Laura Bozzo: El reality es suyo
Cierro los daguerrotipos de esta edición con Laura Bozzo, estrella de la televisión en Latinoamérica que había coqueteado hace años con Telecinco (si no recuerdo mal, con un proyecto que llevó a cabo finalmente Jordi González), sin haber terminado de conquistar nuestra televisión nunca. Nunca hasta ahora, quiero decir. Le ha bastado un reality como Gran Hermano VIP (la madre de todos los realities) no solo para conquistar nuestra televisión, también nuestros corazones.
Antes de ir al perfil de Laura necesito contar que estoy a punto de explotar después de horas de lánguida conversación entre Jessica Bueno y Luitingo. Puedo decir que el lunes Jessica me convenció. Creo que estuvo bien, no solo por cómo afrontó su tema pendiente con Luitingo. También me pareció ver otra Jessica, más desprejuiciada y parecida a la del principio (me refiero a las dos primeras semanas, no mucho más). Le ha venido muy bien salir para darse cuenta de algunos errores suyos. Incluso ha sido capaz de reconocer que mandar callar al público en plató porque abucheaban a Luitingo fue algo feo. Y ha tenido suficiente sentido del humor como para aceptar de buen grado que la hayamos puesto el mote de “sor galleta”.
El problema es que cuando dice “ya hablaremos fuera” y siguen hablando dentro durante horas da la sensación de que nos están regalando el relleno, pero nos vamos a quedar sin escuchar lo sustancioso. Además, siendo relleno parece excesivo. También la obsesión del realizador o realizadora, que no sé si está enamorado de ella o de él. Pero, vamos, algo tiene que haber porque solo hay cámaras para ellos, como han podido apreciar también en la casa. Estaba empezando a caerme bien otra vez Jessica, pero así es imposible.
Se puede llegar a la recta final sin malos rollos
Agradezco muchísimo ver el buen ambiente que reina en la casa ahora mismo. No lo digo porque el realizador, muy a su pesar, lo muestre aprovechando que se toman un respiro Jessica y Luitingo. Lo que agradezco es que hayan sido capaces de enterrar el hacha de guerra, ahora que está todo el pescado vendido y hay desde hace días un claro ganador del concurso. Todo les conduce al enfrentamiento, en la convicción de que eso quiere la audiencia. Y en parte es cierto, pero no siempre. En la recta final me gusta ver buena relación entre todos, candidatos al premio y sus defensores, en este caso. En definitiva, han compartido una vida durante tres meses, más o menos.
Albert Infante teme ser quien salga de la casa esta noche, quedándose a las puertas de la gran final. Su ‘confe’ de la “pena” (dijo la palabra varias decenas de veces) es una de las joyas que quedarán en nuestro recuerdo de este GH VIP. Como los bailes imposibles que vi a Alex Caniggia anoche, los (breves) enfados de Laura Bozzo, las respuestas como disparos de Naomi Asensi, las cagadas de Carmen Alcayde o las sesiones de Luitingo destrozando canciones que nos gustaron alguna vez. Lo que más me llamó la atención en el ‘confe’ de Albert es que durante toda la perorata que soltó llevaba puestos tapones en los oídos. Igual le intentó interrumpir el ‘súper’ y no lo escuchó.
Daguerrotipo de Laura Bozzo
Laura Bozzo es veleta, se enfada y suelta sapos y culebras por la boca, aunque al poco rato se le ha pasado. Entonces necesita disculparse con la víctima de sus invectivas. Lo sentía al decirlo, pero no después. Convivir con ella no es fácil. A veces es insoportable, injusta, egocéntrica, presumida… todo lo que cabe esperar en una diva. Porque el divismo de Laura, como en cualquier otro ser humano, no lo elige ella. Su deseo y su compromiso con el trabajo no la hicieron una estrella de la televisión. Tampoco el oficio que proporcionan horas en la pantalla. Lo que la hizo una diva es su personalidad.
Este reality será recordado como el Gran Hermano VIP de Laura Bozzo. Dentro de unos pocos años no recordaremos el nombre de Marta Castro (no es nada personal, tenía que elegir a alguien), pero será imposible no esbozar una sonrisa, por leve que sea, rememorando la locura de edición que nos dio la protagonista de ‘Laura de América’. Ella ya es también Laura de España, donde ha hecho realidad la famosa frase atribuida a Julio César: “Veni, vidi, vici” (Llegué, vi, vencí). Laura se ha echado a las espaldas este reality, conocedora como pocos de los mecanismos que hacen funcionar la televisión. Pero lo que le da valor no es su compromiso, como dije antes, sino el talento para traspasar la pantalla y convertir el reality en un auténtico espectáculo. Pocas personas están dotadas de ese poder. La varita mágica que se tiene o no se tiene. Es una suerte haber podido disfrutarlo.
