Todos somos víctimas y verdugos, buenos y malos, verdad y mentira, virtud y exceso, el yin y el yang. Somos tantas cosas que a veces hasta cuesta trabajo saber cuál es el yin y cuál el yang, lo cual depende del cristal con que se mire. ¿Es Asraf el pobrecito al que todos desprecian sin motivo aparente? Objetivamente no, y lo demuestra su paso por el concurso. La primera semana se enfrentaba a Ginés y mostraba dos de las características que le han atribuido muchos de sus compañeros. El fuego fue motivo de una discusión entre ambos concursantes y Ginés ya lo tenía calado. Ante el mal tono de Asraf, respondía su compañero acusándole de hacer un papelito para venderse siempre que estaba la cámara delante. Debían llevar no más de cuatro días de concurso.
Tras clavar lo de venderse a las cámaras, Ginés decía a Asraf: “Haz lo que te salga de los huevos”. Al rato, Asraf se acercó para acusar a su oponente de haberle faltado al respeto, lo cual negó aquel. “Sí lo has hecho. ¿Lo de ‘no me toques los huevos’ qué significa?”, decía Asraf. Segundo descubrimiento del personaje: su capacidad para retorcer la realidad y manipular lo que otros dicen. No había sido “no me toques los huevos”, sino “haz lo que te salga de los huevos” lo dicho por Ginés. Era la primera de muchas, como cuando acusó a Raquel o Diego de haberse mostrado contrarios al veganismo sin ser cierto. O cuando se mostró súper ofendido porque Manuel se riera de sus orígenes cuando este le dijo que a la vuelta en España debía llevarles al cursillo que fue él en la granja de su abuelo, algo que el propio Asraf había contado.
Debe el lector entender que hoy haga un poco de historia para intentar explicarme. La manipulación continua y permanente de la realidad que ha ido haciendo Asraf ha calado en parte de la audiencia, que compra unos argumentos basados en la mentira. Habiendo visto todas las imágenes que el programa ha mostrado, tanto en la tira diaria de mitele Plus, como en las emisiones de la noche, enseguida llegué a la conclusión de que Asraf cultiva la discusión por la discusión, donde no hay otro objetivo que la propia discusión. Esto pensaba entonces, ahora creo que sus pretensiones iban más allá. Aunque hubiera tenido encontronazos con Ginés, Katerina, Manuel o Arelys (una de las más generosas con él, a pesar de todo) no me había dado cuenta todavía de quién era Asraf.
Poco tiempo después vi que Asraf era un liante que actuaba como la gota malaya, minando poco a poco la moral y sacando de quicio a casi todos sus compañeros. Si a eso unimos su afición a activarse como un autómata en cuanto se pulsa un botón, pero en su caso cuando se acerca un cámara, tenemos compuesto un personaje al que sus compañeros nominan, le otorgan el lastre los eliminados en la palapa y la mayoría prefiere no relacionarse con él para evitar tener que responder a sus provocaciones.
Tampoco estaba facilitando Asraf la normal relación con los demás al apartarse del grupo junto a Adara. Esta, única aliada durante mucho tiempo, mostró tener valor de alzar la voz a favor de su amigo, aunque al tenerla por una persona inteligente nunca pensé que solo a ella se le estuviera escapando cómo es este en realidad. Para terminar de componer el yin del personaje, pronto observé como Asraf primero atizaba y luego lloraba. Los frecuentes llantos y pucheros varios forman parte de su estrategia de presentarse como el pobrecito de esta historia, aquel contra el que están sus malignos compañeros, casi sin excepción.
Asraf consiguió que los borregos de sus compañeros cayeran en su trampa y le convirtieran en el mártir de Supervivientes 2023. Ayudó para ello que Diego desease que se ahogase mientras pescaba, lo cual es una forma de hablar, pero suena realmente mal. O que Manuel comenzase algunas de las discusiones entre ambos, además de mostrar en ocasiones tono de desprecio y formas excesivamente prepotentes. Y, por supuesto, lo remataron Ginés y Yaiza. El primero con su torpeza en la discusión, recomendando a su oponente que se pusiera bragas si no era un hombre, ofendido porque se había referido a Yaiza diciendo que era “su amiga”. Por su parte, Yaiza cruzó todas las barreras en la escena que le llamó “maricona” y le costó la expulsión disciplinaria.
La agresividad de Ginés y Yaiza contra Asraf sirvieron para terminar de justificar el clamor que en la opinión pública pedía medidas contra sus maléficos compañeros. No les bastaba con la justa salida de la camorrista Yaiza y el sambenito de encubridores que se colgó a Diego, Raquel y el propio Ginés. La exageración habitual en los realities que se viven con pasión verdadera, hizo que viéramos a gente adulta y normalmente juiciosa mezclando el concurso con problemas importantes que vive nuestra sociedad. Y así hemos llegado hasta hoy.
A estas alturas es prácticamente imposible que quienes siguen pensando en Asraf como un inocente angelito al que sus compañeros han dado una mala vida lo dejen de pensar. De igual modo, veo imposible que habiendo visto los pasos dados por el personaje, ejecutando un plan clarísimamente diseñado de origen, dejar de ver a Asraf como víctima solo de su propia torpeza, de la que le salva la de sus compañeros. Puestos a medir torpezas es mucho mayor la de un grupo que no ha dejado de remar a favor de la estrategia de Asraf, brindándole en bandeja que se perfile como un indudable candidato al triunfo.
Personalmente, lamento que muchos consideren un yang falso y premeditado, cuando yo veo muchas otras virtudes en el personaje. Nadie tiene tan interiorizado el papel de concursante como Asraf. Es un concursante integral, infatigable trabajador y auténtico mago del fuego, que pocas veces se le ha resistido. Sus dotes como superviviente serían suficientes para no dudar de sus merecimientos con vistas a la final, sin necesidad alguna del enorme esfuerzo realizado para ser visto como algo que nunca ha sido. La agresividad se marchó con Yaiza y Ginés. Si alguna vez, aparte de los episodios referidos, Asraf fue tratado de manera despectiva y se le infligió dolor en lo personal, no es eso lo que ahora se respira en playa Uva.
Se cierra el círculo con el regreso a la primera ubicación del grupo, ahora sin separación entre zonas, lo cual es innecesario al ser tan pocos. Vuelven al origen en el aspecto geográfico, pero no en todo lo demás. Ahora el ambiente entre los cinco supervivientes que quedan es de camaradería y las muestras de cariño son frecuentes. Hace semanas que, discusiones concretas aparte, las relaciones humanas son buenas. Las discusiones son normales en la convivencia y solo dan muestras de que viven una realidad. Me parece una asincronía seguir a estas alturas anclado en un pasado donde ya era injusto exagerar sobre el trato que sus compañeros dispensaban a Asraf. Todo lo sucedido ha sido parte de un juego donde se tolera tener una estrategia de desgaste del rival. No demos la espalda a la realidad, por favor.
Hoy hablo en el Mokeskine del gato de mi visión sobre la visita de los fantasmas del pasado, y las diferencias que ya he apreciado entre las dos primeras visitantes y el que llegó este domingo. Y siguen los momentazos candidatos a los Premios Tortuga.