Lo mejor y lo peor de los finalistas
Cojo el guante lanzado anoche en el Debate y dedicaré buena parte de mi escrito hoy a decir lo mejor y lo peor de cada finalista, según yo lo veo. Haber llegado a dos semanas de la final con siete concursantes en la casa me impide hacer los tradicionales daguerrotipos de todos. El próximo jueves viviremos una especie de semifinal en la que se marcharán tres de esos finalistas. Quedarán cuatro para la gran final de la semana siguiente, que es previsible comience con una expulsión y se termine disputando por los tres finalistas tradicionales. Ellos serán los finalistas reales y entre los cuales estará el ganador del maletín.
La próxima semana en este blog estará por entero dedicada a esos perfiles con los que radiografío bajo mi óptica a aquellos que se van a disputar el honor de formar parte de la lista de ganadores. Lo de hoy será un adelanto de eso y también un recurso para no faltar a mi cita porque de otro modo me sería complicado llenar estas líneas. Llegados a este punto está casi todo dicho y no apetece comentar minucias sobre si Rubén le quiere quitar sus fotos a Yangyang porque él ha sido vago también para eso y no se ha molestado en hacer las suyas, o si Gabaldón llegará de milagro al final, mosqueado con todos y por todo.
El panorama en la casa es de dos contra cinco. La tirantez entre Hugo y Rubén planea y afecta al ambiente general. Son pocos y no muy bien avenidos, aunque la nota discordante la dan Rubén y Miriam. No exagero nada si digo que la mayor parte del tiempo he visto a cinco concursantes divirtiéndose, aprovechando estos últimos días para estar más juntos que nunca, mientras que Rubén y Miriam permanecían apartados de los demás, compartiendo entre ellos amargura, consumiéndose en su propio rencor y obsesionados por criticar a Hugo. Parece que estos dos concursantes prefieran competir por decir la mayor barbaridad sobre este compañero antes que por vivir estos últimos días con la misma alegría que los demás.
Cuando digo que compiten por decir la mayor barbaridad debería aclarar que en realidad se trata de decir la más bárbara mentira. Me preocupa seriamente que con la reiteración en la mentira logren hacer calar falsas ideas en parte de la audiencia, particularmente la audiencia votante. Compensa en parte mi preocupación saber que este jueves van a ver la película de su paso por la casa y eso hará que finalmente estalle la tensión entre Rubén y Hugo. Falta ese enfrentamiento, que estará provocado obligatoriamente por el visionado de la realidad. Hugo no puede imaginar hasta qué punto ha llegado la cosa. Solamente pido que esas imágenes las vean todos en la casa, no solamente los interesados. Miriam también tendrá algo que decir, y es necesario que puedan opinar todos los demás después de atesorar esa importante información.
La mentira más repetida, tanto por Rubén y Miriam dentro de la casa como por Maico aquí fuera desde el jueves, es referida a la traición que ellos intentan maquillar hasta presentarla de forma irreconocible. El relato de los hechos lo ha resumido muy bien @LeonidasGH y me voy a permitir desarrollarlo de forma algo más minuciosa. Una noche se acuesta temprano Hugo y se queda Rubén con Maico (Miriam está presente casi como una aparición) despellejando al que hasta ese momento había sido su amigo. No hay motivo aparente que justifique lo que está sucediendo. Hace falta echar mano de la conjetura para interpretar que dada la cercanía de la final han decidido apuñalar a aquel al que ven como posible ganador para disputarse el maletín entre ellos. A Rubén le movería la ambición y cierto deseo de venganza motivaría a Maico, al igual que a la casi silente Miriam.
Independientemente de las interpretaciones, la realidad es que se produce un cambio de repente y por sorpresa de los que habían estado desarrollando su concurso a la sombra de Hugo. Les había protegido con su amistad hasta el punto de atreverme a decir que si Maico se salvó tantas veces de ser expulsado fue exclusivamente porque era uno de los aliados de Hugo. Los siguientes días a aquella noche Rubén y Maico le hacen el vacío a Hugo. Siguen confeccionando trajes durante todo el día al que fue su amigo y siempre a sus espaldas. Cuando Hugo se acerca, les saluda o hace alguna pregunta cambian de conversación y de inmediato se ríen, haciendo permanente mofa y befa de él.
