Lola y Sebastián se casaron y tuvieron cuatro hijos. Los hermanos crecieron felices y fueron una piña durante toda su vida. Sin embargo, tras la muerte repentina del padre de familia, la situación cambió. Su hijo mayor, Juan, culpó a su madre de lo sucedido ya que olvidó darle las pastillas para el corazón en el momento en el que sufría un infarto. Además, la situación de madre e hijo empeoró una semana después cuando su casa fue embargada tras avalar a su hija. La pelea con su hijo Juan y su mujer, Pepa, fue monumental porque no entendían cómo se había dejado engañar. Desde ese día la relación está completamente rota y, aunque Lola trató de contactar con él en varias ocasiones, no obtuvo respuestas. Ahora, Lola necesita reconciliarse con ellos y volver a ser una familia unida.