Hugo: «Si una persona que a mí me interesa va y me apuñala voy a por ella»
“De lo que ha dicho el gallego (Rubén) confío al 100 %”, decía esta madrugada Hugo. Si supiera lo que su amigo gallego está tramando. Si le hubiera estado escuchando desde la madrugada pasada hasta esta, casi sin parar. Si estuviera avisado de que Rubencito, el niño, pretende hacerle sacar de quicio, ignoro con qué intención. Bueno, sí, imagino que por dejarle fuera de juego. Esa es su pretensión. Rubén y Maico (y, de forma más pasiva, Miriam) quieren medrar en el concurso de esa forma: perjudicando a Hugo. Vale que Miriam nunca fue su amiga, aunque tuvo su apoyo en momentos claves. Y a regañadientes puedo aceptar que Maico es un lobo solitario incapaz de casarse con nadie. Pero Rubén era amigo de Hugo, casi como un hijo que ha reclamado su consejo y protección desde el principio.
“Yo soy muy tranquilo y seguro que él se pone a gritar”, decía Rubén sobre sus pretensiones de sacar de quicio al uruguayo. A este se podría estar refiriendo sin saberlo Hugo cuando decía anoche: “Si una persona que a mí me interesa va y me apuñala voy a por ella a full, sin pensar”. Antes tendría que reponerse del susto y la impresión. La decepción no va a ser pequeña. Ayer Rubén siguió en el bucle contra Hugo hasta las cuatro de la tarde, aproximadamente.
Ya de madrugada volvía Rubén a recuperar el tema, aunque entre medias estuvo de bromas y buen rollo con él. Incluso me pareció que volvían a planear hacer parte de la compra conjuntamente los tres. Eso sí, el primer encuentro matinal fue más que frío. Rubén saludo al entrar al baño, donde ya se encontraba Hugo. Este le contestó con un “buenos días” tras el que encontró silencio. Por si acaso, volvió a repetir: “Buenos días, gallego”. Otra vez silencio.
Durante todas esas horas empleadas por Rubén para seguir confeccionando trajes a Hugo, charlando la mayor parte del tiempo con Miriam, fue recuperando temas de estos dos meses en la casa. Es como si fuera recopilando posibles reproches. Argumentos todos ellos igual de ridículos que puedan servirle en ese futuro enfrentamiento verbal planeado. No haré de pitonisa, pero visto cómo se desenvuelve en sus discursos a la hora de posicionarse contra un compañero, pudiera ser que se avecinase una catástrofe. Rubén prevé ser demoledor, pero llegado el momento se pone extremadamente nervioso. Titubea, duda, tartamudea casi. Y su discurso resulta un fiasco.
Digo que Rubén tuvo casi todo el rato ayer a Miriam como interlocutora, aunque en realidad era como estar hablándole a la pared. Salvo algunas intervenciones contadas, casi siempre para empujar un poco la mano de Rubén clavando un nuevo puñal en la espalda de Hugo, Miriam permanecía la mayor parte del tiempo callada. Diría más, ni siquiera movía un solo músculo de su cara. Hay una cosa que se llama función fática o de contacto, consistente en iniciar, interrumpir, continuar o finalizar la conversación. Si es presencial no hace falta ni siquiera abrir la boca, basta con un gesto de aprobación, tan solo un leve asentimiento con el que el interlocutor sepa que puede seguir hablando porque su mensaje está llegando con corrección. Pues bien, contacto casi nulo con Miriam. Ni ese leve asentimiento del que hablo.
Cualquiera diría que Miriam estaba dejando hablar a Rubén disfrutando al ver derrumbarse la amistad entre dos rivales. Miriam ha demostrado ser una mala concursante, incapaz de hacer una lectura correcta del concurso sin ayuda externa. Cambió su opinión sobre Hugo una vez estuvo fuera de la casa. Esa ayuda fue fundamental para que ella y Laura volvieran al redil del ‘team cazzo’ y se mostrasen fieles seguidoras, auténticas groupies casi. Miriam nunca fue tan pésima concursante como Laura, pero no por ahí le anduvo. Ahora vuelve a equivocarse si piensa salir beneficiada por la torpe estrategia de Rubén. De forma más o menos justa quedará como la que lo azuzó, sembrando en él la semilla del mal.
