Asraf Beno quiso hablar con Manuel González anoche. Fue la continuación de una conversación que tuvo lugar el viernes. Entonces el tono era de discusión, aunque fueron capaces de hablar con cierta calma. Anoche parecía que la intención era acercar posturas, pero vi en Asraf más ganas de ahondar en el reproche que otra cosa. La típica conversación en la que el objetivo no es acercar posturas sino aclarar la razón por la que eso no es posible. No digo que no sea una opción, pero a la otra parte puede no apetecerle ninguna de ambas cosas: ni acercar posturas ni saber las razones por las que alguien pueda verlo imposible.
Asraf y Manuel posiblemente no se soporten más que no entenderse. No se tragan y eso parece importarle solo al marido de Isa Pi. Manuel no parece preocupado, aunque a regañadientes parece estar dispuesto a dejar de hacer bromas a Asraf. Se lo dejó claro el viernes: “No me hagas más bromas”. Pero Manuel no le está haciendo mucho caso. Entre otras cosas porque con aquella petición comenzaba una discusión cuyo motivo principal no había sido una broma, aunque ese era el tratamiento que parecía querer darle Asraf. Mal se pueden poner de acuerdo si no coinciden en la idea de lo que significa bromear, algo bien distinto a ser sincero y abrir la mente a aquellas personas con quienes se está conviviendo.
Lo que sentó mal a Asraf Beno el viernes fue que Manuel González diera su nombre cuando en la mesa del comedor le habían preguntado quién prefiere que sea expulsado el próximo jueves. No es mi conclusión, el propio Asraf dijo que le había sentado mal. ¿Qué debía hacer Manuel entonces? ¿No contestar a la pregunta? Es inútil eludir un asunto como ese cuando saben que cada semana les pide el programa que se posicionen. No veo la diferencia entre hacerlo el domingo o el viernes. Por otra parte, Asraf no le hubiera dado importancia si Manuel llega a dar otro nombre. Pero el acto es el mismo, por lo que igualmente debiera parecerle censurable, independientemente de la persona señalada.
Está mal que Manuel González diga que entre los nominados la ausencia que menos lamentaría sería la de Asraf, pero no que nombrase a otra persona. ¿Qué habría respondido Asraf? Aunque se callase lo tendría que haber dicho un par de días después, como así fue. En los posicionamientos del domingo Manuel nombraba a Asraf y este, en justa correspondencia a Manuel. Se posicionaron mutuamente en contra, por lo que nada tendrían que reprocharse por ello. Esto me ha llamado siempre la atención, por eso no entiendo el reproche de Asraf el viernes. Cuando Manuel le intentaba hacer entender que no hay nada de malo en responder a esa pregunta con sinceridad decía Asraf: “Es que son ya varias bromitas”. ¿Bromitas? ¿Perdón, dónde vio la broma?¨
Anoche Asraf Beno le decía a Manuel González que habla con chulería, lo cual entiendo que le moleste. Es cierto, es chuleta, y eso no suele gustar. También expresaba una teoría inédita sobre las bromas. Dice Asraf que las bromas solo son admisibles cuando ríen ambas partes. Este concursante tiene la habilidad de dejarme con la boca abierta con frecuencia. ¿Quiso decir que no debería gastar una broma a alguien si a este no le hace gracia? ¿Y eso cómo se hace? Cuando se gasta una broma es imposible conocer la respuesta. ¿Cómo saber si el otro se reirá? La teoría de Asraf Beno es muy extraña.
Lo que pasa es que están calificando de broma cosas que son más bien pullitas. Manuel González es “picón”, como él mismo reconoce. Y hará bien si cumple con el propósito expresado anoche de no volver a “bromear”, es decir, no volver a picar a Asraf porque o bien tiene la piel muy fina o a la mínima aprovecha para ponerse la venda, incluso sin que haya herida. Es como mi hijo de cuatro años, que al mínimo rasguño pide que le pongas una tirita porque le hace ilusión llevarla. Tengo la sensación de que Asraf gusta demasiado de lamerse las heridas.
Es muy posible que a mí también me molestaran las bromitas o pullitas de Manuel González. Y no soportaría ver lo subidito que está o su tono chulesco. Mucho menos su camaradería con Efrén Reyero, con quien pierde mucho. Hay personas que mejoran a quienes les rodean y otros que hacen todo lo contrario, como Efrén. Me repugna verlos a los dos en el jacuzzi riéndose de Albert Infante por su papel en galas o debates, tratándole poco menos que de bufón, en el peor de los sentidos. Ahora bien, las bromas de las que se duele Asraf Beno son pura mantequilla, o así me lo parece.
