Como si fuera lo más natural del mundo, Colchero afirma que los amigos y la familia van primero, siendo su pareja lo último. Por orden de importancia estarían, por tanto, amigos, familia y pareja. Un poco más tarde invierte la posición de los dos primeros grupos sin advertir sobre ello, poniendo primero a la familia y luego a los amigos, pero la pareja va siempre al final. Con esa filosofía no tiene dificultad para entender que Adrián le ponga por delante de Marta, considerándole más importante para él que la chica con la que ha decidido empezar una relación. Miriam es quien alienta esta interesante conversación en la que está presente Marta, pero no Adrián.
Marta mantiene el tipo y afirma que no le inquieta ser menos importante para Adrián que Colchero. Luego va al cubo y la seguridad que muestra delante de Miriam se descompone. Lo que más parece importarle no es el hecho en sí, sino que se esté hablando de ello. La conversación se recupera más tarde, estando ya Adrián presente. Tom le pregunta si nominaría a Marta antes que a Colchero en caso de que hubiera de elegir entre los dos e intenta evitar responder con la excusa de que se trata de una situación improbable. “Eso no va a suceder”, dice Adrián. Pero en muchas ocasiones hemos visto una última nominación en la que solo pueden dejar sin nominar a un concursante. Ese sería el caso. Adrián termina sugiriendo que nominaría a Marta.
Que Marta elabore un discurso adaptado a la dolorosa circunstancia de que su chico considere más importante a un amigo que ella me parece completamente lógico. Es especialmente hiriente considerando que no se trata de un amigo al que conozca desde hace más tiempo que a ella. Allí se han conocido todos a un tiempo. La teoría de Marta viene a decir lo siguiente: “Muchas veces juzgamos si alguien quiere más o quiere menos, y al final cada persona quiere de una manera distinta y no se puede comparar. Tenemos idealizado un concepto de amor”. El problema es cuando esa persona ni siquiera sabe si está o no enamorado.
Preguntado sobre el significado de estar enamorado, Adrián afirma que eso no se puede certificar y no hay diferencia con una distorsión de la realidad. La siguiente pregunta de Marta es clave: “¿Has estado enamorado alguna vez?”. Adrián responde: “No lo sé”. Tres palabras que significan más de lo que parece. No saber es, en este caso, sinónimo de no haber estado enamorado nunca. Y tener dudas sobre lo que se siente cuando se está enamorado también. Por mucho que diga Marta, escuchar estas cosas de Adrián debe dolerle demasiado. En caso contrario es que no tiene sangre en las venas y se está poniendo una venda para evitar ver lo que está a la vista delante de ella. Una venda que sirve a un tiempo para disimular la sangre que sí tiene y sale de su herida.
No se trata de dudar de la autenticidad de una relación. Podemos estar de acuerdo en que cada uno tiene sus ritmos y Marta ya ha aclarado que suele ser lenta para estas cosas. Adrián no sabemos, porque no sabe si ha estado enamorado alguna vez. Ayer los dos pasaron poco tiempo juntos. Cuando Marta fue a hablar con él esperando explicaciones, este le explicó que necesitaba un poco de soledad, por eso se había apartado. Tal vez pida tiempo para aclarar su mente y terminar de tener claro si se ha enamorado alguna vez, porque si le sale no quiere decir que en la casa está teniendo una relación basada en algo distinto al amor. No vale decir que ya lo sabíamos porque aquí quien debe saber es Marta.
Ni siquiera abaratando de forma drástica el concepto, como hace Marta, es capaz Adrián de verlo claro. Ella habla de ilusión y ganas, a lo que él responde que en tal caso estaría todo el mundo enamorado. Su falta de fe en el amor le lleva a pensar que solo cuatro personas en el planeta tienen esa fortuna. Al borde del negacionismo amoroso, Adrián ha decidido darse un tiempo a sí mismo. Tiempo en el que no le apetece hablar con Marta, pero sí con su amigo Colchero. Ya había visto antes muestras de cariño de Adrián a Cora más evidentes y efusivas que las vistas nunca en la pareja. Si le preguntan a este chico, no creo que dijera lo mismo que Colchero. Adrián se pondría primero él, luego él y después él también. Luego todo lo demás, en orden indistinto.
Con todo, Adrián me parece un chico simplón y con un pronto explosivo, pero bastante transparente. Peor me parece la amargura permanente de Marta y su intento constante de mangonear en todas partes. Tal vez no estemos valorando lo suficiente la sinceridad de él. En pocos días ha venido a decir que no se ha fiado de nadie en su vida y que nunca ha estado enamorado. Fue tan oportuno como para decir específicamente “no he confiado en mi vida ni en Peter” justo la noche que su amigo Peter estaba en plató por primera vez. No confía en nadie y no tiene claro si se ha enamorado alguna vez. Muy mal me tiene que parecer ella para verla con peores ojos que a Adrián. La Marta que le dice a Miriam “aquí ese guiso se hace así y lo comemos así”, intentando que cocine como ella quiere, no me gusta nada. Mucho menos cuando salta al cuello de otro habitante en esa casa, situación en la que siempre se apaña para tener un grupo de corifeos que la apoyan y hacen ruido contra quien haga falta. Rafa tiene suerte ahora de que el objetivo sea Miriam.
