Tratamiento para la flacidez
Los cambios en la piel están relacionados con la capacidad que tenemos de regenerar cuando destruimos colágeno. Hasta los 30 años va paralela pero a partir de esta edad puede ser mayor la destrucción que la regeneración, y es cuando se puede hacer visible el envejecimiento.
La piel pierde firmeza al envejecer porque produce menos elastina (fibras elásticas que le confieren flexibilidad) y colágeno (fibras densas que le confieren fortaleza). Con estos niveles menores de elastina y colágeno, la piel finalmente se rinde a las fuerzas de la gravedad cayéndose.
Está claro que en la genética no podemos influir, pero sí en los factores ambientales como el sol, el tabaco, la polución y la alimentación. Los tratamientos que hoy día tenemos en el campo de la Medicina Estética, nos ayudan a ralentizar el envejecimiento y a hacer que la regeneración de la piel sea más activa.
La célula diana es el fibroblastos ya que son las células de la dermis responsables de la secreción de las fibras de elastina y colágeno, así como de los glicosaminoglicanos que forman la matriz de apoyo de la dermis. Están insertados en la matriz fibrosa y permanecen vinculados a la red de fibras que producen. Con la edad se disminuye el número de fibroblastos. Además se vuelven menos productivos, lo cual conlleva una disminución de la cantidad de macromoléculas de la matriz intercelular. El tejido de apoyo se vuelve, por ello, menos denso y tiende a caer.
Sin embargo, eliminar la flacidez es posible sin cirugía. En la Clínica Bayton han creado unos protocolos de trabajo basados en estímulos de calor y ultrasonidos suficientes para liberar el TGF Beta-1 (Transforming Grow Factor Beta-1), muy vinculado con los procesos de reparación del tejido, básicamente con un papel acelerador de la producción de sustancia extracelular (colágeno) que induce la formación de la HSP-47, que los fibroblastos reconocen como un estímulo para iniciar la síntesis de nuevo colágeno. En segundo lugar aplican unos micro-impulsos sobre la piel que revitalizan los fibroblastos, proporcionándoles la cantidad de movimiento necesaria para hacerles trabajar de nuevo. Gracias a este “Skin Fitness”, la actividad de estas células de la juventud se restablece, el colágeno y la elastina reviven y comienzan a realizar su función anti-edad. Así, la información llega a las células a través de la piel y desatan reacciones químicas en el interior de los fibroblastos para producir más colágeno y elastina. Es casi como si pusieramos “más cemento en la pared”, consiguiendo un mayor tensado.
Está claro que el envejecimiento es imparable y tenemos que adelantarnos al proceso. Por suerte, con los avances en la ciencia conseguimos novedosos tratamientos con los que frenarlo y combatir la flacidez, yendo directamente al foco del problema.