Valeria truncó la paz en playa Destierro. Ya se lo advirtió Lola casi desde el primer minuto: “Vale, aquí nos gusta la tranquilidad, aquí no hay gritos”. Aviso importante: ¡nos gusta la tranquilidad!, no vayas a alterarla. Pero las advertencias continuaron: “Aquí nos gusta todo colocadito y todo limpio”. Sin querer o queriendo, Lola ha asestado el golpe definitivo a Valeria. Si había alguna duda sobre si eran o no justas las críticas de sus compañeros en playa Cabeza de León con cuatro palabras Lola nos ha confirmado que sí. Otra cosa son las censurables formas del grupo hacia la italiana, pero por algo será la actitud vista hacia ella si Lola le advierte sobre la tranquilidad, el orden y la limpieza. Por ese orden.
Recordemos que Lola pasó apenas de una semana con el grupo, a lo que debemos añadir la preconvivencia. Con eso fue suficiente para hacerse una idea sobre esta compañera. Las miradas y sonrisas entre Lola y Palito al saber que Valeria pasaría con ellas cuatro días enteros, con sus noches, ya son suficientemente significativas. Terminaron abrazadas sonriendo. Mucho me temo que ríen por no llorar. La vida de las desterradas se ha complicado de manera considerable. En un principio convivían solas y recibían una fugaz visita el jueves por la noche. Tras la descarga de adrenalina que debe suponer el televoto, volvían a quedarse solas sabiendo que tenían una semana más de tranquilidad. Pero ahora todo ha cambiado.
Tener la compañía incómoda de un compañero durante más de media semana empeora notablemente la situación de Lola y Palito. Se han acostumbrado una a la otra y, aunque sus condiciones de vida son precarias, viven ajenas a conflictos y ambiciones. Han conseguido convertir la dificultad en virtud y viviendo como auténticas supervivientes sacan fuerza de su interior. Se tienen la una a la otra y eso les proporciona una especie de superpoder que gestionan con acierto e inteligencia. No estoy seguro de que hubiera una posible visita de un próximo expulsado que pudiera cambiar la sensación de mala fortuna que tienen ahora.
Agustín Bravo fue el primer visitante incómodo y Valeria está siendo la segunda. Si todo sale como espero, esta misma noche Valeria dejará solas de nuevo a Lola y Palito para que disfruten de la tranquilidad hasta el jueves. Viven con la amenaza continua de esa condena: tres días de paz y cuatro de incomodidad. No creo que Agustín las importunase más de lo inevitable, pero lamento no poder decir lo mismo de Valeria. Y ellas lo previeron bien nada más quedarse a solas con ella en esa pequeña playa desterrada, que pronto habría de ser clausurada. Sin saber lo que se les venía encima, un día antes de recibir a Valeria, Lola y Palito hicieron el pacto de las “hermanas de escupitajo”.
El pacto no tiene secretos, es lo que dice ser. Tanto Lola como Palito se escupieron la palma de la mano y luego las estrecharon fuertemente. “¿Hacemos lo de hermanas de escupitajo?”, preguntó Lola. Palito no quería en ese momento porque acababan de comer el pescado y tenían las manos sucias. ¿Manos sucias? Qué mejor ocasión para escupir sobre ellas y unir las salivas en un hermanamiento que me recuerda a los libros de los 5 (aunque yo era más de los 7), que leía siendo adolescente. Un pacto que, sin ellas saberlo, las protege de visitas incómodas.
No quiero parecer repetitivo, pero creo que urge acabar con la trama del destierro. El próximo expulsado hará el número 6, lo cual deja en el juego tan solo a 10 concursantes, de los cuales las 2 desterradas viven ajenas a todo (salvo la visita semanal ya comentada). O sea, en playa Cabeza de León solo quedarán 8 náufragos. Creo que no es pronto en absoluto para juntar a supervivientes y desterradas, recuperando a estas para el juego. Ya han pasado la dura prueba del destierro y en adelante todo se les va a poner en contra.
