Elisa tiene un marido que la quiere por encima de cualquier cosa y dos hijos a los que adora. Además, consiguió perder los kilos que durante años complicaban su salud y le causaban múltiples dolores e inseguridades. Sin embargo, tras someterse a una reducción de estómago, sus hábitos alimenticios y su carácter cambiaron drásticamente.
Elisa dejó de alimentarse correctamente y sus familiares empezaron a preocuparse. Sumida en una profunda tristeza, estallaba cada vez que alguien le insinuaba que tenía que ir al médico. Ahora es consciente de que necesita ayuda y sabe que debe ponerse en manos de profesionales. Afirma que quiere ser de nuevo la que era antes y dejar de ocultar la verdad: “Quiero ponerme en manos de los médicos y superarlo contigo”.