El vértigo de un trampolín a diez metros del agua no frenó al veterano Fortu. El cantante de heavy metal se enfundó el bañador en 2013 y fue uno de los grandes descubrimientos de 'Mira Quién Salta', así como su relación especial con la ahora concursante de 'Supervivientes.
Lydia Lozano, también aficionada por aquella época a los saltos en piscina, fue la primera en bautizarles como pareja del concurso y a partir de ahí fue de lo más habitual encontrarles tanto dentro como fuera del plató abrazados y haciéndose arrumacos. Su complicidad era tan manifiesta que hasta el mismo miembro del jurado, Boris Izaguirre, definió sus momentos como los "saltos del amor".
Para Fortu no podía haber mejor compañera y se deshacía en halagos siempre que podía para gritar a los cuatro vientos lo buena persona que era la peluquera. Lejos de las confrontaciones que ahora vive esta en Honduras, allí Raquel respiró, además de cloro, mucha paz para lo que se encontraría después en Cayos Cochinos. Y es que en 'Mira Quién Salta', además de tener un trampolín de vértigo y muchos nervios también estábamos ante una buena escuela para ver grandes retos y sobre todo buen rollo. Un remanso de mucha agua y también de paz con los compañeros.
Allí, si Fortu se ponía 'cariñosón', tenía cerca a su Mosquera, que se dejaba querer y le terminaba dando la ración de mimos correspondiente. Una táctica que el cantante ahora intenta emplear a base de ritmo, diversión y recetas para convertirse en el mejor anfitrión y conquistar principalmente a la gran Antonia Dell' Atte en 'Ven a cenar conmigo: Gourmet edition', Hay que decir que esa es una hazaña que todavía no le ha dado al cantante los resultados esperados.
Y volviendo al tema, aunque España entera quería que Raquel Mosquera tuviese un corazón heavy metal y Fortu no dudó para ello en robarle algún que otro beso para ver si se hacía el sueño realidad, al final todo quedó reducido a una bonita amistad que nació a base de saltos.