Todos los silencios valen lo mismo
Para decidir quién merece más la expulsión esta noche me voy a basar en el precio de un silencio, algo que aplicaré más tarde a la situación actual en playa Coco. Me refiero al silencio de algunos concursantes ante el cobarde ataque de Yaiza a Asraf, con nocturnidad y sin cámaras de por medio. Será imposible saber quién escuchó y el qué, aunque dado lo limitado del territorio que habitan (sea cual sea su ubicación) no me creo que la noche de autos solo escuchasen algo Diego, Raquel y Ginés. Estos tres fueron acusados de guardar silencio para no perjudicar a Ginés delatando a Yaiza.
¿Dónde estaban los demás? No se puede creer que Adara fue ajena a la situación porque estuviera en la letrina, que está solo un poco más apartada del grupo que los depósitos de agua. O que la cabaña de los técnicos, desde donde el operador de cámara escuchó perfectamente los improperios y amenazas de la concursante. Traigo aquí esto tan antiguo porque una de las razones para defender la expulsión de Raquel es que mantuviera silencio sobre lo sucedido, lo cual perjudicaba a la víctima.
No fue admitida entonces la excusa de evitar perjudicar a un amigo para justificar que no cantasen ‘La Traviata’ porque eso entraba en colisión con la defensa de un concursante que había sido vilipendiado. Ni siquiera le valió a Ginés, pareja oficial de la acusada. Y aunque estoy seguro de que hubo más concursantes que escucharon y callaron, solo fueron señalados los mencionados. Dos de ellos han sido castigados con la expulsión justo en las semanas posteriores al suceso. De momento se ha salvado Raquel, aunque para algunos debería salir esta misma noche no solo por su silencio cómplice sino por cierta ausencia de protagonismo.
Si fuera por protagonismo, no creo que Raquel esté a la zaga de Artur. Además, en contra de este podemos recopilar un buen puñado de razones. Por ejemplo, su falta de tacto al intentar integrarse al grupo, la obsesión con el reparto de comida o sus modales de inconformista, protestón y desconfiado, derivados de cierta frustración por no conseguir que el grupo haga las cosas como a él le gustaría. Quisiera ser líder aun sin tener el collar que otorga el programa. Peor que eso es su incapacidad para lograr que los demás le otorguen ese poder. Quisiera serlo, pero le falta madera de líder.
No estoy considerando a Manuel, tercero de la terna, porque sería una indecencia dejarle fuera de juego ahora que anda pendiente del próximo diagnóstico médico para saber si puede volver al juego o le espera un destino peor. Sería triste que acabase así su concurso, por lo que ni siquiera está dentro de mis razonamientos para desentrañar quién debe ser expulsado esta noche. Y una vez más apelo a lo que queda de concurso, me temo que más de lo que se esperan nuestros robinsones. En el tramo final suelen ser menos las tramas y contenidos generados desde Honduras, por lo que me parece más valioso Artur que Raquel. No hay mucha diferencia entre ambos, pero si uno de los dos puede darnos que contar de aquí al final ese es Artur.
Lo que me parece injusto es no aplicar semejante castigo por mantener silencio a concursantes que no comparten algunas vivencias con sus compañeros. Todos los silencios valen lo mismo, o deberían. Por tanto, si todos son iguales, no deberíamos pasar por alto algo que ha sucedido en los días previos al final de la amistad ente Adara y Asraf. Resulta un poco confuso introducir esto ahora, pero dadas las circunstancias mañana puede ser tarde. Cuando Jonan o Adara afirman que ya se veían venir un cambio de actitud en Asraf solo me pregunto por qué no dijeron nada, evitando dar la razón a tantos que habían descrito a este compañero como ellos están haciendo ahora.
