Rubén y Maico afilan los puñales contra Hugo

telecinco.es 21/11/2017 09:10

La tradición española de criticar al ausente tiene un peligro añadido en Gran Hermano, y es la presencia constante de una audiencia implacable que tolera poco el critiqueo entre afines. Anoche Maico, Rubén y Miriam pasaron mucho rato hablando en la mesa de la cocina. Demasiado rato, tal vez. Maico lleva días desatado. Nunca le he visto hablar tanto como últimamente. No solo está hablando más que nunca, también le veo más seguro y confiado, lo cual tiene toda lógica después de haberse salvado seis veces y con porcentajes aparentemente bajos. Anoche en esa reunión de la cocina faltaba Hugo, que vive demasiado poco las madrugadas. Gran Hermano se gana de noche, y no voy a hacer con él una excepción a estas alturas.

Era previsible que en la medida que se prolongase la conversación iban a terminar hablando de Hugo. Miriam tiene reciente su enfrentamiento con Hugo, una herida aún no cerrada. Inevitable que en un momento u otro caerían en la tentación de hacerle un trajecito a su compañero y amigo. En casos como este, no es necesario que los comentarios sean muy duros para que resulten inconvenientes. Es diferente criticar al enemigo (concursante con los que no se tiene una buena relación) que al amigo. ¿Puede seguir considerándose Hugo amigo de Rubén y Maico? De Miriam no pienso que lo sea, aunque siempre hubo un cariño evidente entre los dos, tal vez más de Hugo a Miriam que viceversa. Seguro que hoy la relación vuelve a ser igual entre ellos, como si esta madrugada no hubiera existido. Otra cosa será si uno de los tres decide contarle algo de lo hablado.

Miriam tiene un motivo reciente, como digo. Entiendo, por tanto, que llevase la conversación a ese lado, y volviese a recordar una discusión que no ha logrado entender, ni yo tampoco. Puedo comprender el enfado de Hugo porque la respuesta de Miriam fue borde y extemporánea. También es razonable el análisis que hicieron anoche sobre este asunto. Porque la reacción de Hugo también fue excesiva e inexplicable. Los dos estuvieron mal discutiendo acaloradamente de una tontería. Anoche decían que Hugo había dado demasiada importancia a la acusación de “clasista” (se supone que quiso decir “sexista”), pero el propio comentario otorgaba una importancia excesiva a la propuesta de hacer grupos mixtos que él había hecho. Lo que sucede es que anoche eran tres, y entre ellos no estaba Hugo.

Mala cosa que Hugo se pierda estos momentos. Lo sigue teniendo muy fácil, pero él mismo se está complicando el concurso. Haciendo ejercicio, levantando pesas, tomando el sol y durmiendo no se gana Gran Hermano. O sí, pero dejando cierta sensación de haber ganado por el escasísimo nivel del contrario. También con ayudas como lo sucedido esta madrugada. Hugo no tiene competencia en la casa, aunque haya varios concursantes dispuestos a plantarle cara. Pero no hay nivel. Entre los que piensan en la posibilidad de disputarle el maletín puede que estén sus amigos Rubén y Maico. Es lícito, y digo más: no estarían siendo honestos si no pretenden ganar. Ahora bien, no están teniendo en cuenta que el camino de la traición no conduce a otra cosa que al abismo. El brillo de los cuchillos solo puede cegar a quien los enseña. Anoche Rubén y Maico mostraron sus cuchillos. No lo hicieron contra Carlos, a quien ven un concursante cadáver. Lo tenían que hacer contra aquel al que ven ganador, y ese se llama Hugo.