Cuando Asraf dice que las bromas tienen que hacer gracia a las dos partes creo que intenta reproducir algo que se ha dicho hasta la saciedad sobre las bromas en realities. O sea, ha oído campanas y no sabe dónde. La reflexión de siempre sobre las bromas es que lo son si se hacen a un amigo. Y son putadas, valga la expresión, si es a un enemigo. Esto sí lo suscribo, porque antes de hacer la broma uno sabe perfectamente si el receptor de la misma es amigo o no. Imposible saber si le hará gracia. En todo caso, Asraf dejó el viernes bien claro que las bromas de Manuel no le hacen gracia nunca, a pesar de lo cual este no ha dejado de hacerlas. ¿Tal vez porque él no lo considera bromas?
Tampoco es extraño que a Asraf le molesten las bromas, es algo que le pasa a mucha gente. Una broma, según definición del DLE, es: “Persona, cosa o situación pesada y molesta”. Es complicado lidiar con las bromas, aunque hay quien lo sabe sortear mejor que Asraf. No reconozco la broma cuando Manuel dice que un post de los que pudieron ver en el debate donde le hablan de Asraf “lo debe haber escrito su tía”. Puede decirse que es comentario cáustico o irónico, pero en ningún caso una broma. Y, si acaso, la ofensa no sería hacia el concursante, sino a la persona que publicó el post en una red social.
Tampoco es broma que le diga “ponte un neopreno” para no mojarse. Una de las críticas recurrentes del grupo a Asraf es que evita implicarse y dar su opinión sobre las cosas que pasan en la casa. Por tanto, no se moja mucho. Ayer hizo Manuel un comentario sobre los aspersores que iba en la misma dirección y también molestó a Asraf. Tal vez se equivoque repitiendo la misma observación de diferente modo. Ya sabemos que se moja poco, es su decisión y una opción respetable como cualquier otra. Es verdad que como espectador desearía una mayor implicación de Asraf, pero yo soy un bicho raro que busco principalmente diversión. También es cierto que siendo como es me está dando muchos argumentos para mis vídeos y escritos, lo cual es otra forma de dar contenido.
Asraf Beno comenzó la conversación de anoche sacando una conclusión, lo cual viene a ser tan loco como la propuesta de Camilo José Cela en ‘La colmena’, donde un personaje explica en la tertulia de escritores del Café Gijón de Madrid que una novela debe tener presentación, nudo y desenlace. Lo curioso es que el Premio Nobel escribe esa obra sin presentación, nudo ni desenlace. Asraf comienza por la conclusión y al final desgrana los antecedentes. Digo yo que será así. La conclusión era bastante poco discutible: “No somos compatibles”. Además, piensa que Manuel González es observador (tanto que se siente vigilado), muy jugador y le gusta tener todo controlado. También ve en él malicia y mala intención, aparte de gustarle el conflicto. Se despachó a gusto.
Sospecho que la respuesta de Manuel González no gustó a Asraf Beno, que buscaba bronca y se quedó con las ganas. De otra forma no se entiende que soltase todas las lindezas que soltó. Manuel le vino a decir que le juzgase como quiera y respeta completamente su opinión. Eso sí, no va a lograr cambiar su forma de ser, por lo que seguirá haciendo lo que le rote. El remate de su argumento es incuestionable: “Tú tienes las galas para responder y me puedes nominar”. Le faltó decir que le dejase en paz, aunque no hace falta ser muy sagaz y leer entre líneas para haberse dado cuenta de esto.
Nada de lo que observo en Asraf Beno me sorprende, aunque veo intenciones oscuras tras su iniciativa de conversar con Manuel González anoche. Decía Manuel que el domingo a Asraf le cambiaba la cara cada vez que alguien se posicionaba en su contra. Es normal, creo que les pasa a todos. Por su parte, en lo de encajar mal las bromas no está solo. Es muy incoherente que Manuel muestre extrañeza cuando a Asraf le molesta una broma suya y luego él no sepa encajar algo que dijo ayer Ivana Icardi. Parece que le dijo Ivana el otro día que le gustaba “subirse al poni” o algo así. Manuel pensó que dijo “poni” en lugar de “caballo” haciendo referencia a su estatura. Es recortadito y parece que tiene algún complejo por ello. Ivana tuvo que explicar ayer en el desayuno que “subirse al poni” es una expresión usada en Argentina para decir que alguien está subidito y se comporta con chulería. No es fácil encajar las bromas.
Hoy hay Maximartes, con Ion Aramendi y el menú no puede ser más prometedor. Habrá salvación, se presentará una nueva prueba semanal ambientada en el Imperio romano, en la que se dividirá la casa entre gladiadores y emperadores. Además, conoceremos las consecuencias que tiene para el grupo que Elena Rodríguez no entregase anoche el chocolate que tenía escondido. Y Ana María Aldón hará su curva de la vida.
Varios concursantes no entienden bien la relación que tienen Marta López y Efrén Reyero. Tampoco lo que hay entre Ana María Aldón y Marc Florensa. En mi Moleskine de hoy intento explicar ambas relaciones.