'Nadie es perfecto' fue la batalla veraniega del 2007 entre 'guapos' y 'cerebritos'

telecinco.es 05/07/2018 12:18

El calor del verano de hace 11 años nos llevó a concebir un programa fresquísimo que iba más allá de la convivencia del reality común. 'Nadie es perfecto' era un experimento sociológico y un poco científico para demostrar quién tenía más habilidades para sobrevivir en la sociedad entre dos equipos: los guapos y los cerebritos.

Este tópico que 'a priori' podía parecer fácil de responder venía a ser mucho más complejo y a la par que sorprendente. Ahora que se cumplen 11 años de su estreno era justo que recordásemos las claves que formaron parte de aquel experimento colectivo:

Las reglas del juego

Como si fuera una ensalada teníamos varios ingredientes mezclados en un mismo reality. La ambición de aquel verano era desmedida. Para ello dividieron a los guapos y listos en dos equipos. En total eran seis concursantes (tres hombres y tres mujeres). Un tótum revolútum en el que todos los integrantes tenían que entrenar duro las habilidades físicas y las intelectuales a lo largo de la semana para el jueves de gala demostrar múltiples progresos.

La 'complejidad' de las pruebas

El equilibro entre el cuerpo y la mente lo definían una serie de pruebas a las que sometían a los valientes concursantes. Estas nos dieron épicos momentazos televisivos porque aquellos supervivientes sociales tenían que saber moverse con gracia al ritmo de la música, hacer una simple voltereta, demostrar pericia en distintas gymkanas, agilidad física y mental (en cueros) y, además un mínimo (muy muy mínimo) de culturilla general. Y aquí pudimos vivir momentos muy surrealistas para nuestra alegría. Con decir que los perdedores tenían como castigo una ducha erótica y fría ya era una buena señal de lo que se nos avecinaba con aquel programa.

El extra de la convivencia

Un buen reality nos tenía que dejar colarnos un poco en la intimidad de los concursantes. Para ello se habilitó una mansión con zonas comunes para que los alumnos estudiaran y también disfrutaran del tiempo libre. Lo mejor de todo era que que veíamos en directo los entrenamientos y, ¡también los oponentes! y así no había duda de cuáles eran los puntos débiles de los rivales.

Para las noches se estrechaban todavía más los lazos. Todos dormían juntos en la misma habitación en dos grandes camas (una por cada equipo). Nunca se vieron ambos grupos en una situación igual. No era de extrañar que las galas terminasen con una ducha bien fría...

La paciencia de Jesús Vázquez

Aunque en materia de paciencia Jesús Vázquez hizo su máster con la fauna de 'Hotel Glam', el presentador tuvo que hacer una gran labor de contención para disimular su asombro con aquellos concursantes. Y es que confundir a María Teresa Fernández de la Vega con la Madre Teresa de Calcula o no saber ni siquiera la tabla del uno era para que al divertido Vázquez le diera mínimo un parraque.

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