El Koala: entre el miedo y la curiosidad
El penúltimo daguerrotipo de la temporada va a ser del Koala. Su amistad con Miriam ha sido cuestionada la última semana de concurso, pero no solamente ahora. Durante los tres meses anteriores dudamos sobre su lealtad en numerosas ocasiones. Me parece curioso escuchar a este concursante decir que ha notado en algunos momentos ansiedad de ganar durante los últimos días. “Esa ansiedad la audiencia la percibe”, dice el Koala, por lo que, según él, puede suponer que la gente diga: “¡Hostia! ¿qué pasa? Pues, tú no”. El análisis es perfecto, pero no es capaz de darse cuenta de que precisamente ha sido él a quien hemos visto con más ansiedad por ganar.
Antes de ir al retrato del cantautor agropop quisiera agradecer el final de edición que empezó a apuntarse ayer con el intercambio de regalos del amigo invisible entre los tres finalistas. Pedí el viernes pasado que tuviéramos una semana tranquila después de tres meses agotadores, repletos de conflictos. Una semana en la que imperase el buen rollo y el positivismo, con los finalistas teniendo el reconocimiento que merecen. Ya han sido saldadas, en la medida de lo posible, las cuentas pendientes. Está bien que ahora dejemos atrás los enfrentamientos y disfrutemos los pocos días que quedan de esta edición.
Por supuesto, tener un final tranquilo no quita para que los finalistas deban rendir cuentas de su paso por la casa cuando salgan, pero hasta entonces está bien asistir a momentos emotivos y felices como el de anoche. Lara Álvarez, perfecta embajadora del buen rollo, dio paso anoche a esa entrañable entrega de regalos del amigo invisible en la que los tres finalistas estuvieron fantásticos. Me pareció que eran sinceros y hacían sus regalos con satisfacción.
El Koala le regaló a Suso una gorra “muy campesina, muy sureña, de campesino sureño”. Si no repite las cosas varias veces no es él. Ahora ya son dos los ‘tontos Simón’ en la casa, con gorra sobre sus rapados cráneos. Conste que no les estoy llamando tontos, es porque me recuerda a la canción de Auserón. A Miriam le regaló su amigo el pijama que tantas veces le ha prestado y ya es suyo para siempre. Se lo quiso dedicar a “su amiga del alma” y “para que tengas lindos sueños y se hagan realidad”. Creo que el más inmediato es ganar este concurso.
Suso regaló chuches a Miriam y en la nota puso una estrella para que la ilumine en su camino y un fragmento de su foto oficial donde solo se veía su boca para que le recuerde siempre con una sonrisa. Como dijo el ‘súper’, al tener esa foto de su sonrisa la lengua fuera parecía muy ‘stoniana’. Al Koala le regaló una rosa, obligatoriamente de plástico. Haciendo de la necesidad virtud, Suso aprovechó para resaltar que al ser de plástico era para toda la vida, lo cual acompañó con muy bonitas palabras en las que llamaba “maestro” al Koala y él un “aprendiz”. Acompañaba el escrito también con su foto, aunque en este caso el fragmento de los ojos para que viera su interior. Suso remarcó que a los dos les quiso hacer el regalo de corazón y de una forma especial. He de decir que estuvo muy acertado en esta ocasión.
Miriam le regaló al Koala su camiseta de ‘Chola power’. Ella se podrá poner el pijama, pero me temo que no podrá pasar lo mismo con su camiseta porque no le entraría al Koala ni forzándolo. “Hemos llorado, reído y jugado juntos. Ahora mi polito de cholita es tuyo y de Vito (su mujer). Gracias por tantos bellos momentos y espero que la vida te triplique mil bendiciones. Hoy y siempre. ¡Cholitos power! ¡Cholitos free very happy!”, escribió Miriam en la nota y tras su lectura se fundieron los dos amigos en un abrazo.
Miriam le decía al Koala que lo quiere mucho, y la creo. También le ha creído a él las disculpas tras sus errores de los últimos días. Me parece que no se va a cumplir la previsión de los cenizos. Llevan todo el concurso diciendo que no mantendrán la amistad fuera, pero creo que se equivocan. “Si no fuese por este hombre no lo hubiese pasado bien del todo”, decía Miriam anoche. Y eso vale más que nada, a pesar de que estos días ambos se hayan estado tirando a la cara cosas pasadas hace semanas, casi todas de bastante poca trascendencia.
