Tras los abandonos de Oriana Marzoli y Karina (Pedro García Aguado no cuenta), anoche dejaron la casa Javier Fernández, Gustavo Guillermo y Alex Caniggia. La primera baja es voluntaria y la historia de un abandono anunciado. Las otras dos son disciplinarias y hasta esta noche no sabremos los motivos, pero nadie tiene duda de que estarán más que justificados. No lo podría asegurar, pero tengo la sensación de que el patinador no llevaba mucho más de una semana la primera vez que expresó su deseo de marcharse. Luego fue dejando pistas sobre que no iba a llegar a diciembre porque tenía compromisos profesionales. O sea, otro fraude como concursante.
No pensaba decir de Javier Fernández mucho más que cerrase la puerta al salir, pero está visto que se la dejó entreabierta y se colaron después los dos abandonos por obligación. Alex Caniggia y Gustavo Guillermo desfilaron hacia el exterior sin hacer su maleta, el chófer de la Campos iba incluso en camiseta de manga corta y pantalón de pijama. Les chutaron de la casa de forma expeditiva y sin contemplaciones. La cosa debió ser seria. Me hubiera dado igualmente pereza hablar de Javier, pero mucho más tras este cambio radical del panorama. Si hoy sale Marta Castro el equipo azul pasará de contar con ocho activos a solo cinco. Y los naranjas serían tres. De salir Naomi Asensi los grupos dejarían de tener sentido, aunque en esas estamos de cualquier modo.
Se salvase esta noche Marta Castro o Naomi Asensi, no sería la victoria de una concursante, sino la de todo un grupo. La épica del grupo minoritario que va eliminando al contrario expulsión tras expulsión tiene parte de truco. Es sabido que la audiencia simpatiza más con el débil, el cual necesita personificar la maldad en un contrario. Y los naranjas habían encontrado el elemento que cumple a la perfección con lo buscado: se llama José Antonio Avilés. Por esto que digo, ganando el equipo azul con la salida de Naomi el triunfo habría sido meritorio, porque tenían en contra ser el grupo mayoritario, y también por la pesada mochila que es Avilés.
Se extrañaba anoche Marta de que los integrantes del equipo naranja no dieran en los posicionamientos motivos contra ella para razonar por qué prefieren su expulsión. Se fijaba en las explicaciones dadas por Laura Bozzo, y Alex Caniggia, no así en las que pergeñaron José Antonio Avilés, Susana Bianca, Zeus Montiel, Jessica Bueno, Michael Terlizzi y Javier Fernández. Unos y otros justificaron estar detrás de la foto de la nominada perteneciente al equipo contrario en una cuestión de afinidad. No le veo ningún problema. ¿Acaso quería Marta que se hiciesen daño mutuamente?
Solo Carmen Alcayde y Gustavo Guillermo hicieron algún comentario negativo, tampoco sangrante, de Marta Castro y Naomi Asensi, respectivamente. Las otras diferencias entre ambos grupos se referían a la aceptación del propio juego establecido. Entre quienes duermen en la habitación azul había una discrepancia respecto a si eran o no un grupo. Mientras que Jessica calificaba esa clasificación como “una chorrada”, Marta y Avilés comentaban la necesidad de ponerse de acuerdo para sacar a la palestra a los cuatro que duermen en el dormitorio naranja. Perderse en la cuestión nominal es una pérdida de tiempo semejante a la que suponen las discusiones semánticas.
Inevitablemente, me sale hablar en pretérito, porque nada de lo que era importante ayer tiene ya sentido. Si el programa mantiene su mecánica, la expulsión de esta noche pondrá en la calle al cuarto concursante en dos días. El balance del día de los santos y la gala en la que estaba previsto disfrutar de los sustos de “payasín” es desolador. De doce a ocho concursantes. No sé si ha bajado más rápido el premio final o el número de concursantes. Esto no lo arregla ni una repesca, en la que, obviamente, no podrían participar los expulsados disciplinarios y no debieran tampoco aquellos que abandonaron. Aunque sobre esto último veo cualquier cosa posible.
Antes quienes decidían dejar el programa salían por la puerta de atrás, con cierta sensación de estar cometiendo una ignominia. Ahora se les despide con vídeos de su paso por la casa y tratamiento de héroes. No entendí que dedicasen a Karina medio programa, tampoco la despedida de Javier Fernández anoche. Igual se me escapa algo, pero para mí quien abandona está tangando al espectador. Dice Javier que ha cumplido su objetivo y se va, pero jamás diría eso si se compromete y firma un espectáculo durante diez noches y solo hace dos porque su objetivo está cubierto. Imposible entenderlo ni siquiera siendo dicho objetivo comprobar si es capaz de vender entradas para un espectáculo suyo, lo cual parece una duda razonable.
