puede hacer mejorar mostrarse abierta a cambiar aquello que no funciona bien.
La cerrazón de Marta ante aquello que considera inexplicable y, por tanto, no lo da por cierto, me hace recordar la historia del helado de vainilla y la General Motors. En la división de esa compañía americana que fabricaba los autos Pontiac recibieron la reclamación de un cliente que consideraron curiosa y extraña a un tiempo. Decía así: “Esta es mi carta y no los culpo por no responder la anterior. Puedo parecerles un loco, pero el hecho es que tenemos una tradición en nuestra familia que consiste en comer helado después de cenar y yo soy el encargado de ir a por ello. Recientemente compré un nuevo Pontiac y desde entonces mis salidas a la heladería se han transformado en todo un problema: siempre que compro helado de vainilla y me dispongo a regresar a casa, mi Pontiac modelo 99 no funciona. Si compro el helado de cualquier otro sabor, el coche funciona normalmente”.
El pobre cliente temía que le tomaran por loco y no atendieran su reclamación. Pero esta llegó a oídos del presidente de la compañía, que se la tomó en serio y encargó a un ingeniero que hablase con el cliente e investigase el tema. El ingeniero fue a comprar helado de vainilla junto al cliente y, efectivamente, el coche no funcionó. Otro empleado volvió a los dos días a la heladería con el vehículo, pidió otro sabor de helado y funcionó a la perfección. Esto se llegó a convertir en una obsesión para el ingeniero encargado, que comenzó a hacer experimentos, anotando con detalle el resultado de cada una de sus pruebas. Dos semanas después llegó el primer gran descubrimiento: cuando el cliente escogía helado de vainilla gastaba menos tiempo en su compra porque el helado estaba más cerca del mostrador.
A partir de ese descubrimiento el ingeniero pudo comprobar que al ser mucho menor el tiempo empleado en la compra del helado el motor del coche no alcanzaba a enfriarse. Por eso los vapores del combustible no se disipaban impidiendo que el arranque del motor fuera instantáneo. A partir del descubrimiento hecho por la reclamación del cliente del helado de vainilla, la General Motors cambió el sistema de alimentación de combustible del Pontiac e introdujo en todos los modelos una modificación. En atención al cliente, este recibió un nuevo coche, aparte de hacerle esa modificación en el otro. La compañía distribuyó a raíz de este episodio un comunicado pidiendo a sus empleados que tomasen en serio todas las reclamaciones, incluso las más extrañas, porque puede ser que “una gran innovación esté detrás de un helado de vainilla”.
Sara opina libremente de la relación entre Adrián y Marta, pero no acepta las opiniones expresadas con idéntica libertad sobre la que mantienen ella y Tom. Anoche Rafa se metió en otro jardín cuando le decía abiertamente a Sara que todo su protagonismo le venía de su relación con Tom. Si este no existiera ¿qué habría sido de ella? Es una lástima no haber podido descubrirlo, pero ya es tarde para y las lamentaciones no solucionan nada. Sara interpretó que Rafa estaba poniendo su relación en el mismo plano de carpeta fake o, cuando menos, discutible de esa otra pareja. Pero no es eso lo que dijo. Sí afirmó que no veía continuidad de la relación fuera de la casa, lo cual también molestó a la canaria.
Está visto que no solo Marta se niega a aceptar la realidad. Sara habría ganado muchos puntos si asume que el comentario de Rafa es razonable en lugar de hacerse la ofendida. La discusión llegó hasta el extremo de que Tom llamase machista a Rafa, lo cual empieza a ser un recurso absurdo cuyo objetivo es hacer daño. “Seguro que el 8M se pone la camiseta”, decía el visitante VIP. Me gustaría saber qué parte no han entendido de que Sara ha quedado diluida como concursante a partir del momento que empieza con Tom y toda su historia se reduce a un permanente tonteo y una colección de besos.