Lo de menos son las visitas incómodas, por mucho que alteren su tranquilidad y su ánimo. Mucho más problema le veo a que una parte de la audiencia empiece a ver a Lola y Palito como dos privilegiadas. En lugar de fijarse en su dura posición, hay quien ya se inclina por destacar cierta prepotencia en dos concursantes que no se ven obligadas a soportar a diario los malos modos de Tom, la falsísima sonrisa de Gianmarco, el ‘dontancredismo’ de Alejandro o la doblez de Olga, por poner un ramillete de ejemplos. El destierro, mal entendido como un privilegio, es mucho más duro de lo que parece viéndolas y puede terminar perjudicando su imagen ante una parte de la audiencia votante. Espero que no suceda algo tan injusto.
Antes de ir a playa Destierro vimos a Valeria aprovechando la ocasión para bailar de noche delante del fuego mientras cantaba el Bésame mucho. Cuestión aparte es valorar si la canción es un clásico (que lo es), interpretada incluso por The Beatles (aunque no la llegaron a grabar oficialmente existe el documento sonoro). Pero en esta circunstancia concreta me sonó un poco como canción que cantan los borrachos. En realidad, parece que a Valeria le movía la envidia porque un rato antes había estado cantando Sylvia. En ese caso fue a petición, y aunque primero se resistió porque le pedían un tema de Falete (que ella tiene incorporado a su repertorio) demasiado exigente para la voz, enseguida se olvido de la dificultad y sin que nadie insistiera se arrancó a cantar.
Valeria se puso a bailar porque debió querer demostrar que ella es más artista. O una artista más consagrada que Sylvia, por lo menos. No en vano, su defensora en plató defiende la categoría de Valeria somo estrella internacional explicando que vive al lado de Rafaela Carrá. Es como el que se vanagloria de haber estudiado en frente de un colegio de pago. De manera que si me mudo al lado de Manuel Vicent igual puedo presumir de pluma privilegiada. Pues no, la verdad es que así no funciona.
Tom ha caído en el mismo error en el que anteriormente tropezaron algunos otros compañeros de concurso. Considera injusto el castigo de llevar las gafas de oscuridad por no haber logrado previamente que se cumplieran los castigos de todos. No cree que sea el mejor castigo para él porque le gusta moverse y hacer cosas. Porque, claro, debe pensar que cuando le ha tocado a otro compañero, en esta misma edición o cualquiera anterior, la circunstancia no era la misma. A todos nos gusta movernos libremente y no poder ver es muy frustrante. Se trata de un buen ejercicio para ponerse en el lugar de los invidentes y la dificultad de adaptación que deben pasar. Por cierto, Gianmarco le echó en cara a Omar que le nominase el jueves cuando él no le quitó el premio de recibir una llamada (de Anabel Pantoja). Otro que hace las cosas para comprar voluntades (o sea, evitar nominaciones).
Mucho se está hablando de la filtración de información de Sandra Pica al grupo en playa Cabeza de León. El viernes hablé de que habría contado la existencia de playa Destierro y que allí se encuentran Lola y Palito. Pero parece que no fue eso lo único que contó. También debió explicar con algún detalle las consecuencias que está teniendo en nuestro país la emisión de la serie documental sobre Rocío Carrasco. Esto explicaría varias situaciones que de otra manera no se terminan de entender bien.
Las informaciones de Sandra sobre Rocío, contar la verdad para seguir viva explicarían que Tom haya pasado de tener una buena relación con Olga a darle su nominación el jueves pasado. También que Olga haya empezado a arrepentirse de hablar tanto de la familia de su marido. Sin ir más lejos, este jueves intentó explayarse cuando le tocaba nominar, pero Jorge no le dio suficiente pie. Su llanto fue interpretado como una consecuencia del mal rato pasado en la prueba de la apnea, tras la que había recibido atención médica. Pero no creo que fuera por ello. “Hoy me he levantado un poco rara”, decía Olga. Se me vislumbra que tenía en cabeza lo contado por Sandra.
Esperemos a esta noche en Conexión Honduras para conocer las medidas que toma el programa y la cadena respecto a la indiscreción de Sandra. No veo bien cómo se puede sancionar a una persona que ni siquiera es concursante. A no ser que nos regalen su ausencia en pantalla durante un par de lustros, por lo menos.