Si ahora vemos a una Amal firme y segura de sí misma, con 18 años llegaba hecha un flan al casting de ‘Mujeres y hombres y viceversa’. Tenía ganas de enamorarse y la joven dejó claro que había puesto sus ojos en Óliver, el tronista que reinaba en el programa por aquel entonces.
Su imagen era totalmente diferente a la que estamos viendo en el trono de Santana. A diferencia del pelazo liso que luce ahora, a los 18 años prefería presumir de melena rizada y salvaje, acondicionada con un poco de espuma. Era una princesa de barrio y sus enormes aros y el piercing del labio lo dejaban claro.
En su primera vez delante de una cámara, Amal estaba muy nerviosa, casi no podía articular palabra e intentaba camuflar su inseguridad a golpe de risas. “Me defino mazo de mal”. “Soy impulsiva y no sé qué más, me río mucho”, añadió cuando los nervios le permitieron.
Por aquel entonces no tenía muy claro a lo que quería dedicarse. Si ahora vemos que es una supermamá polifacética que estudia, trabaja y además acude a clases de inglés, en 2010 la pretendienta explicó en la prueba de cámara que había dejado a medias un curso de maquillaje e insinuaba que no tenía claro qué es lo que quería hacer con su vida.
La Amal de ahora está de lo más feliz en su papel como madre y se le cae la baba cada vez que habla de sus dos pequeñas. Pero en 2010 lo más cerca que estaba de un niño era cuando cuidaba de ellos en los campamentos de verano: “En junio empiezo un campamento con niños. Pa’ cuidarlos y eso”.
¡En 'Unplugged' hemos recuperado su casting íntegro! Si quieres verlo, dale al play al vídeo que encabeza esta noticia.
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