El primer conflicto de ayer con Miriam tuvo a Sara como protagonista. A la muchacha le molesta que le ponga su maldita muñeca delante cuando está desayunando. Y, claro, en lugar de apartarla sin más prefiere montar una pequeña bronca para protestar por ello. Poca cosa lo de la muñeca al lado de lo que pasó por la tarde. Se barruntaba tormenta en cuanto vi a Miriam gastando medio litro de leche para hacerse un baño facial a lo Cleopatra. También se pasó zumo de naranja, con lo que duele en las heridas el cítrico. Su rutina de lavado de cara no anunciaba nada bueno.
Como era de esperar, tras el baño facial hubo movida. Tom agitó a las fieras para que protestaran por el gasto de leche. “Aquí los alimentos son para comer, no para hacerse un peeling”, decía Marta, siempre dispuesta a poner reglas por decreto. Como hacía inscribir en algunos carteles un viejo catedrático de universidad: Por orden DMC. Que no significaba otra cosa que “De Mis Cojones”. La respuesta de Miriam fue de esas que merece guardar: “Mi cara también come”. Lo dejaría aquí bien a gusto porque la respuesta tiene categoría de un buen “chimpún”. Pero me debo a mi público, como diría una folclórica, y tengo que terminar este relato.
Lo siguiente de Miriam fue sacar del frigorífico un táper con comida medio podrida. Y a renglón seguido se acercó al salón con un montón de envases de leche entre sus brazos para demostrar que tienen suficiente como para que ella pueda usar medio litro en su cuidado personal. Colchero cree que come muchísimo. Ella, no su cara. También le dijo que se exfolie con garbanzos, como si no se tratara igualmente de comida. La alcaldesa Marta no lo aprobaría. Son ella y Sara quienes más se alteran, pero Miriam tiene para todos. Tuvo que llegar Rafa para poner un poco de cordura, afirmando que daba igual. Lo cierto es que si Miriam no toma leche y se la quiere echar por la cara está en su derecho. Que cada uno haga el uso que prefiera. Al final, Miriam concluyó: “Todos a mamar”. Segundo “chimpún” del día.
Tom y Sara planeaban en el cuarto de baño tomar el pelo a sus compañeros haciendo ver que no están liados. Querían tener una falsa discusión por la noche y así dar credibilidad a su plan. Ellos parecían divertidos haciendo el plan. No quiero ser aguafiestas, pero no le veo la gracia. Aún así, ¿qué quieren que les diga? Con mucho gusto escribo cada día sobre este programa y cuantas más cosas pasen mejor. Aunque creo que han dejado la actuación para otro día. La casa duerme cada día más temprano. Se notan ya las ausencias y los casi 70 días transcurridos.
Rafa fue capaz ayer de adivinar bastante sobre el uso de los emojis y otras costumbres de sus compañeros de encierro escribiendo en dispositivos móviles. Esto motivó que todos se hicieran el retrato de su comportamiento digital. Miriam usa mucho el emoticono del vómito y a Cora no le agrada el del beso con corazón, que tantas veces usamos inapropiadamente. Rafa usa el de la peineta, que para él significa te quiero, como ya sabíamos. Y Tom prefiere el de las manos juntas que piden perdón. ¿Por qué será? También el de la berenjena. Y yo repito: ¿por qué será?
Se me olvidó comentar ayer los porcentajes ciegos que estaban así el domingo antes de la salvación de Rafa y Adrián: 58 %, 28 %, 10 % y 4 %. De forma que los salvados sumaban tan solo 14 puntos porcentuales que se habrán repartido entre Colchero y Carlos. Esto quiere decir que la distancia del más votado habrá aumentado. Sea quien sea está sentenciado porque no creo que se vaya a modificar la tendencia.
Otra cosa de ayer. En ‘La noche de los secretos’ quiso Víctor Sandoval poner en un aprieto a Cristina Porta mencionando a su prima. Cristina aclaró de inmediato que se refería a Nuria Yáñez, ganadora de Gran Hermano 5, más conocida como Fresita y por pedir ayuda a Aída Nizar cuando la vaca Antonia (nada que ver con Toñi Moreno) estaba aprisionándola con una puerta. Sandoval debía pretender soltar una gran exclusiva, pero resulta que esto era sobradamente conocido, al menos entre quienes vemos el 24 horas. Cristina no dejó pasar el tiempo y su primera noche en la casa se lo contó a Miguel Frigenti. Más tarde, la propia Fresita lo fue difundiendo. Sin ir más lejos, a mí me lo puso en una amable mención en Twitter. Incluso algunos medios se hicieron eco. Luego están los medios más perezosos que ayer lo vendían como una gran revelación.
Esta noche conoceremos el secreto de Álvaro. Ya dije ayer que apuesto por lo del cadáver. Y es posible que conozcamos una pista más. Carlos decidirá de quien y ayer dudaba con Rafa entre Marta, la única sin pista, o la segunda de Adrián. Por lo que sea, tienen bastante claro que el secreto de Marta es que se duerme cuando se aburre en el sexo. Y sin sexo, me temo. Para refrescar la mente pongo captura con las pistas ya sabidas. La de Carlos no cuenta porque ya fue descubierto su fervoroso secreto.
Dice Adrián sobre la muñeca de Miriam: “Le he visto más las bragas que a Marta”. Ponga su chiste aquí. Gracias.
Abro nueva encuesta para saber si tenéis más simpatía por Marta o por Rafa. Ya no es tiempo de grupos, así que vayamos al individuo.