El propio Rubén descubrió ayer su plan. Cuando hablo de torpe estrategia no me baso ya en impresiones personales sino en lo dicho por el propio concursante. Anoche durante la fiesta el programa aprovechó que había sido el día de la televisión para proponer que se hicieran entrevistas entre ellos. En el día de la televisión Gran Hermano tiene que ocupar un lugar preferente, correspondiente a un programa que cambió la historia del medio. Cuando nos habíamos hartado de decir aquello de “en la televisión está todo inventado”, de repente aparece esta idea tan minuciosamente elaborada por John de Mol y nos rompe totalmente los esquemas. Con Gran Hermano nacía nada menos que un nuevo género televisivo: el reality show. Larga vida a la telerrealidad.
Pues bien, en esas entrevistas agarró la silla de las preguntas Carlos y apenas la soltó para ser entrevistado él mismo. Fue Miriam la encargada, que también lo hizo con Yangyang porque Carlos ya hizo suficiente acto de contrición comprando su perdón con una tortilla como para anoche encima tener que entrevistarla. ¡Pues solo faltaba eso! Cuando le llegó el turno a Rubén le escuchamos decir que veía finalistas a Maico y Hugo junto a él, aunque no deseaba que fuera así en uno de los casos. No quiso decir a quién se refería, pero tampoco se precisa mucho esfuerzo para suponerlo. Especialmente nosotros, que conocemos a la perfección lo que ha estado pasando las 24 horas anteriores. Pero la gran revelación de esa entrevista había venido en otro momento.
Atención, porque Rubén le contaba a Carlos lo siguiente: “De cara a la final estoy haciendo algo que me sale del corazón y creo que me entenderán. Así creo que puedo meterme entre los tres primeros”. Si Carlos se hubiera sacudido un poco su hinchado ego igual le hubiera sido fácil ver a lo que se estaba refiriendo el gallego. Nosotros lo sabemos bien y confirma lo que ya imaginábamos. Personalmente nunca tuve duda de ello. En una de sus primeras respuestas a Carlos hacía referencia Rubén a las cuatro semanas que faltan de concurso. No sé si son buenos los cálculos, en todo caso son los que han hecho ellos. Sea así o no, lo cierto es que la recta final no puede estar muy lejos. Rubén dejó claro anoche que es consciente de ello y de ahí su plan.
Pobre criaturita si piensa que de esta forma va a garantizarse un puesto en la final. Dependerá todo de lo que haya de suceder hasta entonces, pero hoy Rubén corre mucho más peligro que ayer, de eso no me cabe ninguna duda. Dice que haber estado con Hugo le ha perjudicado, y estoy seguro de que lo piensa de verdad. Pero se vuelve a equivocar de medio a medio. Es todo lo contrario. No habría tenido el importante apoyo con el que ha contado entre la audiencia de no haber sido por su cercanía a quien todos pensábamos que sería su amigo hasta el final. Aunque lo que realmente ha sabido rentabilizar no ha sido estar bajo el cómodo paraguas de Hugo sino su tibieza. Eso ha sido lo que le ha salvado de salir a la palestra en estos dos primeros meses.
Maico se ha convertido de facto en el nuevo papá de Rubén, su guía espiritual, admirado hasta el infinito y mucho más, por no decir hasta la náusea. Ayer le enseñaba el italiano lo que es su lema de vida, que se resume en el acróstico PRQ y vendría a significar lo siguiente: Paz, Respeto y Cortesía. No cuadra la Q con “cortesía”, ni siquiera en italiano (pace, rispetto e cortesía), pero bueno, son las cosas de Maico, igual quiso decir “c” cuando decía “q”. Como lema está bien, aunque ahora mismo a Rubén le haría falta reparar en otro valor. Igual no es tan importante como los anteriores, o quizá sí. Estoy hablando de la lealtad. ¿LPRQ? ¿PRQL? Aunque, bien pensado, la sigla que mejor la va a pegar pronto a Rubén como concursante es RIP. Requiescat in pace. O sea, descanse en paz.
