La verdad sobre Lucía: agresiones, desnudos y diagnósticos mentales
La gala de Campamento de Verano tuvo como protagonista indiscutible de la noche a Lucía Etxebarría, que tras incontables numeritos, discusiones, polémicas, e incluso, intentos de fuga, finalmente abandonaba el reality.
Ese momento era esperado y ansiado por muchos, sobre todo por sus compañeros, quienes unánimemente opinan que “la planeta” no es muy estable, y que se ha empeñado en hacerles la convivencia lo más difícil posible a base de manipulaciones y victimismo en estado puro.
Que absolutamente todos los concursantes que han compartido techo con la escritora tengan el mismo concepto sobre ella, da mucho qué pensar. Incluso Pedre, pedía en varias ocasiones la palabra para, indignado, cargar tintas contra Etxeberría. Y eso que este muchacho ha demostrado con creces tener una paciencia como la del Santo Job, pero el gallego, que recordemos que fue el máximo damnificado por las acusaciones de Lucía sobre la primera noche del programa, demostró haber explotado y no estar dispuesto a pasar ni una sola más.
Otra reacción sorprendente fue la de Montalvo, ese concursante que en vez de sangre parece tener horchata y que sólo destacó en Supervivientes gracias a la colaboración de mi compañera Rosa Benito. Pero anoche, el Míster España 2008 tampoco quiso guardar silencio y permanecer entre dos aguas, y se mostró tajante con sus afirmaciones: “no voy a permitir quedar como un maltratador psicológico por una mujer que está mal de la cabeza”.
No sé si sus palabras fueron las más adecuadas, pero lo que está claro es que Lucía Etxebarría ha conseguido lo impensable, conseguir que el poeta aficionado a subir y bajar laderas saliera de su letargo y se mojara, hecho que aplaudo, ya que demuestra que aunque hayamos visto a muchos de estos concursantes participar anteriormente en programas o realities, siempre pueden sorprendernos y mostrarnos que durante este espacio de tiempo han evolucionado.
Y es que los últimos días de convivencia de los exploradores se convirtieron en un auténtico show de numeritos inesperados en los que “la planeta” nos sorprendía con un nuevo episodio surrealista a cada momento.
De forma inexplicable y tras escribir una carta de despedida a algunos de sus compañeros, Lucía intentó esta semana salir huyendo del campamento, como si en vez de un reality en el que ha decidido participar de manera voluntaria, se encontrara encerrada en una cárcel de máxima seguridad en contra de su voluntad.
Durante la fiesta de la espuma que todos los concursantes pudieron disfrutar, de nuevo saltaba la polémica tras haberse puesto sin permiso la camisa de Esteban a modo de camisón, generando nuevamente, con su curiosa afición de coger las cosas de sus compañeros sin permiso, otro enfrentamiento.
A la mañana siguiente, nada más levantarse, se encerró en un baño, en el que permaneció sentada en el suelo viendo la vida pasar, haciendo oídos sordos a las peticiones de sus compañeros que le informaban que tenían que participar en una prueba. Pero Lucía se encontraba en otra dimensión, o eso parecía hasta que Jacobo Ostos harto de no obtener ninguna respuesta por su parte decidió abrir la puerta para ver si se encontraba bien, y obtuvo como respuesta un empujón y que le cerrara la puerta en las narices.
No soy ningún fan del comportamiento de este chico, pero estoy totalmente de acuerdo con la reflexión que Jacobo hacía después de haberse producido este altercado. Si hubiera sido él quien empujara de esa manera a la escritora, ¿qué habría sucedido? ¿Qué acusaciones se habrían vertido en su contra?
Lo más alarmante es que puede que esta reacción de Lucía no se tratara de un hecho aislado ya que según publicó la revista Interviú en Noviembre del 2011, Lucía Etxebarría fue condenada por agresión después de que una jueza de Madrid considerara probado que la escritora agarró del cuello y golpeó a su ex-inquilina en el 2008.
