Lo de anoche fue La Gala, con mayúsculas. Programa de ritmo trepidante en el que todo funcionó como un reloj suizo, con una cascada de emociones, tres expulsiones y la impecable resolución de un tema altamente delicado como era el de Carlota. El dilema del juego de tentaciones resultó interesante y divertido, con muchas conclusiones que sacar y momentos hilarantes como el de Maico aprovechando los siete timbres de la llamada telefónica para echar una meadita. Casi cuatro horas en las que lo importante no se hizo esperar y que pasaron en un suspiro. Cuatro horas para disfrutar como pocas veces. Porque, queridos amigos, ¿por qué conformarse con la buena televisión si podemos gozar con la mejor? Ante galas así solo puedo decir enhorabuena y gracias.
La gala empezó con un avance informativo en el que se coló el audio del público en plató. Este programa tiene la sana costumbre de no cerrar los micrófonos de ambiente para que podamos escuchar la reacción del público mientras ve los vídeos. Reaccionaron con celeridad y los cerraron pronto, pero ya se había colado una cerrada ovación ante la noticia que estaba dando Pedro Piqueras. Los informativos con público rubricando las noticias con pitos y aplausos serían un espectáculo sin igual. Enseguida tuvimos la información que habíamos estado esperando sobre lo sucedido el fin de semana pasado. Quién mejor que la propia Carlota para conocer de primera mano todo lo necesario sobre el caso.
Carlota hablaba con el súper y antes de preguntarle si podía volver a la casa decía esto: “Como podrás imaginarte no va a ser fácil explicar la magnitud de lo que siento. En primer lugar, lo que me nace decir es que os agradezco de corazón el trato, la ayuda, las facilidades que he recibido en estos días porque realmente han sido muy duros. Muy a mi pesar tengo que confirmar que estoy de acuerdo con la decisión que tomó la organización en expulsar a José María. Es cierto que se dio un hecho grave y desagradable contra mi persona, estando inconsciente. Y realmente porque José María llegó a tocarme la médula sensible y llegó a ser importante para mí por el momento yo he renunciado a continuar ningún tipo de procedimiento. Pero tengo que aclarar también que desde el sábado por la tarde, y él lo sabe perfectamente, ya no existe ningún tipo de vínculo emocional con él”.
Respecto a su regreso a la casa lo explicó así: “No sé realmente cómo va a ser esta segunda etapa en la casa, pero yo pedí un sueño, se me concedió y sé que solo pasa una vez en la vida. Así que, ‘por fi’, déjame entrar”. El discurso de Carlota fue emocionante y contenido. Está claro que tiempo tuvo para pensar lo que diría por lo que sus palabras parecían muy medidas y meditadas. Cosa normal dada la importancia que tenía lo que fuera a decir. Carlota afirmó que necesitaba abrazar a dos personas sobre todo y a su entrada se encontró con una de ellas. La casualidad quiso que viera primero a Miguel. Este concursante y Gabaldón eran esas dos personas. Carlota tiró su mochila al suelo y se dieron un abrazo de esos que no requieren de palabras. Luego habló con todos en la cocina, ese lugar donde está el auténtico hogar de las casas, y pidió tener una charla más extensa con Miguel y Gabaldón en solitario.
Al grupo le contó que José María ha sido expulsado. “Aunque quisiese, no se me permitía volver a la casa por orden del equipo de psicólogos”. En el petit comité con Miguel y Gabaldón fue más explícita. “Estoy de acuerdo con lo que la organización ha decidido. Pasó algo estando yo inconsciente. Yo no he estado expulsada, pero los psicólogos tenían que decir que podía entrar. De hecho, el sábado por la tarde mi relación con él termina. Y, precisamente porque yo estaba inconsciente no lo sabía”. A preguntas de Gabaldón explicó que vio en el ‘confe’ lo que pasó. Hasta ahí Carlota había aguantado muy bien el tipo, pero en ese momento se rompió.
Gabaldón retiraba poco después el nombre de José María del cabecero de su cama. Toda la secuencia que vimos anoche y estoy recordando ahora estuvo llena de emoción. Este gato no fue capaz de verla sin evitar las lágrimas. Primero por el propio relato de Carlota. Luego por poder comprobar que no me he equivocado al confiar en que Gran Hermano gestionaría esto bien. Aun así, debo reconocer que no pensé que algo tan complicado fuera a tener un tratamiento tan exquisito, con tanto respeto por Carlota y su familia. No era fácil y realmente ha superado mi expectativa. Por eso personalmente pongo aquí un punto y aparte. Solo me queda repetir lo que ya aclaré el otro día: a partir de ahora volveré a considerar a Carlota como la misma concursante de antes. Me da igual si parece bien o mal, para mí es como si esto no hubiera sucedido.
