Laura gana el concurso y pierde a "su toti"
Durante la última semana, para no perder la costumbre, ha sido como gran parte de la edición del concurso, Yago malmetiendo, Laura babeando por los huesos del Malaguita, y Marcelo pasando de la de Parla y justificando su paso por el concurso.
Resulta patético ver cómo discutían en unos vídeos para seguidamente conectar en directo con la casa y ver cómo se abrazaban y besaban, pasando de llamarse perros sarnosos a “mi toti” te preparo la cena.
Pero al fin y al cabo, aunque se trate de un concurso, es un claro reflejo de la vida real. Por lo que no entiendo por qué la organización del programa barajó la posibilidad de cancelar la gala final y declarar el premio desierto como medida disciplinaria a causa de la bronca del pasado lunes entre Laura y Marcelo.
¿No se trata de un concurso de convivencia? Pues bajo mi punto de vista, esto engloba tantos los buenos momentos como los malos; y con estas reprimendas están forzando a que los concursantes finjan sus sentimientos y que en la próxima edición sean más falsos que Judas.
Yo os aseguro que hace 8 años firmé un contrato para entrar en esa casa en el que había todo tipo de claúsulas pero ninguna hacía referencia a no poder discutir o poder enamorarse pero sin perder los nervios en la relación de pareja.
Porque vi totalmente acertada la decisión de la organización tomando cartas en el asunto y expulsando a Flor y Feroz de la casa al demostrarse que ambos estaban falseando sus sentimientos, saltándose a la torera la esencia de este reality.
Y a la vez no creo que nadie esté interesado en ver un concurso de convivencia en la que todos los concursantes prefieren darse cabezazos contra la pared a faltarse en un momento dado, o en ver a una ristra de flower-power como Fresita, Lydia, Cathaysa o Patricia.
Por lo que no encuentro la razón por la que echarse las manos a la cabeza al contemplar desde casa la última disputa de “los totis”, porque seguramente, en ese mismo instante, miles de personas en nuestro país estaban teniendo una bronca de igual o mayor dimensión provocada por cualquier malentendido sin importancia. Ya que estos momentos también forman parte de la relación de cualquier hijo de vecino, pues imaginemos vivir esas situaciones cotidianas con la presión de permanecer encerrados en una casa durante 5 meses de nuestra vida…En este caso lo único que nos diferencia es no tener cada taco y disputa que escuchan las 4 paredes de nuestra casa, retransmitidas las 24 horas en el resto del país.
Y si aún así se consideró en algún momento que la pelea estaba pasando a mayores, no tenían más que haberla parado como ya hicieron en anteriores ocasiones. Porque ¿alguien se piensa que Laura iba a terminar tirándose de los pelos con su amado “toti” por un brick de tomate, habiendo sufrido que un compañero que ni le va ni le viene le soltara delante de toda España que “sólo sabía comer nabos”?
Porque si Gran Hermano fuera concursantes sin sangre, no habríamos llegado a las 12 ediciones de concurso. El público se engancha con gente con temperamento, con raza, con fuerza… Y me quedo con una frase que Mercedes Milá dijo hace mucho tiempo: “Queremos que os comportéis como sois en vuestra casa”
Y seguir esas palabras a raja tabla han hecho ganadora a esta parleña malhablada cuyos chillidos traspasan paredes, pero que no ha falseado sus sentimientos ni ha reprimido sus emociones, metiéndose en el bolsillo al 63,1% de la audiencia.
Laura finalmente pudo disfrutar de su entrada triunfal en plató y fundirse en un abrazo con su padre Marceliano. El mismo que decidió que su hija fuera la única que no recibiera en Navidades ni el vídeo de sus familiares ni la visita de sus padres, queriendo enviarle un mensaje mediante este castigo ejemplar al estar metiéndose en la cama con “el Malaguita”.
Y aunque durante la gala no lo admitiera, seguramente Marceliano se habrá sentido avergonzado porque todos sus conocidos pudieran ver en directo cómo su hija copulaba con un niñato de 20 años, aun habiendo entrado en la casa con pareja, por lo que no ha querido dar la cara durante estos 5 meses de concurso.
A lo que yo me pregunto ¿qué ha cambiado para que Marceliano haya pasado de denegar semana tras semana asistir al programa para defender a su hija y no querer ni ver el concurso, a presentarse en plató llevando una camiseta con la cara de su hija? Muy fácil, el maletín de los 300.000 euros, que convierte la vergüenza en la sombra por el orgullo remunerado…
Por lo que sólo me cabe aplaudir a Chelo, esa madre que tras varias semanas de reality se plantó delante de las cámaras para dar la cara y dar apoyo a su hija, estuviera con Samu, con Marcelo o con quién le venga en gana, aunque no fuera partidaria de la relación y dudara desde el primer momento de las intenciones del Malaguita.
Y no le faltaban razones a la madre de Laura, ya que si algún día Marcelo madura y recapacita, espero que pida disculpas a su novia de reality por haber manifestado en más de una ocasión que su relación con la de Parla le perjudicaba en el concurso, cuando esta ha sido la única razón que le ha llevado a disfrutar de la final de Gh12.
A los pocos minutos de su entrevista como tercer finalista, “el Malaguita” empezó a recular afirmando que Laura se merecía ganar, cuando 3 días antes decía todo lo contrario alegando que la de Parla había malmetido con sus compañeros… Pero fue enterarse en el coche que le llevaba a plató quién era la ganadora y cambiar radicalmente su discurso, cuando mediante los vídeos que rescataron durante la gala nos demostraban que él había sido en primero en pedir al publico votante la expulsión de la de Parla, tachándola de desequilibrada mental.
Otra pincelada más que dejó en evidencia que este niñato de 20 años nos ha estado vendiendo la moto durante estos meses de concurso con una farsa de relación que anoche legó a su fin.
Por otro lado, eché de menos que
Yago. Porque aunque el modelo no haya sido santo de mi devoción como concursante, debería haber podido disfrutar de esos minutos de gloria que bien merecidos habrían sido tras conseguir ese segundo puesto con el 26,7% de los votos.
Y teniendo en cuenta que la mayoría de los concursantes de esta edición eran conscientes que se encontraban ante sus últimos minutos delante de una cámara, no perdieron la oportunidad de retratarse ellos mismos como un grupo de resentidos al no levantarse ni siquiera para recibir a algunos de los finalistas.
Mercedes Milá le dijo a Terry que hay que en esta vida hay que saber ser elegante, e inevitablemente me acordé de Carmen de Mairena que nos ha repetido hasta la saciedad ser una mujer elegante por detrás y por delante… Y en este caso, Terry no conoce ni el significado de la palabra, ¡no hay nada más que ver cómo fue vestida a la final del concurso!
Aunque hay veces que ni siendo corto en palabras te libras de quedar como cortito en todos los sentidos, y este es el caso de Rubén, que tras visionar como Marcelo y Yago le habían criticado todo lo habido y por haber, sólo fue capaz de articular 4 palabras que dejaban en evidencia que sin su mamá guionizándole como un muñeco de José Luis Moreno, este muchacho es incapaz de dar pie con bola.
En fin, así terminó la duodécima edición de Gran Hermano, que sin duda habrá dejado en Laura un sabor agridulce, al tener la satisfacción de haber ganado la edición más larga de la historia en nuestro país, llevándose para Parla el maletín de los 300.000 euros; pero por otro lado, habiendo perdido a “su toti”, que no dudó en dar punto y final a su relación durante la gala.
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