Pero para la ganadora del premio Planeta parece este tipo de comportamientos por su parte son totalmente justificables y justificados. Ni siquiera ha tenido ninguna intención en mantener los pocos apoyos de los que gozaba, ya que aunque Mónica Pont se acercaba a ella para hablarle en tono cariñoso, no veía necesario responder a mi compañera aunque sólo fuera por mostrar un mínimo de educación.
Aunque después de lo que conocimos anoche, está claro que Lucía Etxebarría no ha sentido en ningún momento ningún tipo de cariño o cercanía hacia ninguno de sus compañeros. Tras unas insinuaciones que Montalvo dejaba en el aire, Mónica Pont tomaba la palabra y confesaba entre lágrimas que durante una conversación con la escritora en la que le aconsejaba que entrar en el juego de responder a Gaby le hacía culpable del follón que se estaba montando, Lucía con mucha saña le preguntó a Mónica si ella también era culpable de haber seguido el juego y provocado a su ex-marido haciendo alusión a los malos tratos que habría denunciado la presentadora y modelo.
Un golpe bajo donde los haya que demuestran el tipo de juego que Etxebarría estaba dispuesta a llevar, sobre todo, fuera de cámaras. Karmele Marchante aseguraba que la escritora se habría dedicado a restregar al resto de sus compañeros el dinero que cobra por semana para demostrar su superioridad y crear polémica. Jeyko, por su parte, afirmaba que Lucía le habría confesado que para ganar un concurso hacen faltan tres fases: victimismo, relación amorosa y superación… De estas conversaciones no hemos visto pruebas en forma de imágenes, pero teniendo en cuenta todo lo sucedido desde que el reality diera comienzo, no me extrañarían ni lo más mínimo.
Tras ofrecernos una nueva crisis de ansiedad frente a las cámaras acompañada de un llanto incesante, Lucía Etxebarría finalmente abandonaba el campamento y se dirigió hacia nuestro plató, acompañada por sus inseparables perros. Canes a los que os aseguro que no les vendría nada mal un buen lavado, aunque fuera con la balleta de fregar los platos que varios concursantes aseguran que utilizaba la escritora para lavarse el sobaco y sus partes bajas. Pero partiendo del dato que sus compañeros nos facilitaban anoche, apuntando a que los pobres animales habrían sufrido una grave deshidratación si no hubieran contado con el cuidado del equipo de producción del programa, que estos perros no contaran con una higiene adecuada es lo mínimo que uno cabría esperar.
La entrevista de Lucía en plató fue difícil de realizar y, sobre todo, de entender. He de reconocer que su aparición me recordó a imágenes de “El resplandor” y tenerla al lado me generaba más inquietud aún que haber visto la película.
Su alegato se redujo a confesar el miedo que tenía a que su comportamiento en el concurso pudiera perjudicar el proceso de acogida de un menor en el que asegura encontrarse y que su madre no haya sufrido.
En innumerables ocasiones Lucía aseguraba que su madre le había pedido dos cosas, que no gritara y que no enseñara las tetas. Que no alzara la voz puede ser un consejo de lo más normal por parte de una madre, pero la segunda petición me pareció desde el principio bastante extraña. ¿Es que “la planeta” acostumbra a mostrarse ante las cámaras como su madre la trajo al mundo? Pues al parecer sí…
Y es que en Enero del 2012 Lucía Etxebarría decidía ser el centro de atención colgando en una red social las siguientes fotografías.
En primer lugar publicó la imagen en la que se muestra totalmente desnuda, y quince minutos después la sustituía por la imagen en la que se expone en ropa interior. Por lo que ahora entiendo a la perfección los temores de esa madre…
Mientras, Lucía se empeñaba en negar a la mayor cualquier imagen que hubiéramos visto o cualquier comentario que hubiera salido de su boca.