Maico le recomendó a Rubén que siguiese su camino sin depender ni de Hugo ni de Gabaldón. No puede sorprender su consejo porque es lo que él mismo lleva haciendo desde siempre. Maico se lleva bien con quien se lleva bien, pero siempre ha sido un tipo bastante solitario, que va a su bola y no se deja influenciar por nadie. Cuando Hugo o Rubén le han recomendado que se defienda ha escuchado con amabilidad, pero nunca ha hecho caso después. “Aquí entra uno solo, sale uno solo y quien gana el maletín es solo uno”, dice Maico. Y no le falta razón. Es así, aunque a ese impecable razonamiento le falta alguna consideración añadida. Por ejemplo: en el momento que se deposita confianza en otro concursante conviene tener cuidado de no traicionar esa confianza.

Algunas de las dudas que anoche expresó Rubén sobre Hugo pueden estar más o menos justificadas, pero la sombra de la traición acecha cuando las comparte de la forma que lo hizo. Rubén dice que Hugo tiene celos de que esté hablando últimamente más con Maico que con él. Piensa que le da abrazos para que no hable. Rubén está convencido de que si habla gana. Dice que está frío con Hugo y ya no tiene la misma relación con él porque no le sale. No lo entendió bien, pero piensa que le dijo en algún momento del día: “Qué carácter de mierda tienes, gallego”, y está molesto con eso, aunque no sepa si realmente lo dijo o no. Además, sigue dolido porque hace semanas le dijo aquello de “vuelve a ser el que eras”, algo que aclararon de inmediato, con buena voluntad por ambas partes. Y, lo más feo que dijo ayer, aquel momento en que el brillo de su puñal brilló con más fuerza: “Es todo una mentira”. Eso sí que se puede llamar traición.

Rubén deja mucha peor impresión tras la charla de madrugada. Los comentarios más hirientes contra Hugo salieron de su boca. Maico fue mucho más taimado, lo cual se corresponde con su carácter y lo que hemos ido viendo en él. Sus consejos fueron buenos e incluso empezó disculpando a Hugo, o al menos mostrándose comprensivo con él. Pero según fue transcurriendo la conversación debió pararle los pies a Rubén. En lugar de eso le dio gasolina, dejando que se fuera despeñando de forma cada vez más peligrosa. No es pedir demasiado que hubiera suavizado la caída. Hubiera podido hacerlo si no le da alas mostrándole su apoyo incluso cuando duda de un amigo y le acusa de ser una mentira. Perfecto el consejo de que haga su concurso porque entró solo y saldrá solo, pero sin dejar cadáveres a su camino. Porque ese será un camino equivocado.

Alrededor de la mesa de la cocina Rubén se fue creciendo con la inestimable ayuda de Maico y ante la mirada complaciente de Miriam. Se estaban retroalimentando entre ellos. Miriam dolida todavía por la discusión que tuvo con Hugo tres días antes. Rubén enervándose por cosas que no sabe si han pasado o sucedieron hace semanas y ya fueron aclaradas. Anoche mostraba su admiración hacia Maico, que parecía disfrutar el momento. Es la particular interpretación que hago. De igual manera que no puedo apartar una idea de mi cabeza: Rubén piensa que es ahora o nunca. Esta es su oportunidad para atestar un golpe definitivo a Hugo y allanar así su camino hacia el maletín. Maico vio en Rubén el socio perfecto, un rival a su altura para disputarse el premio entre ellos. Tal vez me equivoco al hablar de rivales de altura en lugar de bajura. En realidad, están mostrando una bajeza importante apuñalando a Hugo por la espalda de forma imaginaria.

Rubén y Maico vivieron una madrugada de ilusiones. Estaban construyendo un castillo de naipes que antes de derrumbarse les hizo vivir la ensoñación de vencer a Hugo con argumentos escasamente consistentes. Era su madrugada onírica para imaginar que todo es posible. En eso se estaban pareciendo mucho a Carlos, quien horas antes se acordaba de “la roja” para pensar que ellos también pueden. Junto a Gabaldón, Carlota y Pilar imaginaba que este jueves puede ser el que se cambien las tornas y salga Maico. “Las cosas pueden cambiar. Quiero pensar que podemos”, decía Carlos en su particular momento de ensoñación. Ayer fue el día de los sueños, aunque el de ese grupo fue mucho más breve. Rubén y Maico siguieron a lo suyo tras abandonar la mesa de la cocina, y estaban ya solos.

