Carlota Corredera ha abierto su corazón en ‘Volverte a ver’ y nos ha contado quién hay detrás del rostro que vemos por televisión. “Soy una niña de 46 años que creció en Vigo en una familia absolutamente feliz, mis padres eran una pareja maravillosa”, le ha contado a Carlos Sobera.
La presentadora de ‘Sálvame’ ha hablado sobre lo feliz que fue en su infancia, pero también sobre los dos momentos más duros de su vida: cuando fallecieron su padre y su hermano pequeño. Describe a su padre como “una persona excepcional”, alguien que le dejó “un libro de instrucciones para la vida” y a quien echa muchísimo de menos. “Habría sido un abuelo excepcional”, dice, emocionada.
Poco después del fallecimiento de su padre, la familia de Carlota Corredera sufre otra desgracia: su hermano pequeño pierde la vida con solo 18 años. No quiere ahondar en detalles, pero sí ha contado que ahora puede hablar de él. “Durante mucho tiempo yo a mi hermano ni lo nombraba”, dijo. Era debido al dolor que sentía, que incluso hacía que le faltara el aire. Ahora cuando se refiere a ambos lo entiende como una forma de sentirles cerca.
Si la familia de Carlota y ella misma pudo seguir adelante tras esa “bajada a los infiernos”, como ella misma describe, es gracias a una persona: su madre, Elisa. “Si hoy yo estoy aquí y puedo hablar con cariño y sin resentimiento de todo lo que se vivió en mi casa es porque tengo unos padres excepcionales, pero siempre hay que reconocer que la que se quedó aquí y la que nos sacó adelante fue mi madre. Es mi diosa”, relató la presentadora.
Carlota opina que, aunque haya desgracias en la vida, hay que tener esperanza. “Después de algo tan duro se puede volver a ser feliz”, opinó. Para ilustrar esto recuerda una escena: “Después de fallecer mi hermano, mi madre, destrozada, se puso de pie, levantó la persiana y dijo que teníamos que seguir viviendo”. “Yo lo que soy se lo debo a ella”, acaba.
David es un gran amigo de Carlota Corredera. El joven ha pasado un mal año y la presentadora ha querido darle una sorpresa en ‘Volverte a ver’ para animarle, pero también para hacerle una propuesta: ¡trabajar con ella!