El primer juego de las tentaciones tuvo interés y ayudó a comprobar las distintas maneras de ver lo mismo por parte de los concursantes. Unos sin duda ninguna respecto a darle al pulsador y otros no solo contrarios a ello, sino intentando convencer al resto de no hacerlo. El de anoche superó con creces el interés de aquel que terminó con Petra expulsada de improviso. Esta vez fueron saliendo uno a uno de la sala de pruebas donde habían estado asistiendo a la actuación de Antonio José para enfrentarse a su reto. La casa había sido vaciada literalmente. Ni un mueble, ni un objeto personal y la despensa vacía. Recuperarlo todo estaba en manos de todos excepto Laura, Miriam y Carlota, que han regresado recientemente a la casa.
El dilema era ir recuperando cosas o responder la llamada de un teléfono. Había uno en cada estancia y el ‘súper’ les iba informando de lo que recuperarían y al tiempo de quién estaría al otro lado de la línea telefónica. Si resistían la tentación de levantar el teléfono durante los siete timbres que sonarían recuperarían la comida, la ropa, los muebles y hasta los cepillos de dientes o el agua caliente en la casa. No era una decisión fácil, aunque casi todos la tomaron al primer timbrazo. Es lo que tardaron en coger el teléfono los que lo hicieron. También les bastó ese tiempo a los que decidieron que no lo harían y así lo dijeron del tirón. Pilar, Yangyang, Hugo, Maico, Cristian y Miguel no cogieron el teléfono y recuperaron la parte que les propusieron. Sin embargo, Mina, Rubén, Carlos y Gabaldón renunciaron a recuperar su parte y levantaron el auricular.
Mina habló con su madre e hizo al grupo perder las camas del dormitorio pequeño. Pilar no habló con su madre y recuperó la comida. Yangyang no habló con su amiga y recuperó el resto de objetos del dormitorio pequeño. Hugo no habló con su hermano y recuperó todos los muebles del jardín, incluyendo los aparatos y objetos de gimnasia. Rubén habló con su madre e hizo perder las camas del dormitorio grande. Maico no habló con la madre de su hija y recuperó todos los objetos del cuarto de baño y el agua caliente. Carlos habló con su novia y no recuperó las sillas de la cocina y la posibilidad de usar los electrodomésticos. Cristian no habló con su abuela y recuperó los muebles del salón. Gabaldón habló con su novia y no recuperó lo que había en los armarios de la cocina. Por último, Miguel no habló con su esposa y recuperó la zona del lavadero.
Es curioso que buena parte del grupo haya estado poniendo de egoístas todo este tiempo a Hugo o a Maico y resulta que anoche estuvieron entre los que pensaron en el bien del grupo, renunciando a su recompensa personal de la llamada. Mina y Carlos están entre los que les llamaron egoístas, pero anoche lo fueron ellos. También interesante comprobar que la ultracorrecta Mina no pensase anoche en la importancia de tener camas en las que descansar bien. Maico al ver la casa vacía dijo: “Estamos de okupas”. Cada uno lo ve desde su óptica. Luego, como adelanté antes, tuvo claro que no contestaría la llamada de Valentina, madre de su hija, y aprovechó el momento para aliviar su vejiga. Cada día me parece más genial este loco maravilloso que anoche me hizo reír a carcajadas.
Este juego de las tentaciones dice mucho de los concursantes y no solo durante su desarrollo. Sin ir más lejos, anoche dormían en los sofás del salón precisamente aquellos que respondieron su llamada. Entre bromas y veras se lo decía Hugo a Rubén: “Tú tienes que dormir en el suelo hoy, no puedes dormir en el sofá”. Luego lo abrazaba con una de esas muestras de cariño suyas tan paternales y sinceras, pero estaba dicho. Y es que Hugo casi siempre da en la diana. Por las reacciones del público parece claro que es más popular pensar en el bien del grupo y quedarse sin responder la llamada, aunque yo tampoco juzgaría con dureza esa reacción. Llegado el momento supongo que lo mejor es que cada uno actúe al dictado de su conciencia, y en ocasiones dependerá del estado de ánimo. Tampoco es igual recuperar la vajilla que la comida, por lo que la prueba no era exactamente igual para todos.
Siendo un poco seguidor del programa se sabe que en Gran Hermano las palabras “siempre” y “nunca” tienen su propio significado. Imagino que la prueba semanal les dejará recuperar lo perdido, o bien cualquier otra acción. La cara de preocupación de Mina según iban entrando compañeros que no habían respondido la llamada compensaba con su gesto de alivio cuando Rubén o Carlos dijeron que sí lo habían hecho. Llegó incluso a abroncar a Cristian por no haber hablado con su abuela. No le venía bien quedar como la única que levantó el teléfono, aunque finalmente está en el selecto grupo de los cuatro egoístas que lo hicieron.