Su obstinada negación llegó hasta tal punto de no reconocer haber escrito nada referente a que el Campamento de Verano se trataba de un programa basura. Largo escrito que ella misma se encargó en dejar en las redes sociales antes de su entrada al reality: “Sé que esto me va a costar muchos problemas. Y muchísimos ataques. Sí, sé que me voy a un programa basura y sensacionalista, a un programa que yo misma he criticado millones de veces. Sé que es incoherente. Sé que parece poco digno. Pero la dignidad no es una cuestión externa, se lleva dentro”.
Por lo que decidí ir al grano y preguntar directamente a la protagonista lo que tanto nos hemos cuestionado durante los últimos días: “¿Psicológicamente estás bien?”. La respuesta de Lucía Etxebarría fue la siguiente:“No sólo psicológicamente estoy bien, si no que estoy pasando una evaluación en un informe psico-social, y yo he dado bien”.
Como la escritora me dijo tras su respuesta que hasta ahí podía leer, tras la gala me dispuse a hacer exactamente eso, leer y documentarme sobre este aspecto de la ilustre escritora, para ver hasta qué punto su comportamiento y sus afirmaciones concuerdan con la realidad, y esto fue lo que me encontré durante mi ardua búsqueda…
En su ensayo autobiográfico “La letra futura” Etxebarría escribe: “¿Por qué acabé escribiendo, entonces, si nunca me había planteado emprender una carrera en el mundo de las letras? La razón que me llevó a hacerlo tiene que ver con lo que se ha dado en llamar mi enfermedad, una condición de difícil diagnóstico que sucesivos especialistas han catalogado como psicosis maníaco depresiva, neurastenia, depresión endógena, personalidad histérica, dificultad de integración, depresión reactiva e incluso esquizofrenia, pero que en definitiva no ha hallado de momento una definición concluyente que la abarque, o al menos a mí no se me ha facilitado. (Incluso hubo un profesional que llegó a aventurar que lo que se había tomado por esquizofrenia podría ser la manifestación de una sensibilidad exacerbada, con lo cual no habría que catalogarme en el apartado de enfermos mentales sino de fenómenos paranormales…). La tal enfermedad lleva manifestándose desde hace veinte años en una infinidad múltiple de síntomas: bulimia, autolesiones, fobias varias, crisis depresivas, estados de disociación de la personalidad, etc.”
En 2001, una periodista venezolana dedicaba un reportaje y entrevista a Lucía Extebarría, en la que la escritora hacía las siguientes declaraciones hablando de “su enfermedad”:
“Llegué a plantearme el suicidio (…) Era la primera vez que tenía dinero en mi vida y en lo que estaba pensando era en matarme. Por eso entiendo la cantidad de suicidas famosos que hay, porque te metes en una espiral de depresión que al principio eres incapaz de manejar, sólo sabes que el escribir te hace sentir mal y mal y mal y mal. (…) Yo nunca quise publicar, y cuando empecé a publicar no quería ser famosa. (…) Mis sesiones de terapia giraron por un año entero alrededor de eso, de defenderme del espejo distorsionado que los otros me ponían delante e intentar salvaguardar mi propia imagen para no volverme loca. No sé si lo he logrado. (...)
Puedo contar esto ahora porque es antiguo: he escrito de relaciones amorosas entre mujeres porque de joven yo me enamoraba de mis amigas. Luego me entró una crisis porque yo soy católica… o era católica. También es cierto que he tenido con mi madre una relación de amor – odio, como el que ha tenido el noventa y cinco por ciento de las mujeres. Todos los libros son consecuencia de mis obsesiones, pero la historia nunca tiene que ver conmigo e intento en todo lo posible que no se identifique con mi vida para no herir a las personas que están a mi alrededor. (…)
Todo el mundo le dijo a mi pobre madre que yo era lesbiana. Es una pesadilla que sólo el que la ha vivido la conoce. De la novela que escribo ahora llevo muy pocas cuartillas porque voy poco a poco. Su escritura forma parte de todo un trabajo de salida de un conflicto que no me mató pero estuvo a punto”.
