Aunque parezca difícil de creer, todavía hay personas e incluso organizaciones que tratan la homosexualidad como una enfermedad para la que se crean terapias de curación.
Nuestro compañero Adolfo se ha sometido a un “taller para curar la homosexualidad” en el que el “paciente” es sometido a una especie de exorcismo en el que aseguran poder ayudarle a “escapar del desequilibrio”.