Los cinco elementos que conforman el universo y nuestro bienestar
Como seguro que ya sabéis, me puede la curiosidad. Ojo, ha sido así desde siempre, y ya si hablamos de cosas que tengan que ver con el bienestar y el equilibrio cuerpo-espíritu, es que no puedo contener las ganas de saber un poquito más. Eso es, precisamente, lo que me ha pasado esta semana, ya que por medio de unos amigos me enteré de que la doctora Sangay Dolma estaría en Madrid esta semana realizando consultas de medicina tradicional tibetana. Sinceramente, era la primera vez que oía hablar de ello y claro, tuve que saber más.
La medicina tradicional tibetana es un método que trata los desequilibrios del cuerpo complementando el conocimiento físico con la astrología tibetana y los rituales tántricos del budismo tibetano. Según la propia doctora Dolma, “es un método holístico que une cuerpo y espíritu y que, sobre todo, está dedicado a la prevención a través de la preservación del equilibrio”. El equilibrio al que se refiere es al de la persona con los cinco elementos que conforman el universo (aire, fuego, agua, tierra y espacio) y que se encuentran presentes en su propio cuerpo. “Estos cinco elementos representan las cinco energías del universo”, explica Dolma. Además, diferencia cuatro etapas diferentes como causa de los desequilibrio.
- La primera son los sentimientos negativos como la ira, el engaño o el apego, lo cual está muy ligado a las bases del budismo y que se manifiestan en forma de estrés y angustia.
- La segunda, es el medio ambiente, comprendiendo esto desde el paso de las estaciones (no podemos negar que a todos nos afecta el cambio del calor al frío) y la relación del ser humano con el entorno natural que habita y del que forma parte. Por ello, dañar el medio ambiente es dañar al propio ser humano.
- La tercera es la relación con los alimentos y el equilibrio entre ellos. Por ello, el método de la doctora Dolma está especialmente indicado para problemas del aparato digestivo.
- La cuarta es el comportamiento. No lo que sentimos nosotros sino nuestra relación con el exterior y nuestra posición ante él.
Para el diagnóstico no utilizan herramientas, sino que se basan en el pulso, la orina, los ojos, la lengua, la piel… “Nos centramos en observar los sentidos para detectar los desequilibrios, ya que son el reflejo de los órganos”, dice la doctora.
Pero, si hay algo que me ha llamado la atención, es el uso de la astrología tibetana, sobre todo por el amplio conocimiento que exige el hecho de utilizarla. “Utilizamos muchas hierbas traídas del Himalaya y es muy importante que cuando se recogen se haga en el momento justo, atendiendo a las constelaciones y a la posición de los planetas, además de usarse en las terapias para saber dónde está corriendo en ese momento la energía del cuerpo”, explica Dolma.
Sin duda, el método que utiliza esta doctora es algo único, y me ha parecido muy interesante que no se autodefinan como una sustitución a nada sino como un método de prevención, una manera de cuidar de nosotros mismos pero de una forma que, desde luego, va más allá de la dieta y el ejercicio. Lo más increíble de esto es que aunque muchas veces parece que pocas cosas quedan que nos puedan sorprender, en el mundo existen muchas cosas que todavía pueden despertar nuestra curiosidad.