María del Castillo era la hija pequeña de la cantaora flamenca Juana Vargas. Su asesinato se llevó por delante la voz y la alegría de su madre, dejó a una familia destrozada y dos niños huérfanos. Una familia muy querida en Lebrija, un pueblo que quedó absolutamente conmocionado y que salió a la calle a protestar enérgicamente.