Hugo, que no es tonto, se da cuenta de que algo pasa con Rubén y Maico. Observa que pasan todo el día juntos y con Miriam. Entonces decide pasar de ellos, no venderse como una víctima de los que fueron sus amigos y seguir su camino en solitario, igual que entró en la casa. Con acierto interpreta que esa traición está motivada por una ambición. El maletín está cada vez más cerca en el tiempo. Pero no lo verbaliza hasta algo después. Antes de eso hace un último intento de hablar con ellos, preguntándoles qué sucede, aunque antes de eso había asegurado que no lo haría.
Maico se quita de en medio y Rubén le oculta todo eso que ha estado diciendo de él achacando su cambio de actitud a una decisión personal. El típico “soy yo, no eres tú” de las parejas en crisis. Rubén evita decirle a Hugo la verdad sobre lo que está pasando. No tiene valentía para ello y, además, duda de su capacidad para salir airoso de un enfrentamiento directo. Por eso prefiere seguir como hasta ese momento, cargando contra Hugo a sus espaldas, evitando el enfrentamiento e insistiendo en presentar lo sucedido con una disparatada mentira. Reitera una y otra vez que ha sido Hugo el que se ha apartado, e incluso se muestra ofendido por ello. Eso mismo sigue diciendo Maico una vez fuera de la casa. Curioso que acepte haberse equivocado mucho y hasta siga su tónica habitual de no defenderse de las ofensas, pero no dude en repetir esta burda mentira sobre lo ocurrido entre ellos y Hugo.
Como decía el responsable de propaganda nazi, Joseph Goebbels: «Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad». Ese es el peligro y por eso he querido dejar constancia de este intento de manipulación que sigue ocupando el tiempo de Rubén y Miriam. “Me molesta hasta escuchar su voz”, dice Rubén sobre Hugo, y añade: “Me da repelencia”. Miriam es aún más tajante: “Me da puro asco”. Así se las gastan estos dos.
Rubén y Miriam desean que Hugo sea el próximo en marcharse, justo lo contrario que este gato. No caerá esa breva, pero sería fantástico que estuvieran esos dos entre los tres que se han de marchar este jueves, y vean desde casa el triunfo de Hugo, merecido ganador de esta edición tan especial. De no ser así, podemos asistir a una última semana de tensión sin precedentes. Imaginen el ambiente después de ver la película de la traición con Hugo, Yangyang, Rubén y Miriam en la casa solos. Espeluznante, como diría Iker Jiménez. Apocalíptico, como diría Pedro Piqueras.
Y voy ya con el repaso en apenas unas breves frases de lo mejor y lo peor que veo en cada uno de los siete finalistas.
Carlos: Lo mejor es su entrega y buen humor. Sería imposible reprocharle que no haya vivido el concurso intensamente. Lo ha entregado todo, tanto en las pruebas como en convivencia. Además, ha leído el concurso bastante bien en muchas ocasiones, no en todas. Es un gran amante del formato y se nota. Lo peor es su lengua larga y el escaso freno a su causticidad. En muchas ocasiones ha resultado demasiado inconveniente lo que decía. Su intento de ‘nominator’ con bellotas fue un auténtico fiasco al borde del ridículo.
Gabaldón: Lo mejor es también lo peor en este caso: esa necesidad imperiosa por impartir justicia. Le mueve ese deseo por lo justo, siempre bajo su particular forma de ver las cosas. También en la frontera entre lo bueno y lo malo que viva todo con tanta intensidad, lo cual le lleva a detestar a algunos compañeros con tanta entrega como es capaz después de enternecerse con ellos. Que sea justiciero, impulsivo y contradictorio le convierte en un personaje interesante en este reality, más allá de lo bueno y de lo malo.
Hugo: Lo mejor es que nos haya permitido volver a tener la esperanza de que un concursante capaz de enamorarnos pueda llevarse el maletín. Es uno de esos concursantes que aparecen de pascuas a ramos. Con personalidad y capacidad de liderazgo sin apenas pretenderlo. Educado y respetuoso con los demás. Siempre ha brillado por sí mismo, sin necesidad de denostar a los demás. Desde muy pronto lleva en su rostro serigrafiada la palabra “ganador”. Al menos así lo vemos algunos locos que seguimos enamorados de este bendito programa. Lo peor, que haya sido un poco menos activo de lo que hubiera sido deseable. En su caso no se cumple la regla de que Gran Hermano se gana por las noches.
