Sonia Vivas es policía por vocación. De pequeña ya apuntaba maneras interviniendo en conflictos. "Me decían que era la abogada de los pobres", contó en 'Acosados'. Sin embargo, al alcanzar su sueño de formar parte del cuerpo policial, jamás imaginó que se acabaría convirtiendo en una pesadilla.
Después de años trabajando en la policía nocturna, Sonia consiguió ser la primera mujer en entrar en la policía motorizada de Palma, algo por lo que había luchado mucho. Pero algunos de sus compañeros la acosaron "por ser mujer y lesbiana". El resto, participaba siendo cómplice con su silencio.
Tras aguantar insultos y vejaciones, Sonia se marchó del departamento pero siguió sufriendo acoso. "Me fui de la motorizada pero aquello continuó. Hubo momentos malos de estar en la cama. Yo lo pasé muy mal. Hubo momentos en que no quería ir a trabajar. A mí me había fastidiado todo lo que tenía pensado. Un gran número de compañeros me atacaban sabiendo de que lo que estaba diciendo era verdad", explicaba al relatar que al denunciar lo que estaba sufriendo, se hizo un complot en su contra.
Sonia tuvo que batallar también con todos las consecuencias psicológicas que se pueden derivar del acoso. En su caso, sufrió un proceso de bulimia nerviosa. "Me han hecho mucho daño pero siempre he tenido la resilencia para seguir adelante", recordaba.
La policía reveló también algunos duros episodios sobre lo que vivió: "En una ocasión mi moto apareció llena de huevos. Uno de ellos vino, me paró y me dijo que si me había gustado la tortilla".
"Me manipulaban la moto. Me vaciaban la rueda. Todo para hacerme ver que era bajita, que era lesbiana y por eso me tiraban los huevos", relató.
Después de mucho sufrimiento, Sonia se animó a denunciar a sus agresores a pesar de que ello implicaba meterse con familias importantes de policías. A partir de ahí la cosa fue a peor: "Temí por mi vida".