Ayer Yangyang volvía a enervar a casi todos con su alegato en contra. Tras los posicionamientos del pasado domingo tocaban alegatos en el Última hora de Sandra Barneda. Debían los nominados señalar cuál de los otros dos debía abandonar la casa este jueves y por qué. Todo eso en tan solo 30 segundos. Demasiado fácil para que Yangyang pudiera alegar que no lo había entendido. “Sabes mentiendes”, debió soltarle el ‘súper’, igual que dice ella todo el rato. Primero optó por defender que debía ser el público quien se decantase por expulsar a uno u otro, lo cual aparte de una obviedad no es lo que se le había pedido. Acuciada por el ‘súper’ para que hiciera lo que hacen todos, algo tan sencillo como responder las preguntas sin más, volvió a caer en la demagogia suprema, el postureo de los postureos, la reina de todas las falsedades: “Yo puedo salir de la casa ya, porque estoy muy bien en casa. Carlota y Maico en la casa”. O algo así vino a decir.
Le abriría la puerta hacia la salida a un concursante si asume que merece salir antes que cualquiera de sus compañeros. Más si dice desearlo, como ayer nos quiso vender Yangyang. Eso sí, las consecuencias cada vez que monta un show de este tipo son tan divertidas que le agradezco el esfuerzo. Imagino que en la audiencia provoca principalmente hastío, pero en la casa merece la pena ver a Gabaldón a punto de entrar en combustión espontánea, soltando sapos y culebras por la boca. “Esta mujer es un invento. ¡Es un Transformer!”, decía anoche. Y lo hacía mientras hiperventilaba, no sin esfuerzo. Es superior a él. Algo exagerada la reacción del ‘justicias’, pero en el fondo lo entiendo. Yangyang es más falsa que el tupé naranja de Donald Trump.
Anoche Rubén se apuntó a maquillarse y vestirse de mujer junto a Gabaldón y Carlos. Mientras tanto, Hugo charlaba y bromeaba tranquilamente con Yangyang. ¿Quién está hambriento de cámara? Fue Carlos quien dijo anoche que Hugo es un jugador y no le parece de verdad. Cualquiera hubiera dicho que estaba hablando de él mismo. Aquí el más tonto hace relojes, o pulseras. Lo de la pulsera que le regaló Alessandro Livi (Gran Hermano 12+1) a Miriam ya pasa de castaño oscuro. Esta concursante necesita meter la cuña sobre su pulsera como sea. Ayer le preguntaba a Rubén: “¿Sabes quién me regaló esta pulsera?”. Luego le empezó a contar que un exconcursante. Le salió mal la jugada porque Rubén pasó de su cara.
A pesar de que honestamente no puedo hablar bien de la maniobra que protagoniza desde ayer Rubén, con Maico y Miriam como estrellas invitadas, no puedo dejar de decir que agradezco que a estas alturas nos estén regalando esta trama. Las cosas se ponen así mucho más interesantes y me hace desear esa combinación que hasta ahora me ha parecido fatal: Hugo, Rubén y Maico a la palestra. Otras combinaciones me hacen salivar igualmente. Agradezco este brillo de facas inesperado de igual forma que deseo ver a Carlos hasta casi el final, pifiándola todo el rato. Se avecina una recta final apasionante.
Moleskine del gato
Por fin pudimos conocer los porcentajes ciegos anoche, después de saber que por fin han superado una prueba. Estaban así los porcentajes: 80,5 %, 17,3 % y 2,2 %. Si el de Maico es el del medio (rojo) y podemos sacar la conclusión de que ha subido tras la traición de las últimas horas, antes el porcentaje mayor (azul) debía salirse de la pantalla.
Lorena hizo una entrevista con mi compañera Mireya Marrón en su videoblog ‘Que no salga de aquí’ en mtmad. No parece haber escarmentado de lo que supuso para Yangyang decir que compartiría el premio. Ella también ha caído en eso. Y atención a lo que dice: “Parte de mi premio me gustaría compartirlo con los 80 que se han quedado fuera”. Son 79 en realidad, entre los cuales no me cabe duda de que habría alguien con algo más de gracia que esta gaditana ‘desaboría’. No lo ganará ni de casualidad, pero entre lo que se queda Montoro y que habla de “parte del premio” iba a dar para poco más que una propinilla. Otra “transformer” de esas, que diría Gabaldón.