Ya estuvo a punto hacerlo cuando, enajenado por el delirio, le arrojó por el acantilado. Pero ahora, Nemo ha ha tomado la decisión totalmente consciente de acabar con Mario Mendoza al darse cuenta de que colabora en secreto con la policía para derrotarle y acabar con su poder en Oeste para siempre.
Tras ser puesto en libertad después de que Lara le pidiese a su padre que moviera sus hilos para que el demandante de Mario retirase su querella y poder salir de prisión, Ferro le captura y le lleva hasta donde está su jefe.
Lejos de acabar con él para siempre y después de descubrir que Mario le había ayudado a salir de prisión, Nemo Bandeira trata de hacerle ver lo mucho que le ha querido siempre y lo arrepentido que está de todo el daño que ha podido hacerle.
Mario, tras escuchar la promesa que le hace Nemo de darles su bendición a él y a Lara y entregarle la empresa por la que siempre ha luchado, se funde en un largo abrazo con el que hasta hace poco tiempo había ejercido de padre.