Estamos acostumbrados a que Juan Luis Tena nos sorprenda con las historias que nos muestra cada día en su boletín informativo. Hemos visto situaciones arriesgadas, accidentes, peripecias, acrobacias, locuras e imágenes surrealista, pero a una mujer lavando sus bragas a veinte mil metros de altura, nunca.
Como si estuviera realizando una actividad de lo más normal, una pasajera de un vuelo turístico, lava con mucho cuidado su ropa interior en un vaso de agua que previamente ha pedido a la azafata. La moja, la escurre, la huele con y sin mascarilla, y por si no tuviera bastante, la pone a secar en la salida de aire acondicionado que tiene sobre su asiento.