Tras las protestas de muchas de las madres de hijos muertos por culpa de la droga, el Estado tenía que reaccionar. “El miedo era lo que reinaba porque el Estado estaba ausente, estábamos al filo de la navaja, o lo hacías o no lo hacías. Si no lo hacías la expansión del cáncer era obvia. ‘La operación Nécora’ fue el momento en el que teníamos que actuar porque de no hacerlo hubiéramos llegado muy tarde”, asegura Baltasar Garzón.