Miriam se fue a dormir y en el jardín siguieron hablando los que habían sido sus contertulios un rato antes. Maico dejó entonces de dar buenos consejos para mostrar su rostro más maquiavélico. Un rostro que jamás había visto en él. Nada puede contrariarme más que decir esto porque en cierto modo puede ser como dar la razón a los que vieron una maldad en Maico para mí totalmente infundada. La tesis de Maico es que Hugo nunca ha dicho nada a Yangyang ni le ha dado consejos porque “sabe que la china es fuerte”. “Me mataste. Ahora sí que me has matado”, le dijo entonces Rubén. Maico escondía la mano después de soltar la piedra. “Es su juego. Cada uno tiene el suyo”, dice el italiano. Defiende que cada uno tiene su juego, pero por alguna razón se ve impelido a dejar el juego de los demás al descubierto.

No sé si se atreverá, pero creo que Rubén tenía ganas anoche de darle puntos a Hugo. Le preguntó a Maico si Hugo nominaría a Miriam antes que a Pilar. Antes que a él sin ninguna duda. Maico intoxica a Rubén diciendo que no entiende por qué Hugo nominó a Pilar y no le dio puntos a Carlos. No es verdad, le dio 3 a Carlota, 2 a Carlos y 1 a Pilar. Podía haber nominado a Gabaldón en lugar de a Pilar, pero no es cierto lo que dice de Carlos. Lo que está claro es que si Rubén nomina a Hugo estará firmando su sentencia de muerte virtual. Lo siento por sus seguidores y más por la decepción que se llevaría Hugo al enterarse. Rubén ha empezado a cavar su propia fosa, esa en la que él mismo se va a enterrar si sigue el sendero marcado anoche.

Como dije antes, puede que hoy los tres olviden esta conversación y hagan como si no hubiera pasado nada. Esa sería la única forma de que Rubén evitase ser su propio enterrador. A eso de las cinco de la madrugada cerraban el círculo en la cocina, el que fue anoche lugar del crimen. También lamento que esto pase al día siguiente de decir que deseaba ver a Maico maletín en mano. Años analizando este programa y sigo cometiendo errores de principiante. A pesar de lo de esta madrugada no modifico mis deseos para este jueves. Quiero ver a Carlota expulsada, a ser posible frente a Maico y con un alto porcentaje. Sería lo justo. Yangyang volviendo a la casa salvada y dejando a los otros dos nominados en la sala de expulsión. Frente a frente, aguardando el momento en que Maico diga adiós a Carlota. Ese sería el gran momento de esta edición. Y luego, ya veremos…

Parecidos razonables

Había completado los parecidos razonables de concursantes que aún siguen en liza, pero el jueves entró en juego la gaditana Lorena. Adjudicado el parecido a María Lapiedra, de las Lapiedra de toda la vida. Bueno, de toda la vida no, pero vamos, eso.

Molesksine del gato

Hay algo que me pareció mal antes de la fea charla de esta madrugada y también después. Carlos preparó anoche arroz con leche para todos menos para Maico. ¿Se puede ser más torpe? Pilar se partía de la risa tirada en el suelo del jardín. ¿Qué le hacía tanta gracia?

No sé si hoy Carlos hará acto de contrición, mostrará su arrepentimiento en el ‘confe’ y pedirá disculpas a Maico. Es lo que hizo con Yangyang. Primero la humilló diciéndole en la cara que no le habría dejado ni un solo segundo para que viera a su familiar o amistad en el cubo, luego escuchó el enorme abucheo del público en plató y debió pensar que algo debía hacer para restañar ese error. Lo que hizo fue una tortilla de patata para Yangyang. El castigo supongo que debió ser no ponerle cebolla. No olvidó la condescendencia con la que trata siempre a esta compañera a la hora de pedirle disculpas regalo en mano. Como el alacrán del chiste: no lo puede evitar, es su carácter.

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