Pero el regalo de la noche fue ese espejo del poder que Miriam quiso traspasarle a Suso. El mítico espejo que al propio Suso tanto molestaba. Llegó a pedir en una gala a Jorge Javier que le quitasen el espejito a Miriam. Muchos comentaron que hacía brujería con el espejo, incluso. No sería tanto así si lo eligió como regalo para su compañero de concurso. Hasta al ‘súper’ se le escuchaba partiéndose de la risa ante este inesperado regalo entregado con cariño y esfuerzo, porque a Miriam le costó desprenderse del espejito del poder. “Espero que lo puedas usar para jugar y observar con tu mirada de niño travieso”, le escribió en la nota. Perfecto remate para una noche adorable.
Daguerrotipo del Koala
Vi desde el principio que estábamos ante un superviviente, pero no me parecía dispuesto a sobrevivir de cualquier manera. No estaba equivocado en tal apreciación sobre el Koala. A pesar de haber demostrado manejar como nadie el “arte de evitar las discusiones”, como él mismo lo llama, ha sido el único que se enfrentó a todos defendiendo abiertamente a Miriam desde la primera semana. También fue el único en cantarle las verdades del barquero (y sin necesidad de guitarra en esta ocasión) al grupo mayoritario reclamando que girase la rueda y no quedasen nominados siempre los mismos.
Fue capaz de llamar “sexteto corrupto” al grupo mayoritario y reclamar su libertad de no “odiar por encargo” delante de Mónica para explicar por qué estaba del lado de Miriam. Sin embargo, luego parecía desmarcarse de su propio análisis disculpándose innecesariamente, y hasta tenía feos gestos a espaldas de su amiga, renegando de ella ante aquellos con quien decía no congeniar. Por eso se le vio en muchas ocasiones como un tibio, aunque luego hacía apartar cualquier idea de tibieza prendiendo en llamas la casa con una nueva teoría que no era otra cosa que la anterior adaptada a la nueva situación en la casa. No hay tibieza cuando se aparece de repente para destacar del resto hablando con franqueza aun a riesgo de seguir saliendo nominado cada semana.
El Koala se ha ganado ser considerado un pata negra en este reality. En su atrevimiento tuvo mucho que ver que fuera salvado con porcentajes inferiores al 2 % de los votos en más de una ocasión. Pero otro habría preferido acompañar al demostrado apoyo de la audiencia también el de sus compañeros, y para ello habría tenido que seguir al rebaño de forma silenciosa. Eso fue lo que no hizo y fue su mayor acierto. Solo él y Verdeliss acertaron al no denegar el auxilio al desvalido. Porque, aunque algunos quieran ahora reescribir la pequeña historia de lo sucedido en esa casa, Miriam estaba siendo menospreciada por casi todos.
No solo despreciaron a Miriam, también lo hicieron con el Koala porque su mundo era otro. Decían que tenía una sonrisa graciosa, pero siempre supe que querían decir otra cosa y no se atrevían. Porque este concursante no era ningún tonto, más bien al contrario. Lástima que acompañase sus grandes momentos rebelándose contra aquello que consideraba injusto con otros en los que volvíamos a verle tibio. Entonces pensábamos que habíamos estado ante un espejismo. El Koala fue en muchos momentos como esos delanteros que lo hacen todo bien, pero tienen problemas a la hora de rematar la jugada. Se le resistía el gol demasiadas veces.
¿Por qué ese vaivén entre la franqueza y la hipocresía? Me costó entender que en ocasiones fuera franco y a calzón quitado mientras en otras se congraciaba con aquellos de los que antes había sido azote. De esa manera se arriesgaba a ser visto como un falso. Con su preocupación endémica por no enemistarse con nadie lo que hacía era sembrar la duda. Todo lo conseguido se iba al garete cuando le veíamos hablando mal de Miriam con el enemigo. No cualquiera sabe llevar bien el doble juego, que generalmente acaba con las aspiraciones de quienes caen en ese error. Pero lo del Koala creo que en lugar de doble juego era simplemente miedo.