La relación entre la última en incorporarse al grupo y el visitante ha logrado que Rafa se empiece a creer la de Adrián y Marta. Ya ni siquiera le parece que Marta sea aburrida. Miriam, que volvió a apoyar anoche a Rafa en su conflicto con Sara y Tom, también propició un acercamiento a Marta diciéndole que si la ha llamado muerta era para que espabilase y le pidió perdón por haberla herido. La cosa terminó con un abrazo. Y en medio de este giro inesperado de los acontecimientos, con Rafa renegando de la relación entre Sara y Tom, pero converso convencido de que lo de Adrián y Marta es real, sorprendió Carlos por su sensatez a la hora de explicar lo que significa el término carpeta. Cuando se habla de carpeta no se quiere decir que una relación sea falsa. Para que una relación en la casa tenga consideración de carpeta (la de Elena y el chico del café no lo fue) tiene que atrapar a esa parte del público que se identifica con la misma y solo eso le interesa.
Como adelanté este lunes el secreto de Álvaro era que abrió un cadáver. Explicó ayer que lo hizo dentro de su preparación para trabajar en la administración. Una práctica de análisis forense incluía esa actividad. Eliminado el secreto del último expulsado hasta el momento solamente quedan cinco, que ayer prácticamente se contaron entre ellos. Lo hicieron después de descubrir dos nuevas pistas, una de Marta (cuatro pies que hacen imaginar una persona encima de otra) y la segunda de Rafa (una tarta de boda en la que una de las figuritas está caída). Suficiente para poder saber quién está detrás de cada secreto.
“Tengo una hermana que no conozco” es el secreto de Colchero (foto rota). “Engañé a mis padres para vivir un amor” es de Adrián (máscara de Pinocho). “Mi jefa rompió su matrimonio por mí” de Rafa (la olla donde no se puede meter lo que no se debe y la tarta). “Cuando me aburro en el sexo me duermo” de Marta (los pies). Y, por último, “Recurrí a las colas del hambre para sobrevivir” es el secreto de Cora (plato de pollo y carrito de supermercado). Creo que el de Cora es el secreto atribuido erróneamente a más concursantes. Nada más terminar el programa de anoche, Marta accionó el pulsador al encontrárselo encendido sin que avisasen de que iba a estar activo. Esto significa que Rafa se puede despedir de sus seis esferas (Álvaro le dejó las dos suyas en herencia).
Fue una pena que dieran a Rafa como ganador de la prueba que le daba derecho a elegir una de las dos pistas de anoche al haber sido él quien cogió el teléfono. Rafa eligió jugar con Carlos y pensaban que sería este el ganador al haber dado con el acertijo que les plantearon. Hubiera estado bien porque al propio Carlos se le ocurrió por la tarde una idea perversa. Como la otra pista debía elegirla Adrián, Carlos confiaba en que le dieran a elegir primero a él (por el orden de las pruebas) y pensaba elegir la segunda pista de Rafa. De esta manera, a Adrián solo le quedaba elegir la pista de Marta o la segunda de Colchero. Por fin estaría Adrián expuesto al dilema de elegir entre la persona más importante para él en la casa o su pareja.
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 56,7 % y 43,3 %. Aunque la distancia es clara hay que seguir votando.
Anoche Rafa y Miriam descubrieron con sorpresa una curiosísima casualidad. El concursante lleva en su brazo izquierdo un tatuaje con la frase en latín “Memento mori” (Recuerda que morirás). Exactamente la misma inscripción que llevaba Miriam en su camiseta. La vida es fugaz, como recuerda esa frase, y tiene curiosidades como esta.
Rafa cree que esta semana pueden quedar todos nominados. En sus cálculos, si fuera Colchero el expulsado son tres contra tres, con lo que las fuerzas se habrían equilibrado. Contaba entonces con tener de su lado a Carlos y Sara, pero esta no parece que vaya a estar por la labor después de lo sucedido esta pasada madrugada. Es la segunda semana consecutiva que Rafa se enfrenta a Sara poco antes de unas nominaciones.
Colchero confiesa sus infidelidades. En realidad, lo suyo es más cercano al poliamor, pero sin acuerdo entre las partes. Con cierto detalle explicó el otro día cómo engañaba a sus ligues para poder quedar con varias chicas a la vez. Partidario de que la mejor defensa es un buen ataque acusaba a las chicas de ligar con otros cuando era él quien estaba quedando con cuatro.