Soledad... ¿amiga o enemiga?
Cerca de 800.000 mujeres mayores en España viven y se sienten solas. La soledad no buscada puede convertirse en un problema, incluso, de salud
Cuando a la carencia de compañía se le suma el sentimiento subjetivo de soledad, encontramos un problema de salud pública que desencadena sufrimiento y exclusión social. Hay que buscar soluciones, nuestros mayores merecen un envejecimiento saludable física y emocionalmente.
La soledad deseada y elegida contribuye a un crecimiento personal. Pero cuando es ajena a la voluntad, puede ser objetiva, mujeres aisladas socialmente, con escasez de relaciones interpersonales; o subjetiva, la mujer percibe que sus necesidades sociales no están cubiertas, ni en cantidad ni en calidad. La soledad, en ese caso, provoca tristeza, vergüenza y desesperación.
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¿Qué es el edadismo?
Se trata de la discriminación hacia las personas mayores por considerarlas carentes de valor, devaluándolas por su edad y relegándolas a papeles pasivos. Muchos mayores de 65 años se ven condenados a la invisibilidad y a la dependencia. La gente mayor ‘no quiere ser una carga, ni molestar’, un sentimiento de culpabilidad derivado de la discriminación que viven, porque la sociedad las trata como niños, quitándoles su capacidad de decidir y empeorando su vida.
Cómo gestionar la soledad
La soledad no es una enfermedad, es un sentimiento que, con las herramientas adecuadas, puede no vivirse desde el drama. Muchos estereotipos culturales la vinculan al fracaso social y vital, pero el simple hecho de vivir sola, independientemente de las razones, aumenta la probabilidad de sentir soledad.
Para quienes vivir en compañía ha sido prioritario, fechas como Navidad, día de la madre o del padre, aniversarios o cumpleaños pueden provocar sentimientos de frustración y tristeza, decaimiento y ansiedad. Para evitarlo, los especialistas recomiendan exteriorizar estas sensaciones, hablar con amigos y ver si esa actitud es quizá muy subjetiva y extremista. Hay que trabajar en el amor a uno mismo, cuidarse, quererse, aprender a disfrutar de tiempo en soledad y de conexión con una misma.
Más vale prevenir: Podemos acudir a proyectos de acompañamiento afectivo, compañía telefónica, relaciones vecinales, de voluntariado, informándonos en nuestro ayuntamiento. Apuesta por la proximidad, asociaciones en el barrio, porque la relación de tú a tú da más sentido a la amistad.
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