Daguerrotipo de Lola
Hoy toca el daguerrotipo de la concursante que protagonizó la primera expulsión y estuvo desterrada durante once semanas. Es la única de los finalistas que no fue nunca líder. También la menos veces nominada al pasar tanto tiempo en playa Destierro, aunque en realidad estuvo expuesta al televoto todas esas semanas. Es decir, nadie corrió peligro de expulsión tantas veces. Su nombre real es Marta Mencía, aunque todos la conocemos como Lola.
Lola: superviviente con pedigrí
No deja de ser curioso que consideré la de mayor pedigrí a una de las concursantes con más discutible linaje de famosa, cuya popularidad le viene dada por su reciente participación en otro reality. Digamos que es conocida a nivel televisivo sin que haya merecido tal distinción por haber hecho algo glorioso o sonado. Quizá deberíamos tener en cuenta que en su misma situación se encuentran los otros finalistas, aunque más exactamente otros dos. Quiero decir que conocemos a Lola, Melyssa y Tom por haber participado en La isla de las tentaciones. De isla a isla y tiro porque me toca. Gianmarco también tiene esa experiencia en su currículo televisivo, aunque en su país natal. Olga sería la única cuya fama le viene de otro lado.
Digo que Lola es la superviviente por excelencia, cuyo pedigrí no le ha sido regalado, sino que lo ha ganado demostrando su ralea. La casta no siempre viene de familia o posición social, sino que se acredita con los actos. Es el caso de esta concursante cuya reputación ha crecido espectacularmente en estos tres meses largos. Tiempo en el que pasó de tener una imagen no del todo deseable tras su paso por el otro programa a ser una concursante querida, cuya pronta asociación con Palito la convirtió en intocable. Es como si buena parte de la audiencia nos hubieramos propuesto que a Lola la tendrían que expulsar por encima de nuestros cadáveres. Es un símil, no se espanten.
Lola fue elegida la primera noche para ir a playa Uva, y hasta ahí llegó su buena suerte. Esto era una pista de la popularidad o el apoyo que tenía frente a quienes eran castigados en el barco encallado. Sin embargo, no resistió el enfrentamiento con los otros compañeros que salieron a la palestra en la primera nominación. Tras solo una semana de convivencia con el grupo llegaba a una ubicación inhóspita, demasiado incómoda para convertirse en su hogar durante casi 80 días. En apariencia iba a vivir un castigo, pero en realidad ahí comenzaba su leyenda.
El palafito reconvertido en esa playa enana donde apenas daba el sol cuatro horas al día y cuya única ventaja era que se pescaba con cierta facilidad, algo más que en otras playas míticas del programa. Lola aguantó con fuerza inusitada y soledad absoluta en aquel lugar. Entonces ya se había ganado el reconocimiento y la simpatía de la audiencia. Tanto es así que pronto empezó a coleccionar víctimas. Primero se cargó a Antonio Canales, lo cual lamenté, pero quedó compensado al ganar otros enfrentamientos, especialmente frente a Marta López, probablemente en mayor servicio que le ha podido hacer a este programa. Pero en esos otros televotos ganados Lola ya no estaba sola. A playa Destierro había llegado Palito.
La asociación de Lola y Palito benefició enormemente a las dos. Viviendo la dura experiencia juntas se convirtieron en la debilidad de la audiencia, como sugerí antes. No recuerdo una expulsión tan dolorosa como la de la sobrina de Miguel Bosé, una auténtica desconocida cuya fama le viene sobrevenida al pertenecer a una conocida saga familiar. Durante toda su permanencia en las dos playas Destierro casi nadie se atrevió a cuestionar a Lola. La idea de que su concurso estaba siendo más fácil al no tener que convivir siempre me pareció falaz y absurda. Nadie había acreditado la capacidad para sobrevivir a un naufragio como ella. Y tampoco tuvieron problemas de convivencia otros concursantes que, si acaso, los provocaban en terceros.
Lola no solo se ha ganado un puesto en la final por ser una gran superviviente, también por su naturalidad, la sinceridad con la que se mostró en todo momento y, muy especialmente, su dulzura. “En el buen sentido de la palabra, bueno” era como se veía Antonio Machado. Y así vimos muchos en todo momento a Lola y Palito. Tal cual. En su ligero equipaje no llevaban ni envidia, ni egoísmo. Si alguien apostó en esta aventura por compartir en lugar de competir esas fueron Lola y su inseparable compañera. Ella se convirtió en una perfecta anfitriona para, al menos, nueve de sus compañeros, a quienes recibió en su palafito con tanto entusiasmo como generosidad. Luego les hizo la vida más fácil, dentro de lo cabe, sin tener problemas de convivencia con nadie más que con la insoportable Valeria.
¿Dicen que Lola no puso a prueba su capacidad para convivir? Pues bien que lo hizo con todos los compañeros que fueron visitando playa Destierro hasta su expulsión, que primero se producía minutos más tarde, pero permanecía luego varios días esperando conocer la decisión de la audiencia. Es cierto que tras la reunificación fue complicado para ella adaptarse a un grupo que llevaba rodado durante muchas semanas, habiéndose perdido mil batallas del grupo. Ella estuvo en otra batalla, más dura y complicada. Hay que tener una gran fuerza mental para soportar esas condiciones de vida, especialmente para hacerlo sin perder la sonrisa y siendo tan generosa como en un principio.
Lola no solo merece ser finalista, sino que sería una justísima ganadora. Ha demostrado ser una superviviente de primera y nos tiene conquistados a muchos con su forma de ser. En su contra tuvo la oposición de opinadores y defensores de otros concursantes, temerosos de su fortaleza, no solo por su capacidad para enfrentarse a esta aventura, también por el apabullante apoyo que ha tenido, llegando a superar nueve televotos. En eso solo le gana Tom, con once nominaciones superadas (esta noche veremos si supera la duodécima). Lola ha sido una concursante de 10 y, más que tener pedigrí, es ya una auténtica leyenda. Reconocimiento que ha conseguido sin falsos montajes, sin mezclar su vida personal con el programa y, sobre todo, sin que nadie le regalase nada. Supera eso.
Moleskine del gato
Hoy es el día. Uno de los días, para decir mejor. Llegamos hasta aquí tras 104 días en los que hubo de todo. Como dicen mis compañeros en esta web en un imperdible reportaje: sonrisas, lágrimas y supervivencia. Esta noche sabremos si vivirá la final Tom u Olga. Y luego comenzará la gran final. Lo demás no está escrito, ni debe estarlo.