Miriam: Lo mejor ha sido su capacidad para aceptar sus errores de la primera estancia en la casa y que los supiera rectificar a su vuelta. A pesar de que siempre pensé que lo hacía para congraciarse con la audiencia y facilitar su repesca, lo cierto es que no todo el mundo sabe hacerlo. Además, fue entonces cuando mostró su mejor cara. Lo peor, que tirase por la borda lo logrado a su regreso. Que a estas alturas pretenda que Hugo le esté agradecida porque ella fue la que hizo posible que fuera elegido es un absurdo. Ni siquiera sabe lo que hubiera pasado si ella dice que no.
Pilar: Lo mejor es su nobleza, que no haya dudado en mantener su amistad con aquellos que iban saliendo semana tras semana, sin renegar nunca de ella. Es tan dada a la risa como al llanto, porque si algo está claro en ella es que es totalmente de verdad, sin dobleces ni sorpresas de ningún tipo. Lo peor, su obstinación y el mal gusto que ha tenido a la hora de elegir algunas amistades en la casa.
Rubén: Lo mejor es su carácter templado y tranquilo. Afronta las cosas con aparente tranquilidad, lo cual le hace bien a él y destaca ante la tan generalizada tendencia al drama. Lo peor, su deslealtad. Parece no poner barreras a su ambición, lo cual es un signo claro de inconsciencia muy ligado a su edad. Si a la inconsciencia se le une una cierta ausencia de valores tenemos hecho el retrato de un traidor. En la frontera entre lo bueno y lo malo, su chulería, así como cierta tendencia a ser conquistador en sus tiempos libres, y también en los demás. Lo ha demostrado picando de flor en flor, como bien dijo su madre.
Yangyang: Lo mejor es su inagotable energía. Ya sea a la hora de limpiar como a la de cantar, no parece que se canse nunca. Es capaz incluso de hacer las dos cosas a la vez de forma incansable. Aunque lo parezca, no es fácilmente manipulable. Es capaz de seguir a lo suyo por más que todos, sin excepción, intenten lo contrario o se lo afeen de todas las maneras. Lo peor es la evidencia de haberse aprovechado de su dificultad con el idioma para escurrir el bulto en muchas conversaciones y enmascarar en ello algunos de sus errores. Intenta estar bien con todos y siempre, lo cual es un error mayúsculo.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos se han movido algo desde el jueves hasta anoche durante el Debate de Jordi González. La ventaja del más votado se reduce ligeramente desde el 44,5 % al 40,2 %. El resto de porcentajes estaba así: 16,8 %, 11,7 %, 7,7 %, 7,2 %, 13,8 % y 2,6 %. Importante el movimiento del porcentaje en gris, que era penúltimo tres días antes y anoche el tercero más votado, habiendo pasado del 7,4 % al 13,8 %. Casi ha duplicado su porcentaje de votos, lo cual nos puede dar una clave sobre lo que está pasando. Las apuestas están abiertas sobre quiénes atesoran ese porcentaje que no llega al 3 %, así como los dos porcentajes en torno al 7 %. Esos tres serían los que abandonarían la casa este jueves, si no hay nuevos cambios.
Me parece evidente que Hugo esté entre los más votados, y me extrañaría mucho que no estuviera también Gabaldón. No apuesto por los otros dos finalistas porque desconozco si se están moviendo las recargas, reino de carpeteras que este año parecen haber migrado a otros formatos, lo cual agradezco muchísimo. Tampoco descarto que hayan vuelto a casa para desgraciarnos la final, siguiendo lo que es ya una costumbre. En tal caso, Miriam y Rubén tendrían que estar entre los más votados. Quiera el destino que no sea así. Me parece que Yangyang está en casi todas las quinielas entre los cuatro finalistas, pero no estoy yo tan seguro, aunque me gustaría que así fuera. Este jueves de puente saldremos de dudas.