En la conversación de Mina con su madre esta le daba una pista para tratar de enderezar su concurso. Tarea bastante complicada, dicho sea de paso. Le vino a decir que era mejor la compañía de Hugo que la de otros, lo cual Mina interpretó a su manera. A Hugo no le viene bien quedarse sin enemigos, aunque tengo por seguro que eso no va a pasar por mucho que Mina hiciera caso a su madre de forma estricta. Cristian al volver al ‘confe’ se hizo un Yangyang afirmando que no se había enterado muy bien del tema de la tentación, pero viendo ese momento tengo claro que no es cierto.
Todo esto de las tentaciones estuvo trufado de una expulsión que se me antoja importantísima. Salió Daniel y con su expulsión Carlos se salvaba anoche por primera vez. Todavía tendría que pasar otras dos veces por ese amargo trago de aguardar la comunicación de Jorge Javier sobre una expulsión. Esto fue así porque la audiencia decidió que se quedaran Laura y Miriam, por lo que debían ser intercambiadas por otros dos concursantes. Las dos arpías (han demostrado serlo) acumularon anoche motivos para ser odiadas por ser en cierta medida culpables de la expulsión de Cristian y Miguel.
No es por presumir (bueno, un poco sí), pero el pasado lunes escribí aquí mismo esto: “La opción personal de este gato opinador es que no merece quedarse ninguna, aunque posiblemente Miriam daría más vida al concurso que concursantes como Cristian o Miguel”. Odio citarme a mí mismo porque es en cierto modo un pecado de vanidad, pero además me venía bien para explicar que la audiencia no me hizo caso en lo de votar la opción "ninguna" y sí en que el camión de transportes de muebles se llevase a Cristian y Miguel. Los dos tuvieron un 3 % de los votos. Primero salió Cristian y pensé que siendo catalán le pegaba lo del 3 %, pero con Miguel se me acabó la broma. A todo esto, fue la noche horribilis de Pilar, que se pasó casi todo el rato llorando como la ‘drama queen’ que es. La entiendo: se le fueron Daniel y Cristian, se quedó sin hablar con su madre y encima salió a la palestra nominada por primera vez. Pilar ha pasado de cero votos durante semanas a tener algún voto perdido y, de repente, nominada. Lo dicho: ‘horribilis totalis’.
Ah, y después de la gala hubo una especie de reconciliación entre Miriam y Rubén. Hablaron de buen rollo y... ¡Atención! Han dormido en el mismo sofá (ahí siguen a la hora que publico). Aly, querida, vete preparando.
Observatorio de nominaciones
Las nominaciones se desarrollaron en el ‘confe’ y de esta forma:
Carlota > Maico (3), Hugo (2) y Laura (1)
Gabaldón > Maico (3), Yangyang (2) y Laura (1)
Pilar > Mina (3), Maico (2) y Miriam (1)
Carlos > Maico (3), Yangyang (2) y Hugo (1)
Mina > Pilar (3), Maico (2) y Rubén (1)
Hugo > Mina (3), Carlos (2) y Laura (1)
Rubén > Mina (3), Yangyang (2) y Carlos (1)
Maico > Laura (3), Yangyang (2) y Mina (1)
Yangyang > Maico (3), Gabaldón (2) y Rubén (1)
Laura > Pilar (3), Carlos (2) y Maico (1)
Miriam > Pilar (3), Maico (2) y Gabaldón
Nominados Maico, Mina y Pilar. Ya he comentado lo de Pilar y su irrupción en la terna de nominados. Se salvó por los pelos Yangyang y Hugo experimenta un fenómeno inverso al de Pilar: de acumular su buen par de decenas de votos a solo tres anoche. Me dicen que Maico bate récord histórico de votos en las nominaciones en nuestro Gran Hermano con 180. No lo he comprobado, pero lo veo muy posible. El viejo zorro no dudaba anoche en compartir su comida con el grupo ante la contingencia del momento. Todo lo contrario que Carlos o Miriam, que se mostraban dispuestos a hacerlo solo con los afines. De nuevo Maico demostrando que no es lo que dicen que es. Sería injusto expulsar ahora a este concursante. No solo porque anoche nos dio ese momento de risas inolvidable sino porque también nos hace disfrutar con sus maravillosas explicaciones cuando nomina.
Si el jueves próximo sale Pilar, y mucho me temo que tiene muchas papeletas, estaríamos dando el gusto a Laura y Miriam. También a Mina y Carlos. Sería una pena. Por tanto, creo que ha llegado el momento de Mina.
Moleskine del gato
Estuve durante mucho rato seguro de que serían incapaces de cumplir con el horario anoche. Todo lo que he contado, las tres entrevistas a los expulsados, nominaciones, despedidas, comunicación de los nominados. ¡Madre del amor hermoso! Menudo estrés debió llevar Jorge Javier. No solo les dio tiempo, sino que todavía compensaban a Cristian y Miguel con las llamadas que no tuvieron en la casa dado que no había nadie en plató para recibirles, como pasó con Petra hace unas semanas. Y es que, ya lo he dicho al principio: menuda gala, la madre de todas las galas, galaza. O sea, La Gala, con mayúsculas.