También, gracias a un reportaje del el diario El Mundo que rezaba el título de “El caso Lucía” conocemos facetas de la escritora que nos harán comprender y empezar a encajar las piezas de este puzzle.
Según el periodista que lo realizó, nos informa que Lucía Etxebarría “mayormente ocupa su tiempo en leer y luego escribir, porque sólo eso le cura de sus neurosis”.
Mediante las siguientes declaraciones también podemos hacernos una idea de por qué se revolvió de semejante manera ante la broma que mi compañero Jimmy Giménez-Arnau le hizo sobre su aspecto físico durante la primera gala: “Era una foca, pobre de mí, era muy gordita. Y hasta los 12 años fui una niña muy lista y muy retraída. Luego, claro, es que con 13 parecía que tenía 17. Entonces me cayó el rol de ser la puta del pueblo, a mi pesar me obligaron a tomar una actitud, yo no tenía información sexual de ningún tipo, pero ahí a donde iba: Lucía puta. Tenía sujetador con 12 años".
El periodista afirma que Lucía llevaba desde el día anterior sin probar bocado y acto seguido pregunta a la escritora por cómo lleva su psicosis maniacodepresiva a lo que Etxebarría responde: “Lo conté porque pensaba que podía ayudar a mucha gente, y así fue. Pero es imposible hacer un diagnóstico de una enfermedad de este tipo. Ahora otro señor me ha dicho que lo que sufría era un abuso psicológico. Básicamente, se trata de un problema de encontrarse incómodo en el mundo. Yo estoy con Lacan, que dice que la enfermedad mental, paradójicamente, es un síntoma de salud: ante una realidad opresiva, escapas. Nunca seré una persona estabilísima, porque tengo muchas cosas dentro. Lo que hace que me coja las depresiones es también lo que me permite disfrutar de la música de una forma anormal. Mi sensibilidad me hace sufrir, pero me sirve mucho.”
En fin, tirando de hemeroteca tenemos un sifín de declaraciones de lo más aclaratorias que personalmente me han despejado muchísimas de las dudas que tenía sobre esta polémica escritora y sobre el comportamiento del que ha hecho gala durante su estancia en Campamento de Verano y su posterior aparición en plató.
Y volviendo al reality en sí… Karmele Marchante fue la expulsada de la noche como resultado de la decisión que tomamos el Tribunal del Campamento. En mi caso, me decanté por el nombre de mi compañera basándome en la cantidad de videos que he visto sobre su estancia en el concurso, en las que carga tintas contra Lucía Etxebarría y se ocupa de ir envenenando uno a uno a todos sus compañeros.
¿La diferencia con Jeyko? Que tanto este como la mayoría de los concursantes han tenido el valor de decir a Lucía a la cara exactamente lo mismo que opinaban de ella a sus espaldas, cosa que en el caso de Karmele ha brillado por su ausencia. Y como este mundo es de valientes, en mi opinión, Jeyko ha ganado a pulso su batalla contra Karmele.
Las nominaciones de la gala de anoche han dejado en la palestra a Pedre, Modesto y Olvido Hormigos. Como sabéis, tenéis la oportunidad de salvar a uno de ellos de la nominación mediante vuestros votos en la web de Telecinco.es, tal y como hicisteis anoche decidiendo que Esteban fuera inmune en estas nominaciones.
La semana que viene conoceremos la lista definitiva de los concursantes que se encuentran en la palestra y que tendrán que enfrentarse a la decisión del tribunal.
Por último, invitaros a que esta noche no os perdáis la entrevista de Lucía Etxebarría en Sálvame Deluxe, en la que espero que, mucho más calmada, sea capaz de hacer frente a la trayectoria que nos ha ofrecido durante su estancia en el Campamento de Verano.
Para cualquier información de interés sobre los temas que tratamos, podéis dirigiros al siguiente correo: info@kikohernandez.es o visitar mi página web www.kikohernandez.es