Poco a poco se va consolidando la formación de dos grupos en la casa de los secretos, un proceso que en la gala de anoche recibió un empujón importante. Brenda hablaba de “mi grupo”, lo cual querré utilizar cuando ellos mismos lo nieguen. El hecho de que quedase nominado en un principio todo el grupo de Rafa y salvados el resto también ayuda a ver con claridad las lindes entre ambos grupos. El enfrentamiento entre estos grupos se materializa en los dos nominados que parecen tener más posibilidades de salir expulsados: Alberto y Álvaro, ambos contra todo pronóstico.
Haciendo un análisis superficial Alberto pertenecería al grupo grande, pero eso no es del todo cierto. Como pareja de Elena, ha experimentado más rechazo en ese grupo que en el pequeño, o el mismo cuando menos. En realidad, a Elena no la soportaba casi nadie, y eso arrastra al cafetero. Por como se desarrollaron las nominaciones está claro que Alberto es el menos apreciado en su propio grupo. Su indefinición y que sea complicado recordarle si hacemos una lista de todos los concursantes, hace que peligre su estancia en la casa. Además, su pareja salió anoche, con lo que hay una sensación muy generalizada de que debe ir él detrás.
Elena ya sufrió lo que ahora aqueja a Alberto. Estar casi siempre en tierra de nadie y haber centrado su concurso en la relación amorosa, le hizo merecedora de los puntos de ambos grupos en las nominaciones anteriores, y la audiencia la castigó anoche con un porcentaje de expulsión cercano al 85 % cuando todavía eran tres nominados, antes de salvarse Alatzne. Su forma de ser explica al rechazo a Elena tanto entre la audiencia como entre sus compañeros de encierro. Se mostró altiva, prepotente y evitó participar de ese espíritu de Boy Scouts que muestran sus compañeros de grupo, besándose y abrazándose desde el despertar como si fueran familiares en primer grado.
No deja de parecerme lamentable que habiendo concursantes mucho más prescindibles en la casa haya tenido que salir Elena. Sus conversaciones con Rafa me han parecido de lo más interesante en estas tres primeras semanas de edición. Es una mujer viajada y con amplia cultura, lo cual no es tan habitual entre concursantes de reality. Además, ha demostrado ser bastante lianta, como dijo ayer Carmen, y aunque la Elena más guerrera había quedado desactivada desde que se juntó con Alberto, nunca deje de albergar la esperanza de que volviera a surgir. Incluso en ese estado durmiente provocó momentos como el del inexistente empujón de Carmen o el encontronazo con esta misma concursante en la puerta del jardín camino a la “playa” (el sitio donde fuman). O sea, que a medio gas aportó más que muchos.
Elena todavía mantuvo parte de su perfil chismoso en el cubo. Por ejemplo describiendo a sus compañeros de esta forma: “Rafa está en la fiesta de pijamas. A Alatzne le hace falta un polvo. El cabecilla es el armario de cuatro puertas con altillo, también conocido como Adrián. Es un armario de estos fijos, que no se mueve para nada. Está como para darle al cajón que no cierra, las cosas como son. Cuando se quita la camiseta dices ‘pues es un armario de cuatro puertas’, pero más soso que la dieta de un hipertenso. Después tenemos a nuestra querida mesa camilla con brasero que es Marta. Esa mujer ha venido aquí a sentarse en el sofá o en la mesa de la cocina a comer galletas con chocolate”.
Tras opinar de Rafa, Alatzne, Adrián y Marta, tenía todavía algún otro objetivo y seguía así su particular repaso: “Por último, hay una planta, que es Colchero. Es un poco menos mueble porque tiene arte y tiene gracia. Pero lo dejo como planta para que haga la fotosíntesis. Si el armario decide saltarse la tapia de Guadalix y echar a correr al monte, a Dios pongo por testigo que la mesa camilla y la planta van detrás. Yo los comentarios de los muebles me los paso por el arco del triunfo”. Detrás de motes como los de armario (Adrián), mesa camilla (Marta) o planta (Colchero) hay concursantes que son un ejemplo claro de lo que quiero decir cuando lamento la expulsión de Elena habiendo estas especies casi inanimadas que echaríamos en falta menos que el sofá o colchones en uno de los dormitorios cuando se los llevaron los ‘Black Chumineros’.
En manos de armarios, mesas camilla y plantas quedaron las nominaciones de anoche. Más bien tendríamos que hablar de no nominaciones. En lugar de señalar a los concursantes que desean ver fuera de la casa tenían que salvar cada uno a un compañero en una cadena que comenzó en las mellizas. Nissy cogió el teléfono por la tarde y al habla con Jorge Javier Vázquez supo que debía recoger un objeto en el cubo que debería proteger porque si llegaba a la gala en su poder tendría un privilegio. El objeto era el famoso huevo de avestruz pintado de rosa con el que entró al cubo a la hora de nominar. Y el privilegio era convertirse en la cabecera de esa cadena de salvación. Ellas debían elegir a un salvado y, a su vez, este a otro y así sucesivamente hasta que el programa decidiera que se interrumpía la cadena. En otras palabras, por tercera semana Nissy y Laila evitaban salir a la palestra. Al final voy a terminar de creer lo que dice Nissy de que están protegidas por la divinidad.