Marta Castro me ha parecido por momentos una concursante inteligente, pero dada su actitud, respuestas y reacciones otras veces me planteo si no había acertado por casualidad. No sé qué extraña influencia ha ejercido José Antonio Avilés en ella para que a veces sus réplicas a este concursante fueran perfectas y otras se dejase llevar por él haciéndose auténticas pajas mentales. La más llamativa era esa de sacar a la palestra a los cuatro naranjas que había todavía en la casa, lo cual era imposible porque estos también nominan y cuatro concursantes disponen de 24 valiosos votos que valen para sacar a la palestra a dos rivales. Dado que debe haber al menos cuatro nominados, esto supondría que serían seis si los azules eran capaces de dejar a los cuatro naranjas nominados.
La dependencia de Avilés, compartida por otros concursantes, se ha hecho especialmente patente en que le han dejado hacer mangas y capirotes en la cocina, poniendo la despensa a su servicio en todo momento, sin apenas discusión. Después de expresar su indignación durante toda una mañana por el episodio de la bebida de avena nadie fue capaz de dejarle a Avilés las cosas bien claritas una vez volvió a la casa. Antes y después de eso le han dejado hacer pastel, empanada y el gazpacho de anoche, posiblemente origen del enfrentamiento que dio con dos concursantes expulsados por tener una conducta impropia.
El fallo ha sido que no se consultase a toda la casa cuando Avilés ha querido usar comida de la despensa para sus caprichos. De acuerdo que pestiños comieron todos, pero igual algunos hubieran preferido que se usase esa materia prima para otra preparación. Lo decía muy claro anoche Javier antes de irse, en el gazpacho había empleado Avilés la mitad o un tercio de los tomates que tienen para toda la semana. Lo suyo es consultar si todos están de acuerdo con hacer gazpacho. ¿Qué menos? Si soy sincero, me parece algo sin demasiada importancia. Lo ideal es que estas cosas no produzcan ningún conflicto, el problema es la diferente vara de medir.
Mejor que Javier lo expresó Naomi. Cuando ella se ha puesto en el pan un poco de pimentón se lo han afeado porque ese condimento es para cocinar. No se puede pretender que Naomi no utilice un poco de pimentón y luego darle manga ancha a Avilés para que cocine lo que le plazca. La compra no se ha consensuado nunca, sin que eso generase ningún conflicto. Han confiado en las personas encargadas de comprar. Jessica creo que ha sido una concursante fija en esa labor cada semana, y nadie le ha discutido si compraba chocolate o lechuga. Nadie ha discutido su destreza cocinando, muy al contrario, han alabado su dedicación y los buenos resultados. Pero cuando anoche Laura se quejaba de los “lametraserillos” (copyright para José María García) que le permiten todo a Avilés se daba Jessica por aludida.
Gustavo se escandalizaba ante el término empleado por Laura, posiblemente porque no se acuerda ya de cuando dijo de varios compañeros del grupo rival que eran unos “metemierda”. La vara de medir de este exconcursante me resultó siempre especialmente llamativa porque se atrevía a censurarle a Naomi un gesto sin reparar que a él ha sido de los primeros en sembrar cizaña con un término que tampoco aprobaría la congregación de Boy Scouts de la que parecía haber salido. Aunque he aplazado cualquier comentario sobre lo sucedido anoche hasta verlo, no deja de resultarme llamativo que habiéndose autoproclamado como mediador en los conflictos haya sido uno de los expulsados. Como le gusta decir a Laura Bozzo: “Líbrame de las aguas mansas que de las bravas ya me libro yo”.
Tras los sucesos de anoche, decía Laura Bozzo de José Antonio Avilés que es la mayor escoria que ha conocido. Me trae bonitos recuerdos el término elegido por la diva. Avilés parece el alter ego de Pierre Nodoyuna, ese villano de la serie de animación ‘Los autos locos’, a quien nada le salía bien. Avilés no da una, aunque revistiendo cada una de sus predicciones de cierto halo misterioso hace caer en la trampa a los más incautos. A Marta le aseguró esta semana que se iba a ir Carmen Alcayde. Una vez salvada quiso convencerla con idéntica seguridad de que se iría Javier. Ahora andaba aseverando que Marta no se irá. Hasta ella teme que suceda lo contrario a la predicción de Avilés una vez más.
Lamento no haber estado muy centrado escribiendo el texto de hoy, pero no es fácil después de haber sucedido algo tan traumático en la casa. De esto y la posible solución de la repesca hablo en el Moleskine de hoy.