El lifting japonés, un masaje facial que combina salud y belleza
Cuando estamos estresados siempre atribuimos los síntomas a la espalda, al cuello o al sistema digestivo. Sin embargo, nos olvidamos de una parte de nuestro cuerpo muy importante: la cara. En ella tenemos la sorprendente cantidad de 43 músculos, que nos permiten ver, masticar, respirar y gesticular, y cuyo tono es tan importante como el de los músculos del resto del cuerpo. Se estiran, se contraen, se cansan y se tensan como cualquier otro, además de que acumulan estrés como ocurre en el cuello o la espalda. Por otra parte, su posición, que se adopta con la gesticulación, es determinante también para el aspecto de nuestra piel, siendo en gran medida partícipes, por ejemplo, de las arrugas de expresión.
Por todo esto es enormemente necesario empezar a tomar conciencia de lo importantes que son nuestros músculos faciales tanto para nuestra salud como para retrasar el envejecimiento. Davinia Navarro, de Sesderma, es una experta en una técnica que me ha sorprendido muchísimo, el lifting japonés, ya que nunca me hubiera podido imaginar que un masaje facial pudiera dar tan buenos resultados tanto en belleza como en salud. Realmente el tratamiento, que Davinia no solo aprendió sino que lleva años mejorando y aplicando nuevas técnicas, combina el siatsu con un poco de acupuntura y masaje. Un masaje, eso sí, de movimientos intensos y rápidos, como una gimnasia pasiva para el rostro. El resultado es que sube el músculo y la piel, al estimularse a través de la fricción, genera colágeno y elastina.
Esta técnica comienza con la aplicación de un peeling muy suave, que no provoca descamación pero sí arrastra las células muertas de la piel. Después, se aplica una crema reafirmante que Davinia combina con aceites esenciales, que dependen del tipo de piel o las necesidades del paciente, pero siempre con propiedades tensoras para que la piel acabe el tratamiento lo más tersa posible. El siguiente paso es aplicar técnicas de siatsu, ejerciendo presión en ciertos puntos de la cara, como la reflexología que se realiza en los pies pero en el rostro. De esta manera, se consigue llegar a muchos puntos del cuerpo que están conectados por medio del sistema nervioso, como el corazón, los riñones…
Después se realiza un masaje que depende de la piel de la persona y sus necesidades, además de un masaje drenante. De hecho, después del éste se aconseja beber mucha agua. El paso final del masaje se realiza con la guasha, una asta de buey que pasa siete años enterrada en una tierra especial en China y que absorbe una serie de propiedades muy beneficiosas y que tienen muy buenos resultados en el estiramiento de la piel, que acaba nutrida e hidratada.
Por último, se aplica una máscara de ácido hialurónico, colágeno… aquello que el paciente necesite y, si es necesario, también se realiza acupuntura. Es asombroso como por este medio parece que tratan todo el cuerpo. De hecho, resulta muy recomendable para personas con dolores de cabeza o migraña, bruxismo… ya que relaja muchísimo la tensión.