2014 supuso un punto de inflexión en la vida de Rosa Benito. Meses después de divorciarse de Amador Mohedano, la que fuera colaboradora de ‘Sálvame’ quiso romper con todo y dar un giro radical a su vida.
Quería vivir y dejar todo lo negativo atrás. Por ello, la madre de Rosario Mohedano se decidió a peregrinar a la catedral de Santiago de Compostela y lo hizo en una sección de ‘Sábado Deluxe’ a la que se le llamó ‘El camino de Rosa’.
Toda una experiencia en la que vimos a la colaboradora como nunca la habíamos visto antes. Estaba feliz, cansada de andar decenas de kilómetros, para que engañarnos, pero fue una experiencia tan enriquecedora que quiso grabársela para siempre en su piel.
Retrocedemos ocho años, hasta 2014, para recordar cuál fue el tatuaje que se hizo la ahora colaboradora de ‘Ya es mediodía’ durante el Camino de Santiago. Una señal que quiso grabar en su piel para recordar para siempre el momento en que cambió su vida.
En una de sus paradas durante el Camino de Santiago, Rosa Benito acudió a un estudio de tatuajes, ya que quería recordar para siempre aquella experiencia que le permitió vivir el programa ‘Sábado Deluxe’.
Sin pensárselo dos veces, la por entonces colaboradora de ‘Sálvame’ entró en el establecimiento, muy dispuesta a llenar su piel de tinta: “Quería hacerme la cruz de Santiago”, le dijo Rosa Benito al tatuador.
Tenía ganas de que su piel se convirtiera en un lienzo por un momento, pero, aún así, no podía ocultar que le daba un poco de miedo: “Soy muy cobarde al dolor, ¿duele mucho?”, preguntó la colaboradora antes de ponerse en manos del profesional.
Rosa Benito sabía muy bien lo que quería: “Una cruz de Santiago que no soy muy historiada, la quiero sencilla, chiquitita”, dijo la mujer que se había divorciado de Amador Mohedano tan solo unos meses antes.
No estaba preparada tatuarse, o, al menos, eso le dijo al tatuador peor, aún así, ella se armó de coraje y se lanzó a tintarse la piel al grito de “no hay dolor”. A pesar de su frase para empoderarse, sí había algo de molestia y sus caras lo decían todo.
Eso sí, aunque lo pasó un poco mal con los pinchazos, la colaboradora quedó encantada con su tatuaje, una cruz de Santiago de color roja, acompañada por dos números con mucho significado para ella: el 2, por Juan Pablo II y el 11, que para ella muy importante.
“Bueno, cuando lo vean mis hijos… les va a dar un patatús”, dijo Rosa Benito, acordándose de Rosario Mohedano y sus otros retoños. “Me encanta, me gusta mucho”, le dijo al tatuador antes de abandonar el establecimiento.
De aquel momentazo han pasado ya ocho años, ya que tuvo lugar en el mes de septiembre de 2014 y en ‘Unplugged’ hemos rescatado las imágenes para que las veas en el vídeo que encabeza esta noticia.