Marisol: "Me sentía protegida, pero lo que estaba haciendo era controlarme"
Marisol conoció a su pareja en una discoteca a través de un amigo. Le gustó su forma de ser y lo mucho que la alababa. "Él me valoraba más que yo a mí misma. Para él era el centro de su vida. Me sentía bien, protegida, querida, me adulaba", explicaba Marisol sobre lo que fue el comienzo de su pesadilla.
Marisol: "Su frase favorita era que no sabía nada más que de leyes"
Todo cambió cuando empezaron a vivir juntos. Él la obligó a dejar de cuidar de su hermano para mudarse con él y su actitud entonces cambió radicalmente. En todos los años anteriores, él se había encargado de animarla y apoyarla para sacarse las oposiciones de Magistrada, pero luego usó el éxito de Marisol para ridiculizarla delante de sus amigos en una clara práctica de acoso moral. Es decir, minar la autoestima poco a poco hasta el punto de que la mujer comienza a creerse las mentiras de su maltratador y a no concebir que la está haciendo daño, lo que se conoce como el Síndrome de la Mujer Maltratada.
Marisol: "Empecé a ver conductas extrañas, como jugar con un cuchillo en mi cuello"
El control ya era total. Pero se acrecentó con la llegada del primer hijo de la pareja. Los celos le consumían y no permitía que Marisol se encargase del bebé, acusándola de "estarle acostumbrando a ser cogido en brazos" cuando lloraba. Él no podía soportar no ser ya el centro de atención de Marisol y por eso abandonó el hogar durante una semana. Volvió cuando Marisol le dijo que quería divorciarse.
Marisol decidió darle una nueva oportunidad. No se atrevía a tomar la decisión de dejarle. Pero entonces empezó a ver cosas extrañas. Ese verano, fue la primera vez que la zarandeó y, aunque le quitó importancia pensando que solo eran nervios, no tenía ni idea de que la situación se volvería muy peligrosa.
Marisol: "Tomé la decisión cuando mi hijo de ocho años me dijo que él no nos quería"
Marisol sabía que tenía que dejarle por ella y por sus hijos, pero el miedo la paralizaba. Él ya no se cortaba en amenazarla incluso delante de los niños y el hijo mayor, con tan solo ocho años, se interpuso muchas veces entre su padre y su madre para evitar las amenazas y agresiones. Un día, le dijo a su madre que él no las quería, y Marisol tomó la decisión.
Sabiendo que decírselo le desquiciaría, Marisol puso a grabar su teléfono para demostrar ante un juzgado que no mentía. Cuando le comunicó que iba a dejarle, él reaccionó agrediéndola y amenazando con matarla.
Marisol: "Lucho por resolver un Trastorno Adaptativo Mixto como secuela del maltrato"
Gracias a las grabaciones que hizo Marisol con su móvil, pudo demostrar que era una mujer maltratada. A pesar de que le condenaron, no entró en la cárcel y solo le impusieron una orden de alejamiento. Una orden que quebrantó (y sigue haciéndolo, según Marisol) muchas veces. Ahora, Marisol lucha por resolver las secuelas que tiene a raíz del maltrato.