La innovadora mecánica de las nominaciones perjudicaba claramente al grupo pequeño comenzando la mellizas esa cadena de salvación. Es obvio que el grupo grande iría eligiendo a un medio tras otro. Además, la cadena se detuvo cuando quedaban cuatro concursantes, precisamente los miembros del cuarteto. La gravedad para estos no era tanta sabiendo el giro final de la mecánica. Nissy y Laila estaban obligadas a elegir uno de los salvados, que pasaría a ser el quinto nominado. De manera que quedaría el cuarteto con un miembro del otro grupo, lo que viene a ser el balancín de Pepe Herrero en versión corregida y aumentada. Las mellizas eligieron a Alberto, y eso es definitivo para darse cuenta de que ni él ni Elena fueron nunca del grupo.
Alberto no solo era elegido para salir a la palestra por quienes habían comenzado la cadena de salvación, sino que fue el último en ser elegido por el grupo. Dijeron su nombre y el de Kenny porque no había más opción. Evidenciar quienes son considerados menos importantes por el grupo es una de las cosas buenas de esta discutible mecánica de no nominaciones, que de nuevo privó a Alatzne y Rafa de poder elegir (junto a Carmen y Álvaro en este caso). Algo se empezará a resquebrajar en el grupo grande, al tiempo que el pequeño estrecha su ligazón al sentirse de nuevo marginados y tratados injustamente, una sensación también extendida entre la buena parte de la audiencia.
Con unas nominaciones tradicionales no habrían salido a la palestra ni Alberto ni Álvaro, como comencé diciendo. No es fácil decidir entre expulsar a uno u otro. Viendo la gala de anoche me pareció que cobraba más sentido el entrecomillado con el que titulé mi escrito de ayer. Rafa advertía sobre Álvaro a Carmen: “Ten cuidado con este porque al final queda él de víctima y tú de mala”. Esto hace tambalear la intención primera de expulsar a Alberto para que se reúna con Elena y así quitarnos de encima a un mueble de mayores dimensiones que el armario Adrián, la mesa camilla Marta o la planta Colchero. Es cierto que Álvaro todavía puede dar mucho de sí y no es posible prever que conejo puede sacar de la chistera tras su repentino enamoramiento de Carmen. Pero me tira para atrás que haya dicho estar dispuesto a seguir intentándolo con esta compañera.
Carmen ha dejado claro a Álvaro que no tendrá nada con él. A partir de ahí, este debería tener claro que no es no y batirse en elegante retirada. La presión sobre Carmen puede ser injusta para ella y tal vez intolerable si no lo hace. No hace falta tensar la cuerda y arriesgar a que la concursante no pueda más y termine perdiendo la paciencia, lo cual puede agrandar su perfil de pobrecito al que le dan calabazas cuando es todo corazón. Álvaro no solo puede desestabilizar a Carmen, sino que en realidad pone en peligro al grupo en su conjunto. Así las cosas, me resulta imposible decidir su debe salir uno u otro. Huelga decir que Carmen, Alatzne y Rafa se tienen que quedar. Al menos hasta que Kenny se dé cuenta del error de estas palabras suyas: “Cuando hayáis salido todos los de ese grupo tendremos que nominarnos entre nosotros”.
Los cara a cara previos a la expulsión de Elena tuvieron diferente intensidad. La expulsada y Carmen ya lo habían hablado todo previamente y por la tarde estuvieron hablando junto a Rafa largo rato sin rencor de ningún tipo. Sin embargo, entre Rafa y Adrián las cosas fueron a peor tras su encuentro. El principal reproche de Adrián a su compañero fue que le falta empatía. Cuando Rafa le recordaba que no habían recibido bien a Álvaro respondió que todo lo contrario. Es verdad que fueron amables con él justo hasta que decidió improvisar una broma para el grupo. Pero no fue tan amable Adrián burlándose de Álvaro porque no podía atarse los cordones de los zapatos. Eso sí que es falta de empatía (aparte de una muestra de gordofobia).
Hoy esta sección queda reducida a lo mínimo puesto que ya está dicho casi todo y no hay números que ofrecer. Solo cabe recordar el orden de la cadena de salvación, que es este:
Nissy y Laila > Cora
Cora > Brenda
Brenda > Carlos
Carlos > Colchero
Colchero > Adrián
Adrián > Marta
Marta > Virginia
Virginia > Kenny
Kenny > Alberto
Nominados provisionales Alatzne, Álvaro, Carmen y Rafa. Alberto se unía a ellos por elección directa de las mellizas.
El tonteo con apariencia de discusiones que se trae Adrián con Virginia es de las tramas menos interesantes que he presenciado en mucho tiempo. Aparte de que está claro que se lleva mejor con Marta y parece tener con ella mucha más sintonía que con Virginia. Me temo que seguirá con ese juego todo el tiempo que pueda, para desesperación y aburrimiento de este gato cronista.
La entrada de Elena en la sala de expulsiones colocándose en el banco a espaldas de la cámara me pareció un momento memorable. Y cuando la voz le pidió que se pusiera del otro lado se desplazó al otro extremo del banco. Solté una carcajada.
Rafa entendió perfectamente que la mecánica de las nominaciones estaba perfectamente medida y calculada. No en vano, la cadena de salvación se paró faltando cuatro concursantes, cuando bien podrían haber sido dos o tres. No se le escapa una.
También me gustó Rafa cuando en el cara a cara con Adrián rebatió su falacia ad populum mencionando a Galileo Galilei (el astrónomo, no el local de actuaciones de Madrid). “Todos decían que no, pero al final tenía razón”, afirmaba Rafa. Bravo, de nuevo.