Aunque Reyes perdonó muchas cosas a su maltratador, entre ellas insultos y golpes, lo que nunca fue capaz de olvidar fue el día que nació su hijo y los médicos le comunicaron que tenían que intervenirle a vida o muerte. "Mientras que operaban a nuestro hijo, él estaba bebiendo. Cuando regresó y quiso abrazarme... yo le rechacé. Luego no le dejé entrar a verle. Creo que fue la única vez que me impuse", relata Reyes todavía entre lágrimas.