Diferencias esenciales entre prebióticos y probióticos
Mucho se habla últimamente del enorme valor que tiene ser conscientes de lo que comemos: que no importan tanto las calorías como los nutrientes, cuáles son las horas correctas para hacer cada comida o, incluso, cuáles son las mejores combinaciones de alimentos para que, al consumirlos, aporten sus máximos beneficios a nuestro organismo. Dentro de esa “alimentación inteligente” dos elementos que no paran de resonar y que cada vez más especialistas recomiendan son los prebióticos y los probióticos, enormemente beneficiosos pero que, a su vez, muchas veces no acabamos de comprender sus diferencias.
El sistema digestivo es, prácticamente, el centro de nuestra salud: por él pasan nuestros alimentos, se desechan los residuos, es en el que se encuentra gran parte de nuestro sistema inmunológico e, incluso, es el primero en verse afectado no solo cuando estamos enfermos sino también cuando atravesamos épocas de estrés. Es precisamente en ese factor de defensa donde intervienen los prebióticos y los probióticos: alimentando y favoreciendo las bacterias beneficiosas que se encuentran en nuestro sistema digestivo para que todo funcione correctamente. Sin embargo, lo hacen de manera distinta.
Los probióticos son bacterias que ingerimos con algunos alimentos y que favorecen la biota intestinal. En definitiva, son organismos vivos que se adhieren a nuestro organismo y que su acción le resulta beneficiosa, ya que al crecer crean una barrera que impide que otras bacterias dañinas puedan adherirse y, en definitiva, son eliminadas. De esta manera, son muy útiles a la hora de prevenir infecciones, enfermedades inflamatorias intestinales (que son terriblemente comunes hoy en día debido a nuestra alimentación), así como el síndrome del intestino irritable, muy relacionado con el estrés. Hay muchos productos que llevan probióticos, sobre todo medicamentos, pero lo cierto es que también están presentes en gran medida en muchos alimentos:
- Yogurt. Además de tener una gran cantidad de calcio, proteínas y ser un alimento muy saciante, es un producto enormemente rico en bacterias beneficiosas para el organismo, sobre todo si escogemos las opciones más naturales y procedentes de leche de cabra u oveja.
- Kéfir. Es un producto que forma parte de la alimentación de muchas culturas desde hace miles de años, pero han sido los estudios más recientes los que han descubierto sus enormes beneficios. Se trata de un lácteo fermentado con levaduras y que resulta similar al queso fresco. En realidad, también existe kéfir de agua, que presenta los mismos microorganismos pero adaptados a medios diferentes.
- Encurtidos. Además de estar buenísimos y ser muy bajos en calorías (sobre todo los pepinillos), gracias a que están conservados en vinagre y sal, aparecen estas bacterias tan beneficiosas.
- Chucrut. Con este plato tan típico de Alemania sucede algo similar a los encurtidos, ya que la col se fermenta en vinagre. Además, es un producto muy fácil de incluir en nuestra dieta, ya que podemos hacerlo en casa fácilmente y es ideal para acompañar muchos platos principales.
Por su parte, los prebióticos son elementos que el organismo no digiere, pero que sirven de alimento para la microbiota intestinal, de tal manera que esta se mantiene fuerte y se favorece su actividad beneficiosa en nuestro organismo. Los más importantes son la inulina y los fructooligosacáridos. Igual que los probióticos, se encuentran presentes en muchos alimentos, por lo que podemos añadirlos a nuestra dieta sin ninguna dificultad:
- Ajo. El ajo, que es tan común en nuestra cocina pero que despierta tantos odios como amores, tiene un gran contenido en inulina. Eso sí, la aprovechamos más si tomamos el ajo en crudo.
- Alcachofas. Este alimento que se incluye en tantas dietas por su altísimo poder depurativo, también contiene muchísima inulina.
- Cebolla. Este producto tan común también es uno de los que mayor cantidad de prebióticos posee, tanto en su versión cruda como cocinada.
- Salvado de trigo. Incluir este tipo de alimentos en nuestra dieta, además de una gran cantidad de fibras e hidratos de carbono integrales, también es rico en prebióticos.