Mucha comida y amabilidad: la gran hospitalidad del pueblo albano al hacer un parón por el Vjosa
Como decía en la anterior entrada, nuestro primer contacto real con el pueblo albano fue en Permet, donde decidimos hacer un alto en el camino, o mejor dicho, en el río, y parar a comer.
*Imagen: Permet, vista desde una ladera / Wikipedia Commons
Una señora en un restaurante nos organizó rápidamente y antes de darnos cuenta estábamos sentados a su mesa delante de una bandeja de cerdo a la brasa, patatas fritas, ensalada, queso, y cerveza local.
Nuestra 'primera comida de verdad' en cuatro días.
Después de llenarle el suelo de barro de nuestro calzado de río, y de comernos y bebernos todo lo que había sobre la mesa, nos echamos al agua de nuevo.
El tramo que realizamos a continuación es uno de los más clásicos de aguas bravas en Albania y en primavera es fácil ver balsas de 'rafting' sorteando los rápidos del río.
Nosotros nos lo pasamos muy bien en este tramo más animado, aunque uno de nosotros no pudo evitar caer en un rápido cerca de la orilla de un meandro. A parte de ese incidente, no ocurrió nada más y continuamos el descenso tranquilamente rumbo a la población de Kelcire, en la que decidimos dormir.
En esta parte del río abundan las ciudades o pequeños pueblos, y es fácil ver a la gente en las orillas pescando o paseando. También es fácil ver grandes cantidades de basura en forma de plásticos que quedan enganchados en las copas de los árboles cuando se producen las crecidas y, ahora, con el cauce tan bajo, aparecen decorados como árboles de Navidad con basura de colores en sus ramas. Una pena.
Ya con las últimas luces llegamos a Kelcire, donde nos dieron posada y una cena de pollo a la brasa con ensalada griega y, otra vez, simpatía y amabilidad por todos lados. Dormimos en una cama real (la primera en unos cuantos días) e incluso nos pudimos dar una ducha. Todo un lujo.
Desde Kelcire hasta Tepelene se encuentran los últimos rápidos del río y este se va ensanchando progresivamente. Pasada esta última ciudad, amurallada y construida en un alto junto al Vjosa, este por fin se calma.
*Imagen: El Vjosa, a su paso por Kelcire / Wikipedia Commons
Según la información que tenemos, se tardan unos tres o cuatros días hasta el mar Adriático, deja de haber pueblos o pequeñas ciudades, y el río se separa mucho de toda carretera.
Ahora hemos vuelto a acampar y a nuestra rutina de comida liofilizada. Esperamos que en cuatro días aproximadamente el agua que surcan nuestros 'packrafts' pase a ser salada y alcanzamos la costa del Mediterráneo.
Hasta entonces seguiremos recorriendo las aguas azul turquesa del Vjosa.