Alma tuvo mala relación de siempre con Asraf, pero había pasado esto por alto por estar junto a Jonan, la segunda persona más importante para ella en el concurso, si no la primera. Cierto que la relación con un hermano no es comparable con ninguna otra, al menos si se llevan bien los hermanos. Pero Alma ha estado más pegada a Jonan que a Manuel, habiendo coincidido con aquel en todas las localizaciones. El silencio de Adara y Jonan ahora es tan nocivo como el que mantuvieron los castigados Diego y Ginés, o una Raquel que está hoy en la cuerda floja. La gran diferencia es que no hay ahora un damnificado, como fue Asraf entonces.
Bien mirado, Asraf y su política de meter el dedo en el ojo (suficientemente molesto, pero sin que nadie vaya a la cárcel por algo así) no ha dejado una sola víctima, sino muchas. Estaría bien que Adara y Jonan fueran tan claros en público como lo están siendo con medias palabras entre ellos. Y que aceptasen con humildad su error y su tremendísima torpeza al necesitar ochenta días para darse cuenta de cómo es Asraf, algo que la mayoría de sus compañeros, por no decir todos, saben desde hace mucho. En realidad, creo que ya conocían al Asraf que tantos venimos describiendo, pero callaron. Mantuvieron un silencio interesado, la otra omertá de este Supervivientes 2023.
Jonan quiere irse y por eso ha pedido a sus compañeros que le nominen esta noche. No aguanta más, lo cual era algo visible desde hace días. No se soporta ni a él mismo, lo cual se puede observar con claridad en sus totales a cámara. Flaco favor le han hecho esos análisis de sus compañeros cada vez más amargos y cáusticos. Del alegre Jonan hemos pasado de repente al que derrocha mala uva y parece sacarle de quicio casi cualquier cosa. Puedo interpretar de dos maneras esa evolución: o el concurso ha podido con él y ha llegado a modificar su carácter verdadero; o se ha terminado mostrando tal cual es tras no poder mantener el papelón más allá del primer mes y medio o dos meses. Me decanto por esta segunda opción, aunque puede haber un poco de todo.
Ahora falta saber quién va a hacer caso a Jonan y quién no. Tiene asumido que Adara y Alma no le van a nominar por mucho que se lo pida. Asraf, por su parte, le ha confirmado que no quiere cargar con esa responsabilidad y tampoco puede contar con su voto. Solo quedan tres concursantes, aunque si no cambian las reglas de las nominaciones viene bastando con recibir dos votos para salir a la palestra. Más de uno estará viendo el cielo abierto ante la salida de uno de los más duros rivales y la posibilidad de que Manuel tenga que ser apartado del concurso por razones médicas. No digo que deseen ningún mal a su compañero, pero no hay mal que por bien no venga.
No seré yo quien le diga al programa lo que debe hacer, pero yo les cambiaría el paso en las nominaciones para evitar la componenda que plantea Jonan. En principio, tienen prohibido pedir el voto, lo cual no suele tener castigo suficiente, por lo que se ve. Entiendo a Jonan, su urgencia por volver y dejar atrás esa experiencia. Sus lágrimas no dejan lugar a dudas, y resultan muy conmovedoras. Incluso diría que es justo y honesto por su parte no querer optar a llegar hasta la final porque tomando en consideración sus dotes como superviviente no lo merecería. Pero las cosas no funcionan así.
Como dije antes, Manuel espera el próximo y decisivo parte médico para conocer su futuro y el de su “nuevo amigo”. Espero que esta noche lo conozcamos, coincidiendo con que llevará cinco días apartado del grupo, y esa situación no se puede prolongar eternamente. Aparte de la expulsión, veremos un nuevo juego de líder llamado `Las pirámides de la sabiduría’ y habrá nuevas nominaciones. Pero el gran atractivo de la noche es comprobar cómo evoluciona la nueva enemistad entre los antiguos amigos Adara y Asraf. El ‘enemistómetro’ va marcando un buen baremo, especialmente después de que Adara madrugase para hacer el coco para el desayuno y Asraf le parase los pies con su conocida (ya por todos) ‘amabilidad’.
El gato en vídeo
La reacción del grupo ante la confesión de Jonan sobre su deseo de dejar el concurso sin abandonar (para no pagar la sanción) ocupa el Moleskine del gato hoy. Además, dos nuevos momentazos.