Nunca creímos que daría tanto de sí un control de la Guardia Civil e imaginamos que lo mismo pensó aquel sufrido agente antes de dar el alto al joven valenciano. Nada más bajarse del coche lanzó la que sería la primera parte de su pregón. Con su "Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley" se presentó Ares ante las cámaras. El agente con solo oír esto ya sabía que tenía por delante trabajo del bueno.
Sin ningún tipo de filtro y entre carcajadas nerviosas, el joven hizo un show sin precedentes a la hora de someterse al test de alcoholemia. Las veces que hubo que repetir esa prueba solo Dios las sabe porque el muchacho no lograba entender el concepto de soplar ininterrumpidamente. Lo intentaba, pero siempre acababa metiendo más aire del debido y esto obligaba a empezar desde cero. El no atinar le tenía al borde del "flash", pero aún sin aire el joven no podía parar de hablar.
Así es como descubrimos que se había peleado con una pared y tenía de esa guisa "la mano como una patata" o sus intenciones de hacer después una parada a "unos bungalows" para seguir la marcha. Y terminado aquel discurso impagable daba otro fallido soplido.
De intentona en intentona llegábamos así al momento álgido de aquella secuencia. Y es que antes de coger de nuevo aire, Ares lanzó su particular grito de desesperación al estilo 'Braveheart' convirtiéndose en un fenómeno instantáneo en las redes sociales. El legendario "Pim, pam, toma Lacasitos" se hizo un himno generacional en una escena tan dantesca como imposible de olvidar.