Hay dos cosas que intento evitar en estos escritos sobre Gran Hermano. Una es adjetivar, aunque no siempre lo consiga. La otra es cierta tendencia a la exageración, muy asociada a la magnificación que rodea este bendito formato. Por eso me da reparo decir lo siguiente, pero en estos daguerrotipos no puedo autocensurarme. Creo que Laura Bozzo es una de las mejores concursantes que ha tenido Gran Hermano en cualquiera de sus versiones. Pronto la tuve en mi particular TOP 5, pero no creo exagerar si digo que ha llegado ya a mi TOP 3.
Ha tenido la manija de esta edición no solo por su vis cómica o la proverbial capacidad de levantar suficiente polémica para alimentar dos semanas de programas. Si algo admiro en Laura Bozzo es su capacidad para leer perfectamente el concurso. Mientras lo ha podido hacer sin intoxicaciones procedentes del exterior me pareció siempre impecable su interpretación de lo que estaba pasando. Luego vino José Antonio Avilés, los comentarios de familiares y visitantes, informaciones sesgadas y parciales de los repescados y todo ese batiburrillo le hizo confundir.
También me maravilló de Laura la forma de comunicarse con el espectador en largos monólogos que no hacía en la sala de confesiones sino en la soledad del dormitorio, o donde le fuera posible. Decisión muy acertada porque nos ponía bien fácil poder estar al día de sus opiniones y su visión del concurso. Además, nos llegaban así de forma más directa y mejor sus disculpas y arrepentimientos. Porque si una cosa ha tenido clara esta concursante es que debía hacerse perdonar por la audiencia, no por sus compañeros de concurso, y a la vez rivales.
La contaminación del exterior fue fundamental para que naufragase en la última fase del concurso, cosa que no se tiene suficientemente en cuenta. Qué duro es decir “Laura ya no merece ganar porque se ha equivocado mucho”. ¿Y quién no? Lo que nos toca a nosotros es analizar por qué se equivocó y en qué afecta esto. Se equivocó por la contaminación externa. En ese sentido ha sido primordial la entrada en la casa de Alex Caniggia estos últimos días. Gracias a este concursante nos terminó de enamorar Laura al hacer de su causa personal la causa de todo un grupo. Era un grupo pequeño contra el mundo, pero fueron expulsando a los otros uno a uno. Caniggia ha confirmado que nunca habría aceptado en el equipo naranja a Pilar Llori, como tantas veces ha repetido Laura. Hubiera sido bien distinto el último mes con Alex en la casa.
Porque, queridos amigos, la diva no es perfecta. Ella también necesita apoyarse en alguien que le proporcione estabilidad, y ese fue siempre Alex, un tipo con parecido talento al de Laura, otro monstruo del reality. Si el argentino no hubiera sido expulsado por su conducta mañana sería ganador. Lo va a ser igualmente si gana Laura Bozzo, de quien está siendo un perfecto jefe de campaña, sin necesidad de menospreciar a nadie para ensalzar a su defendida. Laura no habría sido ella siendo siempre amable y complaciente. Eso es lo que puso en la calle a Carmen Alcayde en cuanto se comenzó a votar en positivo. Pero este es el momento de dar todos su mejor cara. La final ya está aquí.
No sé si a ella le gustaría que apelase a su edad, pero debo hacerlo. Sus años no le han impedido ser la más entusiasta preparando la prueba del culebrón, que quedó francamente bien. Tampoco le impidió participar de todos los chismes y estar siempre alerta, sin dejar pasar un detalle de lo que ocurría a su alrededor. No limpió, ni fregó y pocas veces se hizo un café. Ya había quien lo hiciera. Estos últimos días está casi más tiempo dormida que despierta, pero antes de esto hubo de soportar una tensión excesiva incluso para una persona joven. Nunca antes noté su edad porque siempre aportó más que los demás. No sé si Laura Bozzo ganará mañana, pero tengo claro que el reality es suyo.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos se han movido todos un punto. Hacia abajo el primero y el último, mientras lo ganan los dos porcentajes centrales. Así estaba la cosa anoche, vísperas de la semifinal de esta noche: 36 %, 27 %, 23 % y 14 %. Para Alex Caniggia, hoy sale Albert Infante (como él teme) y en la final de mañana ganará Laura Bozzo. Me atrevo a añadir que en duelo contra Naomi Asensi. No sé si esto se ajustará a la realidad, pero no me parece mal. La salida de Albert hoy facilitaría el triunfo de Laura al ir buena parte de sus votos a la diva. Pero de esto el que sabe de verdad es Alex, de los Caniggia de toda la vida.
En el Moleskine de hoy tiro de nostalgia y repaso lo que opiné en mis “segundas impresiones” de los finalistas y sus jefes de campaña. En general, no iba muy mal encaminado.