Un joven de 18 años se baja los pantalones en el interior de una iglesia de Jaén y se atreve a defecar delante de la Virgen. No contento con eso, esparce las heces alrededor del Cristo y en las paredes. Después de asegurarse de que no hay nadie, sale del templo. Afortunadamente, la policía lo ha interceptado y se enfrenta a un delito contra los sentimientos religiosos.
Este no es el único acto vandálico que han cometido dentro de un santuario, pues en Barcelona cuatro jóvenes han entrado en un templo y han robado el Cristo. En Málaga y Huelva también se han dado robos en Iglesias y la Policía ya se ha encargado de hacer justicia.