Llegó a ser la número 1 del mundo pero ahora está a punto de sentarse en el banquillo. Arantxa Sánchez Vicario está acusada de los presuntos delitos de alzamiento de bienes, insolvencia punible y estafa de más de siete millones de euros al Banco de Luxemburgo. Ella asegura en una entrevista a 'El País' que se dejó llevar por su exmarido y afirma estar haciendo un esfuerzo económico "brutal".
“Mi vida consiste en trabajar cada día, pagar mis deudas y cuidar de mis hijos gracias también al dinero que me dejan los amigos. Con eso voy tirando”, dice Arantxa Sánchez Vicario.
A 24 horas de sentarse en el banquillo, lanza un grito desesperado: “Rezo mucho y voy a poner una vela para que todo salga bien”. Además, supondrá un reencuentro con su exmarido, Josep Santacana, ambos acusados de presuntamente estafar al Banco de Luxemburgo.
“Estoy como un flan. Un partido a cinco sets. El más largo de mi vida”, decía Arantxa, que asegura vivir la peor pesadilla de su vida y culpa a su ex: “Mi error fue enamorarme. Confié en mi marido y me he visto inmersa en esta situación (…) Siempre me he dedicado al tenis y nunca supe de lo que pasaba. Santancana me arrastró a hacer muchas cosas erróneas”.
Ahora, dice estar haciendo “un esfuerzo económico brutal” que seguirá haciendo “toda la vida” y es que cada mes la mitad de sus ingresos se esfuman: “Es muy injusto con lo que he ganado, no poder vivir del tenis es un golpe muy duro que no me esperaba”.
Eso sí, tiene muy claro que, como en la pista, no tirará la toalla: “Estoy en una etapa dura de la vida, pero el deporte me ha ayudado a enfrentarme a las adversidades, ser fuerte y resiliente”.