El pasado martes 22 de marzo, Isabel Pantoja veía convertirse en realidad una de sus peores pesadillas: volver a sentarse en el banquillo de los acusados frete a un juez. La cantante acudía a los juzgados de Málaga para declarar sobre un presunto delito de insolvencia punible.
A su llegada, la prensa se apostaba en la entrada y captaba la desolación y abatimiento de la cantante: "Estaba completamente abatida, apenas podía llegar pisando el suelo por la cantidad de personas que había en la puerta de los juzgados".
Una vez delante del juez, y completamente derrumbada, Isabel Pantoja sacaba la cara por su hermano Agustín asegurando que es la única persona en la que confía plenamente y negando las acusaciones vertidas sobre ella: "Yo intenté vender la finca de 'Mi gitana' para hacer frente a los pagos, para que quedara todo liquidado".
A la salida de su comparecencia, un equipo de 'Viva la vida' capitaneado por Diego Arrabal y por José Antonio Avilés seguía el coche de los hermanos Pantoja hasta el lugar en el que se reunían con su abogado. Tal y como han podido averiguar los colaboradores, Isabel Pantoja le habría pedido a su letrado que empezara las negociaciones con el abogado de su hijo para vender la finca Cantora y así poder hacer frente a sus deudas y abandonar España.