Creo que el Koala se ha estado moviendo entre el miedo y la curiosidad. Probaba a hacer y decir lo que pensaba, sin valorar si eso podía beneficiarle o perjudicarle en el concurso. Luego tenía miedo y reculaba. Era entonces cuando se equivocaba posicionándose contra Miriam, como hizo la segunda semana, o era desleal uniéndose de manera fugaz a los que la despellejaban en sesiones de mañana, tarde y noche. De madrugada no tanto porque la mayoría han sido bastante dormilones en esta edición. Pero la curiosidad es más fuerte que el miedo. Por suerte, he de decir.
No es cierto que el Koala nunca defendiera a Miriam en público. Tampoco que no le diera ningún consejo como amigo. Ambas cosas se las ha reprochado Miriam estos días, bien es cierto que como respuesta a sus inexplicables invectivas. Le vi defendiendo a su amiga de los ataques de Aurah, por ejemplo. Y tras la desafortunada revelación del supuesto affaire de Makoke con Carlos Lozano quiso aconsejarla que no respondiera a las provocaciones porque iban a intentar ponerla al límite, lo cual pasó tal cual lo había previsto este Koala listo. Seríamos muy injustos si no reconociéramos que sin este concursante el infierno de Miriam habría sido mucho mayor. Pero también habría sufrido el concurso porque supo poner equilibrio en la situación de mayoría aplastante frente a una exigua minoría. Ha sido una pieza importantísima en lo sucedido estos tres meses y un muy justo finalista.
Como buen superviviente quiso nadar y guardar la ropa. Es algo común en personas que no han tenido una vida fácil o han sufrido engaños de algún tipo. Me atrevo a decir que es el caso del Koala. Pero como no estaba dispuesto a cualquier cosa terminó saliendo a flote su personalidad. No solo el lado bonachón, que lo tiene. El Koala a veces parece un niño frágil y sensible. También salió la astucia y la mala leche. Por suerte, he de decir. “Que se prepare el quinteto”, dijo mientras Makoke ponía la oreja. Perdón, no quería mencionar tan espinoso tema. Les molestaba que opinase y diera por muerto a Darek, por ejemplo. Debían pensar que solo ellos podían opinar. El Koala, con su cara graciosa y su aspecto de campesino, debía callar, supongo que pensaban.
Era positivo que Suso presumiera de haber mamado reality, cuando todos hemos podido comprobar que no tiene ni repajolera idea. Sin embargo, servía para descalificar al Koala que se hubiera preparado para esta experiencia. No creo que sea cierto lo que tantas veces dijeron, sobre todo Asraf. Ni entró con nada estudiado ni se encargó de analizar a fondo el concurso antes de entrar, lo cual no tendría nada de malo. Simplemente creo que observó con más atención que los demás. Leyó el concurso mejor que los demás. Y supo conocer a todos mejor y más rápido que los demás.
Los últimos días al Koala le volvió a asaltar el temor y recordó que es un superviviente. Debía intentar ganar este concurso, lo cual puso por encima de su amistad con Miriam. En realidad, sintió la curiosidad de comprobar si era capaz de rematar su concurso con un triunfo tan inesperado como aquel de su ‘Opá, yo viazé un corrá’, la canción que le lanzó al estrellato. Fue presa del miedo y la curiosidad al mismo tiempo, lo cual le hizo equivocarse. Aunque siempre he detestado a los tibios y a los hipócritas, de este Koala humano me quedo con su verdad. Y, ¿por qué no?, también con sus miedos y su bendita curiosidad.
Moleskine del gato
Suso se mostraba derrotado y decía: “Lo que más me duele es que en España no me hayan dado el éxito de ganar algún reality”. Su aversión por la cultura del esfuerzo le hace pensar que el éxito debe ser regalado. Pero el éxito y el triunfo llegan casi siempre a consecuencia del esfuerzo. Precisamente aquello a lo que él no parece dispuesto. Decía hace unos días que no está de acuerdo en que deba esforzarse. Su objetivo vital es no tener que hacerlo nunca. Por eso quiere ganar porque sí. Más o menos lo que me pasa a mí con la lotería primitiva.