Alfonso Egea pone contra las cuerdas a una okupa que ataca a martillazos a sus vecinos: "Permítame que no le crea"

  • Alfonso Egea, a la okupa: "Si a usted la están acosando los vecinos, ¿por qué su puerta está impoluta y la de sus vecinos con hachazos?"

  • La okupa señala a los vecinos diciendo que el portal huele a "cocaína quemada, a formol" y la reportera lo niega en directo: "No huele"

  • Alfonso Egea pregunta por qué no llamó a la policía tras haber visto supuestamente un cadáver en el edificio. La okupa contesta: "No me dejan llamar"

'Vamos a ver' se desplaza hasta Valladolid para mostrar el infierno que viven los vecinos de un edificio que sufren ataques diarios por una familia de okupas, son amenazados y tienen las puertas de sus domicilios marcadas por golpes brutales realizados por un martillo o hacha. Además, nuestra reportera ha podido hablar con la okupa que presuntamente ha reaalizado los delitos.

Destrozan las ventanas de las viviendas, abre la puerta del portal, permíten que la gente acceda al edificio y golpean las puertas de sus vecinos con un martillo, destrozando por completo el material de madera y la cerradura. La reportera se encuentra con una de las okupas en el acceso del edificio y ésta da su versión: "No sé de qué son esos hachazos en la puerta, una vez vino la policía diciendo que habíamos puesto una escalera...".

Sin embargo, el momento más llamativo llega cuando la mujer le enseña a la periodista una imagen muy poco aclaratoria. La reportera le dice extrañada: "¿Esto qué es?". A lo que la mujer okupa dice: "¿Tú que crees? Si lo agrandas, mucha gente lo ha visto, es el cuerpo de una persona muerta". Al decir esto, la periodista no da crédito con las palabras de la entrevistada: "¿Un cuerpo de una persona muerta? ¿Dónde?".

La entrevista de la mujer okupa que ataca a hachazos la puerta de sus vecinos

Durante el directo con Alfonso Egea, la mujer okupa prefiere esconderse tras la puerta de su casa y responder a las preguntas sobre las acusaciones que le han vertido acerca de los hachazos en las puertas de sus vecinos: "Lo niego absolutamente todo. Esto viene de hace tres años cuando se mudaron aquí... yo me operé de una catarata, la del piso de abajo se lo vendió a una señora que estuvieron haciendo obras".

Al ver que no responde con claridad, la periodista insiste: "Tú niegas todo, pero vemos que hay unos martillazos en las puertas". Entonces, señala a su propia hija: "Mi hija reconoció en el juzgado de menores que dio los martillazos porque le decían los abogados que se acogiera al derecho a no declarar. Si le iban a poner vigilancia, ella quería contarlo todo, pero le dijeron que no lo contara todo".

La periodista, sin entender los motivos, pregunta: "¿Cómo se llega al punto de bajar a dar martillazos de la puerta de un vecino?". A lo que la okupa contesta: "Ella aprovechó que yo estaba dormida, yo he tenido dos infartos por estos señores, llevan persiguiéndonos desde que entró el señor del piso de abajo. Luego me he enterado que el otro señor había tenido problemas en otra comunidad y viene de Parque Sol, que no es una zona de gente humilde".

La mujer, con paños tirados en la parte baja de su puerta, dice: "Los tengo por los olores que hay, no sé si sabes cómo se fabrica la cocaína, pero la cocaína normalmente está adulterada... a cocaína quemada, huele a formol o ácido formólico". Al hacer esta acusación tan grave, la periodista Mar es clara: "No huele". Al decir esto, Alfonso Egea es claro con la entrevistada: "Si ella dice que no huele, permítame que tenga que creer a ella".

El presentador quiere solucionar una duda: "Lo de los martillazos. Si a usted la están acosando los vecinos, ¿por qué su puerta está impoluta, a usted no le ha pasado nada y a sus vecinos sí?". Tras esto, la okupa contesta: "A mí me han intentado apalancar la puerta, he tenido que llamar dos veces a la policía, han entrado en mi casa y me han dejado de regalitos hojas de cocaína".

Por último, sobre el supuesto cadáver, Egea le dice que no hay notificada ninguna muerte o desaparición y, de haber visto al fallecido, por qué no ha llamado a la policía para notificarlo. Ella, sin ser clara, termina: "No me dejan llamar a la policía...".

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